Название: Desde la capital de la República
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9788491344094
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El primer congreso aprobó un llamamiento a la juventud del mundo en que se destacaba la variedad de tendencias presentes, unidas por el deseo común de vivir en paz y «evitar la guerra a nuestra generación», y se pedía la unidad internacional de la juventud para defender la paz.57 Frente al carácter general de este llamamiento, en el segundo congreso se aprobó el llamado «Pacto por la Paz de Vassar College», por el lugar en que se reunía el congreso, que fue firmado por los representantes de 48 de los estados y territorios coloniales presentes. Condenaba toda guerra de agresión dirigida contra la independencia o la integridad de un Estado y los bombardeos de ciudades y poblaciones civiles. Los firmantes se comprometían a presionar para que sus respectivos gobiernos colaboraran para prevenir y/o detener las agresiones, ayudaran de forma efectiva a las víctimas y no suministraran ni material bélico ni ayuda financiera al agresor, y a «hacer todo lo que esté en nuestro poder para garantizar que la juventud de nuestros países nunca participará en ninguna guerra de agresión contra otros estados», en lo que parece una reelaboración del Juramento de Oxford adaptado a las nuevas circunstancias.58
En la delegación norteamericana se formó un bloque minoritario contrario a las sanciones gubernamentales, considerando que «llevaban a guerras para preservar el statu quo», y el pacto fue firmado por el presidente de la delegación en nombre de la mayoría, pero lo rechazaron nueve organizaciones, entre ellas, el Consejo Nacional de la Juventud Metodista, el Comité Juvenil contra la Guerra y la Liga de Jóvenes Socialistas. Así, se dijo que los «socialistas europeos se separaron de sus jóvenes camaradas de Estados Unidos para apoyar la seguridad colectiva».59
Y, efectivamente, en la mayoría de las organizaciones, del pacifismo y el antimilitarismo se pasó al antifascismo, al rechazo a la política de apaciguamiento de los dictadores y a la defensa del rearme de las potencias democráticas, y de la oposición a toda guerra a la distinción entre guerras justas y guerras injustas. Se mantendría un «pacifismo puro» residual, que se extendió, por ejemplo, en Estados Unidos o los países neutrales europeos, por lo menos hasta 1941. Con el comienzo de la Segunda Guerra Mundial los socialistas de la Universidad de Berkeley defendieron que lo más importante era mantener a EEUU fuera de la guerra; el American Youth Congress giró también hacia posiciones aislacionistas; y la ASU definió el conflicto recién iniciado como imperialista, como hicieron todas las organizaciones comunistas, pero también algunas organizaciones socialistas europeas de los países neutrales hasta la generalización de la guerra.60
EL FRACASO DE LOS PACIFISMOS
Y DE LA «UNIDAD DE LA JUVENTUD»
Algunos obispos suizos acusaron al Primer Congreso Mundial de la Juventud de ser una «empresa comunista subrepticia». Estos ataques se intensificaron con la extensión de las tensiones internacionales y, de cara al segundo congreso, insistieron en ello Alemania e Italia, la Iglesia Católica y los Boy Scouts de Estados Unidos, aunque eso no impidió que participaran organizaciones católicas y scouts. Probablemente esta acusación estaba relacionada con la campaña en contra de la Sociedad de Naciones, definida como «agente del comunismo internacional», realizada por los países autoritarios y fascistas y que se vinculaba al uso del organismo internacional como «caja de resonancia» por parte de los países atacados, su negativa a reconocer al Estado títere japonés de Manchukuo en China y la ocupación italiana de Etiopía, y sus críticas a la política expansionista de la Alemania nazi.61
También el American Youth Congress fue acusado de comunista, especialmente por algunos sectores del Partido Republicano, aunque sus propuestas y reivindicaciones no eran para nada comunistas, aunque sí radicalmente democráticas,62 y suponían un claro apoyo a las políticas hacia la juventud del New Deal de Franklin D. Roosevelt, representadas por la Administración Nacional de la Juventud, que se puso como modelo para otros países en el segundo congreso.63 En los países en que los organismos unitarios formados al calor del Movimiento del Congreso Mundial de la juventud tuvieron más importancia, como Canadá, Estados Unidos o Gran Bretaña, la influencia comunista parece que ni siquiera fue importante.64
Como escribió Eleanor Roosevelt, las propuestas del Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud eran «bastante sensatas y serenas, quizá algo idealistas y verdaderamente muy optimistas».65 Defendieron, entre otras cosas, unas políticas del bienestar y un proceso de descolonización que se desarrollarían después de la Segunda Guerra Mundial, y un aumento del papel de los organismos internacionales, que sigue desarrollándose, y generando tensiones, desde entonces.
Especialmente idealista y optimista era su objetivo de mantener la paz: probablemente ni todo el esfuerzo posible de las organizaciones juveniles participantes hubiera impedido la nueva conflagración mundial, en la que influían muchos otros intereses y actores más poderosos. En el último semestre de 1938 –cuando el movimiento logró su mayor expansión y organización– era probablemente demasiado tarde para lograr su principal objetivo. Menos de un mes después del segundo congreso, Gran Bretaña y Francia entregaron a Hitler Checoslovaquia con el Pacto de Múnich. Al año siguiente, la República Española fue finalmente derrotada y la URSS realizó su segundo «gran viraje» de la década con la firma del pacto germano-soviético. Así, si la Guerra de España consumió a las organizaciones juveniles españolas, que llegaron al final del conflicto completamente divididas, tampoco el movimiento juvenil internacional unitario, solidario, antifascista y pacifista que se había desarrollado junto con ellas sobrevivió.
En último término, el Movimiento del Congreso Mundial de la Juventud representó a lo que fue posteriormente la gran coalición vencedora de la Segunda Guerra Mundial y se desintegraría igual de rápidamente que ésta. Cuando se recuperó la idea de coordinar internacionalmente a la juventud tras la nueva conflagración mundial se hizo bajo el influjo de la guerra fría y el movimiento juvenil reflejó esta división: en 1949 se creó en Londres la Federación Mundial de la Juventud Democrática, de la que se separaron la mayoría de las organizaciones juveniles de los países occidentales que formaron ese mismo año la Asamblea Mundial de la Juventud, a la que se sumaron, por ejemplo, muchas organizaciones británicas que habían participado en la British Youth Peace Assembly y en los dos congresos mundiales de la juventud de los años treinta.66
Y en el año en que se conmemora el 50 aniversario de los diferentes mayos del 68 no se puede concluir sin destacar que, históricamente, la movilización juvenil en general, y estudiantil en concreto, y los movimientos pacifistas ya habían adquirido un carácter internacional y de masas en los años treinta del siglo XX.
* Este trabajo ha sido posible gracias al proyecto CSIC 201510I026, Hacia una historia comparada de la juventud en la Edad Contemporánea y al proyecto HAR2015-65115-P, La violencia política de 1936 y el 18 de julio como punto de ruptura. Un análisis micro.
1. L. Branciforte: El Socorro Rojo Internacional en España (1923-1939). Relatos de la solidaridad antifascista, Madrid, Biblioteca Nueva, 2011; G. Pretus: La ayuda humanitaria en la Guerra СКАЧАТЬ