Название: Sed de más
Автор: John D. Sanderson
Издательство: Bookwire
Жанр: Изобразительное искусство, фотография
Серия: Oberta
isbn: 9788437095271
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La estrategia comercial de Uninci se basaba ahora en alternar películas comerciales con películas «de autor», esperando que con el dinero generado por las primeras se pudieran realizar las segundas sin por ello traicionar el ideario del colectivo. Muñoz Suay mantuvo el contacto con sus correligionarios italianos, no solo por cuestiones de afinidad política, sino también porque una coproducción aportaba ventajas económicas que merecía la pena tener en cuenta en esta nueva etapa. A Roma se volvió a desplazar Rabal para ultimar detalles sobre el nuevo proyecto, y así se lo contaba a su esposa:
Por la noche cené con Pellegrini, el director de la película para Uninci, y con Pirro. Me contaron casi todo el argumento, que me gustó muchísimo, y se extendieron más en los papeles que puedo elegir: el conductor del camión y el marido de la madre del niño. El primero más simpático, el segundo más dramático. Quiero leer el guión para decidirme. Como ellos no pueden precisar exactamente las fechas porque para ello han de tener el guión terminado, tuve una buena excusa para decirles que ya firmaremos cuando lo hayan terminado.13
Ugo Pirro, el guionista principal que aportaba la historia en la que se fundamentaría dicho proyecto, Tal vez mañana (L’amore più bello, 1958), acababa de publicar su exitosa primera novela, La soldatesse, y su experiencia en el celuloide no era muy extensa, ya que se trataba de su cuarto trabajo.14 Glauco Pellegrini tampoco acumulaba mucha experiencia: acababa de dirigir a Lucía Bosé en Sinfonía de amor (Sinfonia d’amore, 1956), y este sería igualmente su cuarto largometraje, en cuyo guión también participaba. Por parte española contribuirían Alfonso Sastre y José Gutiérrez Maesso en los diálogos de la versión española, que constituyen una destacable adaptación cultural del original alejada del artificio doblador habitual.15
La confluencia de los hermanos Rabal con Gutiérrez Maesso en Uninci era especialmente significativa ya que, como afirma este último (García de Dueñas, 2003: 85-86) con respecto a la Guerra Civil española: «Damián Rabal salvó la vida de mi padre cuando fueron a por él. Mi padre, en aquellos momentos, sufrió por la confusión que había. Mucha gente comentaba: estos son unos ricos, que tienen un chalet». Francisco Rabal (Boyero, 1992: 14) abundaría en el tema: «A mi hermano no le mataron porque durante la guerra salvó la vida del productor Maeso, al que se lo iba a cargar gente de la CNT, y él le devolvió el favor posteriormente salvándole la suya». El reencuentro profesional, por tanto, tuvo una fuerte carga emotiva.
A pesar de que había tanta gente involucrada en la escritura del guión, o precisamente por ello, tres semanas después de aquella reunión en Roma todavía no había texto: «Los vi hoy, a Pellegrini y a Pirro, por breves instantes. Dicen que puedo hacer los dos, naturalmente. El domingo tienen terminado ya el guión, aunque luego aún le darán un 2° repaso. Ellos creen que me necesitarán, y haciendo lo mío seguido, a finales de noviembre».16 El biólogo y cineasta Guillermo Zúñiga era el supervisor español de Uninci radicado en Italia que observaba el cumplimiento de todo lo acordado, y verificó que la entrega del guión y la firma del consiguiente contrato de coproducción se llevaron a cabo el 20 de septiembre de 1957. Se volvía a poner en marcha la maquinaria Uninci, y Muñoz Suay se mostraba exultante en una carta dirigida al escritor y periodista Melchor Font, también vinculado a la productora como representante artístico:
El film comenzó a rodarse el lunes pasado 21. Los informes que recibimos de Zúñiga hacen ratificarnos en nuestra óptima opinión. Mi estancia en Roma fue buena no sólo en lo referente al guión sino en muchas cosas de preparación. Zúñiga es extraordinario como director de producción y está haciendo un trabajo estupendo. Gracias a que casi todo el equipo –comenzando por Pellegrini– son «ÍNTIMOS AMIGOS» míos, el rodaje –exceptuando las anormalidades normales de cualquier rodaje– será muy bueno. Tengo fe en la historia.17
Las dos palabras entrecomilladas se podrían interpretar, según Salvador (2006: 291), como una alusión a su militancia comunista. Asunción Balaguer recuerda al respecto que Muñoz Suay siempre se comportaba de manera muy cauta: «Cuando Muñoz Suay y su mujer se escondían, que era bastante a menudo, me dejaban a mí las niñas. Aún hoy, cuando coincidimos, ellas se acuerdan de aquella época».18
Puede sorprender que, con tanto talento reunido alrededor de una ideología hipotéticamente transgresora, el resultado cinematográfico de Tal vez mañana sea un melodrama tan convencional. El peso de la película recae sobre el personaje infantil, Pagnottella Espósito (Edoardo Nevola), Panecillo en la versión española, que abandona un hospicio en busca de una madre a la que no conoce. A través de una serie de episodios independientes llenos de sinsabores, Panecillo, embargado de un perenne histrionismo trágico, hará una especie de vía-crucis nacional presentando en cada paso la cotidianidad de distintos estamentos sociales italianos. Técnicamente bien realizada, la película exhibe una economía narrativa desde la escena inicial, cuando Salvatore observa la llegada de un bebé abandonado a su hospicio que disparará su viaje iniciático, entendiéndose el paralelismo con su propia historia. Pasamos ágilmente de un episodio a otro gracias al trabajo del montador Pablo del Amo en su debut cinematográfico. Su primera parada es en un pueblo de pescadores, donde Panecillo ayuda a una joven a huir con su amado ante los planes maternos de casarla con un anciano, y de ahí a una casa en Nápoles, donde había trabajado de criada la madre de Panecillo al servicio de un conde que trata con desprecio a sus subordinados, y así sucesivamente. Cada estación generará un hipotético mensaje social.
El cariz que tomó la película durante el rodaje hizo descender la euforia inicial de Muñoz Suay, como se refleja en otra carta a Font dos meses después de la anterior:
… intentamos un neorrealismo populista, bordeando el folletín pero salvándose siempre de él, que –esto te lo digo con conocimiento de causa– puede ser importante incluso para la propia Italia, invadida por los Capelli de «panes, amores y fantasías». Sabemos que no vamos a hacer una obra importante, un «capo-lavoro», pero sí un film digno. Era preciso hacer uno antes de que B. y B. hicieran los suyos.19
Rodaje de Tal vez mañana. Foto: Attualitá Italiana.
Las iniciales se referían a Bardem y Berlanga. Rabal, por su parte, se decidió finalmente por el personaje del camionero, Mario, con más minutos en pantalla, que recoge a Panecillo tras detener su vehículo al encontrar la carretera obstruida por piedras colocadas por el propio niño, ocurrencia repetida ad nauseam durante todo el metraje. Mario funciona como único hilo transmisor alternativo de la odisea del niño, reapareciendo en otras dos ocasiones, e incluso con episodio propio: intentará acogerle en su hogar al no tener descendencia, pero su resentida esposa le rechazará. Sin posibilidad alguna de desarrollo actoral, todo el reparto trabaja en función del infantil protagonista absoluto. El otro personaje al que optaba Rabal, el marido de la madre, que aparece al final de la película, queda aún más eclipsado, ya que el encuentro de Panecillo con ella le relegaba a una categoría de atrezo. Ella, por cierto, era de nuevo Alida Valli, que coincidía con Rabal tras Prisionero del mar.
El episodio más afortunado es el de otro matrimonio que sí acoge temporalmente a Panecillo. Regentan un teatro de marionetas gigantes donde las disputas conyugales interfieren con el normal desarrollo de la función, y la hilarante interpretación de Eduardo de Filippo como el titiritero Gennaro Espósito representa el momento cumbre de la película. El niño le ayudará СКАЧАТЬ