Sed de más. John D. Sanderson
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Название: Sed de más

Автор: John D. Sanderson

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

Серия: Oberta

isbn: 9788437095271

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СКАЧАТЬ de Rabal, pese a que a raíz de esta película se le empezara a considerar precisamente un enemigo de la patria por parte de ciertos sectores de la maquinaria propagandística franquista. Él siempre reflejó un sentimiento español muy reivindicativo en su trayectoria internacional, tanto en producciones como esta, en la que era el único representante de su país, como en las más convencionales reseñadas anteriormente, en las que siempre buscó hacer piña con sus compatriotas.

      Volviendo a la trama argumental, Squarcio pesca con cartuchos de pólvora robados por el joven pretendiente de su hija Diana (Federica Ranchi) en una cantera de la que ha sido despedido. Cuando un día el joven es avistado por Gaspare, este hace un disparo al aire que provoca la caída de aquel en su huida y la explosión mortal de los cartuchos que ocultaba. Squarcio propone que toda la pesca del día siguiente se done a la madre de la víctima, pero los otros pescadores no le secundan porque le consideran responsable indirecto de su fallecimiento. Gaspare, por su parte, no soporta la situación creada y abandona su puesto y su pueblo con un profundo sentimiento de culpabilidad.

      Pontecorvo plantea dilemas alejados de un maniqueísmo simplista, y al espectador le resulta difícil tomar partido porque, pese a que el punto de vista narrativo recae sobre Squarcio, sus dudas no resueltas se extienden al patio de butacas haciendo que las distintas opciones sean debatibles. Rabal tiene un papel coprotagonista, pero disfruta de las líneas de diálogo más determinantes de la película como líder del movimiento de pescadores, unas auténticas sacudidas textuales que valen por todos los guiones juntos mencionados en el capítulo anterior. Y por lo que respecta a su rendimiento profesional durante el rodaje, no tenía que preocuparse por agravios comparativos; más bien al contrario, como recuerda Giuliano Montaldo, ayudante de dirección de Pontecorvo y persona relevante en el futuro inmediato de Rabal:

      El problema se solucionó gracias a un maquinista que encargó un camión de damajuanas, grandes recipientes de cristal que, una vez anclados al fondo marino, permitieron que Montand pasara de una a otra a ras del agua sin que se notaran los puntos de apoyo. Resultó útil para las escenas que se suceden a raíz de la llegada del nuevo brigada quien, con una lancha más rápida, provoca que vuelque la embarcación de Squarcio. Su esposa Rosetta (Alida Valli) argumenta que no vale la pena correr riesgos porque tienen lo mínimo necesario para vivir, pero un impactante flashback del protagonista evoca la muerte de su madre, quien decía que «pescar una miseria para no morir de hambre» no es una opción para él, así que se endeuda para comprar un motor más potente, viéndose obligado a pactar con el empresario explotador.

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      Salvatore (Rabal) arenga a sus compañeros en el parlamento final de Prisionero del mar.

      La intercesión de Maleno Malenotti no sería necesaria, ya que Rabal empezaba a situarse por sí mismo en la órbita internacional. Como era de esperar, esta brillante muestra de su trabajo no llegaría a las pantallas españolas hasta seis años después, y con ciertos ajustes censores en el doblaje.

      La amistad granjeada con Giuliano Montaldo, el ayudante de dirección de Pontecorvo, sería relevante para su carrera ya que le conduciría cuatro años después a interpretar otro personaje muy complejo en una nueva ópera prima, Tiro al piccione, dirigida por el propio Montaldo. Pero antes de llegar esta película tendría lugar un rodaje italiano con coproducción de Uninci que nos ayudará a comprender la relación de Rabal con la izquierda cinematográfica española por lo que respecta a la vinculación con sus homólogos italianos.

      El éxito de Bienvenido Míster Marshall no había tenido repercusión en la dinámica productora de Uninci, prácticamente paralizada desde el año de su estreno. Hubo incluso disensiones internas que se pueden personificar en el abandono de Juan Antonio Bardem, que empezó a hacer cine por su cuenta hasta que Cesáreo González, al frente de Suevia Films, le produjo las memorables Muerte de un ciclista (1955) y Calle Mayor (1956). En 1957, el siempre inquieto Muñoz Suay se propuso revitalizar Uninci mediante una ampliación de capital, y aglutinó a destacados miembros de la disidencia franquista en su proyecto. Entraron a formar parte del mismo los actores Fernando Rey, Fernando Fernán Gómez, Lola Gaos y Francisco Rabal, acompañado de su hermano Damián, y también se vincularon profesionales de otras disciplinas como el escritor Pío Caro Baroja o el torero Luis Miguel Dominguín y su hermano Domingo, otra figura capital en la organización. Simbólicamente, el regreso de Juan Antonio Bardem como presidente del consejo de administración de la productora, en la que aún perduraban miembros fundadores como Luis García Berlanga y el productor José Gutiérrez Maesso, representó un golpe de efecto con el que se pretendía recuperar la senda del éxito. Rabal, ya más asentado en Italia, servía como puente para Uninci entre ambos países, y mantenía informado por carta a Muñoz Suay de los progresos que hacía al respecto:

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