Sed de más. John D. Sanderson
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Название: Sed de más

Автор: John D. Sanderson

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

Серия: Oberta

isbn: 9788437095271

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СКАЧАТЬ Cristiana que, por delegación, purgaban su mala conciencia fascista, así que su publicación fue un éxito de ventas. Tampoco desagradó a una izquierda italiana que se sentía traicionada por las fuerzas aliadas, principalmente Inglaterra y Estados Unidos, que, una vez acabada la Segunda Guerra Mundial, encumbraron a esa Democracia Cristiana compuesta por muchos de los fascistas a los que habían combatido poco tiempo antes.

      Cuando Montaldo habló con Rabal durante el rodaje de Prisionero del mar le propuso interpretar el papel de Elia, el mentor que asesora a Marco cuando llega a Saló, cuya propia convicción ideológica se resquebrajará conforme comprueba la tendencia del régimen a proteger exclusivamente sus propios intereses. Para Rabal, interpretar a un fascista que genera simpatías en el espectador una vez reniega de sus principios era todo un reto, viniendo de donde venía, en una película con un trazo político aún más complejo que el de Prisionero del mar. Al principio se mostró reacio, pero Montaldo logró convencerle para que aceptara la propuesta, que quedaría aparcada por Rabal como tantos otros proyectos que podrían o no materializarse. Y tuvo que ser precisamente durante el rodaje de Viridiana en Toledo cuando Rabal recibió un telegrama de Montaldo requiriendo su presencia para empezar a filmar Tiro al piccione. El actor no estaba dispuesto a dejar pasar la oportunidad de seguir avanzando en su trayectoria internacional, y le pidió a Buñuel que reajustara sus jornadas de trabajo para poder marchar a Italia. Este accedió, e incluso se prestó a rodar planos de Rabal de una escena crucial, aún sin filmar, para que pudiera partir anticipadamente, sin que Rabal pareciera ser consciente de que dejaba atrás la que probablemente haya sido la película más importante de la historia del cine español.

      Será una estupenda película y estoy muy contento de haberla aceptado. En esta zona se desarrollarán los hechos más vivos de la guerra partisana, o sea la «resistenzza». El otro día hubo una asamblea donde el capitán de ellos, los partisanos, habló a su gente y presentó a Giuliano, que les explicó lo que querrá hacer en la película, su intención y su propósito. Estaban los partisanos inquietos por si se adulteraban los hechos en una película fascista o conformista. Al conocer por boca de Giuliano su argumento y su intención, respiraron más tranquilos y aplaudieron. Habló también el más viejo de los partisanos, todo un personaje popular, inteligente, gracioso y con una dignidad mezcla de poesía y de buen sentido cuando hablaba, que me conmovió. Me recordó a papá por su inteligencia natural y campesina.

      Esta espeluznante anécdota entre un figurante y el familiar de un partisano puede dar una idea de cómo la cainita historia relatada en novela y película aún no había cicatrizado en algunos segmentos de la sociedad italiana.

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      Marco Laudato (Jacques Charrier) y Elia (Rabal) discuten en Tiro al piccione.

      La estructura narrativa de la película es efectiva. Empieza con imágenes documentales de noticiarios que aportan una visión negativa del momento histórico en el que se produce la fundación de la República Social Italiana, con lo que las sucesivas secuencias de ficción se impregnarán de la misma sensación testimonial. Aparece Elia (Rabal) jurando bandera y sufriendo las novatadas de sus compañeros, entre quienes destaca Pasquini (Gastone Moschin), un violento superior suyo ante el que Elia procura mantener la calma. La interpretación de Rabal está modulada en su justo término, con una contención que transmite información y emoción, fruto del trabajo de dirección de Montaldo y de la propia evolución técnica del actor. Rabal le relataba tranquilizadoramente a su mujer un ejemplo de la profesionalidad del equipo de producción y de la suya propia:

      Siguiendo con la trama, los habitantes del pueblo donde está destinado el comando fascista no los reciben con agrado, y se producen amagos de boicot a los que los militares responden con fusilamientos masivos en la plaza de Cavour, escenario natural donde históricamente tuvieron lugar dichas ejecuciones. La llegada del nuevo soldado Marco Laudato (Jacques Charrier), enrolado por admiración a los ideales defendidos por su ya fallecido padre, se nos presenta con unos elaborados travellings. Como prueba iniciática, bajo la tutela de Elia, Marco participa en el fusilamiento de diez hombres que se niegan a delatar al culpable de la muerte de un camisa negra. Los primeros planos de las caras de los ajusticiados y sus familiares acentúan el dramatismo de una escena sobrecogedora.

      Los crecientes escrúpulos de Elia ante el desarrollo de los acontecimientos le conducen a susurrarle a Marco sus dudas sobre el régimen que defienden. La escena más representativa para el público italiano se produce junto a la estatua de Garibaldi, icono del liberalismo nacional, en la que Elia intenta convencerle para que deserte con él y se alíe con los partisanos, harto de participar en tanto asesinato infundado. Pero su adoctrinamiento ha sido tan efectivo que Marco no solo se niega, sino que además le delata y acaba presentándose voluntario para el pelotón de su fusilamiento.

      Marco había iniciado una relación con Ida (Maria Grazia Francia), que vivía sola con su hija pequeña al estar su marido destinado en Rusia, pero conforme va promocionándose militarmente empieza otra relación sentimental con Anna (Eleonora Rossi-Drago), viuda de un terrateniente, atraída por las medallas que le otorgan a su amante. Sin embargo, Anna terminará seduciendo a uno de los superiores de Marco, Mattei (Carlo D’Angelo), que pronto abandonará la causa mussoliniana ante su previsible debacle y se evaporará con ella en la Italia postbélica, como tantos otros fascistas. Marco, aferrado a sus ideales, solo desistirá una vez le comunican la muerte de Mussolini. Con su reflexión final vendrá la conciencia de su error.

      Rabal se sentía eufórico ante las expectativas generadas por la película:

      Sin embargo, el contexto político italiano de 1961 era muy distinto al que había recibido a la novela ocho años antes. Con la gestación del Movimiento Social Italiano emergía una nueva generación de fascistas desbocadamente violentos y nada arrepentidos de lo acontecido anteriormente. En consecuencia, la presentación de Tiro al piccione en el Festival de Venecia fue tomada como una provocación por círculos intelectuales de izquierdas ante una perspectiva considerada no absolutamente condenatoria de los «camisas negras». Además, los enfrentamientos producidos entre los ya conocidos como «misinos» y obreros manifestantes de Milán se habían extendido al resto del país, con una brutal represión policial СКАЧАТЬ