Название: Desde la capital de la República
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788491344094
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Celebrado a partir del 31 de agosto, a poco más de un mes del comienzo de la guerra civil española, el Primer Congreso Mundial de la Juventud sirvió a las organizaciones juveniles que luchaban junto al gobierno republicano para presentar su primera «defensa» de la República. La delegación española, con más de 20 miembros, incluyó 8 militantes de la FIJL y 1 de la Juventud Nacionalista Vasca, aunque estas organizaciones no eran miembros del Frente de la Juventud, además de 3 miembros de la Comisión de Unificación entre la FJS y la UJCE, dos de la JUR, uno de la FCDO y otro de la UFEH, entre otros.35 La British Youth Peace Assembly informó de que «se produjo una gran conmoción por la entrada de 13 delegados más de España, que habían llegado recién del frente de Cataluña y venían uniformados». Manuel Vidal, presidente de la delegación, subrayó la «acogida entusiasta, fervorosa» que el congreso les dio, mientras que otro de los miembros de la delegación, Eugenio Imaz, escribió que los delegados al congreso «no tuvieron reparo en acercarse, en intimar con esos terribles incendiarios de iglesias que éramos nosotros, según la insinuación perseverante de los filofascistas [...]. Y nos escribieron cartas fervorosas de adhesión y hasta hicieron colectas».36
La delegación española destacó el apoyo de jóvenes españoles de diferentes tendencias políticas al gobierno republicano. Consciente de la información que llegaba al extranjero, planteó que la República luchaba «por el orden», la libertad y la cultura, y destacó su respeto por todas las religiones, a la vez que lamentó que hubiera gobiernos europeos que estuvieran permitiendo que sus ciudadanos ayudasen a los rebeldes. Henri Rolin, que actuaba como presidente del congreso, intervino diciendo que había realizado un discurso que se salía de los objetivos de aquel pero que era explicable por la situación que vivían. Y tanto en esta intervención como en la clausura del congreso expresó su deseo de que acabase la guerra en España y de que se «reconciliasen» todas las tendencias existentes.37
A partir del Congreso de Ginebra la solidaridad juvenil con la República se acrecentó: el 6 de septiembre, en la misma Ginebra y tras oír el informe presentado por los delegados españoles, se reunieron un centenar de congresistas de «juventudes socialistas, comunistas, anarquistas y otras» que representaban a 13 países y 33 organizaciones. Decidieron crear comités de ayuda locales y nacionales que agrupasen a todas las organizaciones juveniles que quisieran participar, dando así origen a comités juveniles de ayuda a la República en diferentes lugares; pedir a la Internacional Juvenil Socialista y a la Comunista que organizaran conjuntamente la solidaridad; y, cuando hacía pocos días que se había establecido la política de no intervención, presionar a los gobiernos de sus respectivos países para que cesase el bloqueo a la República y el envío de material a los sublevados. Procedente de Ginebra, una comisión juvenil formada por delegados de organizaciones juveniles americanas –un cubano, tres canadienses y seis estadounidenses– visitó Barcelona y Madrid y llevó al surgimiento de comités juveniles de ayuda en países como Estados Unidos, Canadá, Cuba y México.38
Las organizaciones juveniles españolas convocaron una «Conferencia Europea de la Juventud sobre los sucesos de España»,39 que se celebró en París el 19 de diciembre de 1936. En ella participaron representantes de más de 100 organizaciones juveniles, tanto internacionales como representantes de 23 países, incluyendo algunos extraeuropeos como Cuba o Estados Unidos. Representaban un amplio espectro ideológico y religioso, aunque predominaban las organizaciones socialistas y comunistas y, entre las organizaciones religiosas, las protestantes. Jóvenes españoles de diferentes organizaciones presentaron seis informes que trataban los temas más controvertidos a los que hacía frente el gobierno republicano: su posición internacional y la postura de los demás países hacia él, la cuestión nacional, el problema agrario, la educación, la formación del ejército republicano, y la cuestión religiosa. Los informes y la resolución aprobada hicieron hincapié en el carácter democrático del gobierno republicano y de los objetivos de su lucha. Mientras que las Juventudes Libertarias consideraron que la conferencia representó las posiciones de republicanos y socialistas, la JSU planteó que «los jóvenes del mundo, sin distinción de ideologías», querían ayudar a la República y que la «unidad de la juventud española» en el Frente de la Juventud se había considerado «el camino a seguir».40
En una segunda reunión, celebrada al día siguiente, se decidió formar la Comisión Internacional de la Juventud por la España Republicana, conocida como Comité de París, con el objetivo de «coordinar el trabajo de ayuda directa y de información». La importancia que le daban los políticos republicanos a esta acción internacional de los jóvenes se reflejó en que el gobierno subvencionó al representante del Frente de la Juventud estatal en esta comisión, mientras que la Generalitat hizo lo mismo con el Frente de la Juventud de Cataluña y, aunque no sabemos el resultado, se intentó gestionar que el gobierno vasco subvencionara al representante del Frente de la Juventud Vasca.41
Así, se sucedieron también viajes de miembros de organizaciones juveniles a España y de delegaciones juveniles españolas al extranjero, dando mítines y recogiendo fondos. Ya en marzo de 1937 se había anunciado que viajaba hacia París el profesor Gregorio Bergman, presidente de honor del RME y representante en éste de la Federación Universitaria Argentina. Una delegación juvenil española viajó a Estados Unidos, donde recolectó 18.000 dólares en mítines organizados por la American Student Union (Unión de Estudiantes Estadounidenses (ASU). El movimiento de solidaridad con la República se había extendido hacia América y Asia-Oceanía, especialmente a través de las Uniones Nacionales de Estudiantes, como en Costa Rica, Indonesia, India, Puerto Rico o China.42
En 1937, la ASU pidió al gobierno norteamericano que aplicara sanciones a los países agresores. En 1938, renunció al desarme y planteó que había que favorecer el rearme de su gobierno para defender la democracia, tras un debate entre aislamiento y seguridad colectiva que se había iniciado con la invasión italiana de Etiopía. La decisión de la ASU hizo que se formaron dos bloques en el movimiento pacifista estadounidense: los liberales y comunistas la apoyaron, mientras que aislacionistas, trotskistas, socialistas y pacifistas «puros» se opusieron y formaron el Comité Juvenil contra la Guerra. También en 1938, la Oxford Student Union anuló su «Juramento», adoptando una resolución que decía que «esta asociación defiende la alianza de las naciones pacifistas y está dispuesta a hacer la guerra contra la invasión fascista». Se abría paso la idea de que, en ciertas circunstancias, había que recurrir a la guerra para defender la paz.43
La Alianza Juvenil Antifascista fue la que representó a la «juventud española» en el Segundo Congreso Mundial, que se celebró en Nueva York entre el 16 y el 23 de agosto de 1938. Alianza lo definió como «congreso de unidad de todos los jóvenes para la defensa de la paz mundial», identificada con la «lucha contra los agresores, contra los fascistas que quieren destruir nuestra patria», por lo que la juventud española debía apoyar el congreso y defender su unidad, mientras que los adultos pidieron a los jóvenes que explicaran en Nueva York que en España se estaba defendiendo la paz con las armas porque no se podía hacer otra cosa, idea en la que coincidieron Ramón Lamoneda (PSOE), y Mariano Vázquez y Segundo Blanco (CNT), en entrevistas realizadas por el mismo periódico. СКАЧАТЬ