Название: Universidades, colegios, poderes
Автор: AAVV
Издательство: Bookwire
Жанр: Учебная литература
Серия: CINC SEGLES
isbn: 9788491348160
isbn:
¿Qué ocurría entre tanto con los catedráticos teológicos de prima, todos dominicos en el siglo XVI? En abierto contraste con Suárez, Vitoria (1483-1546), lector de 1526 a 1546, no superaría, en total, diez ediciones de sus Relectiones theologicae: en Lyon, la príncipe (1557), más las de 1586 y 1587; una en Salamanca, 1565; una segunda española, en Madrid, 1765. En Ingolstadt se editarían tres veces: 1580, 1585 y 1696. Están, finalmente, la romana de 1614 y la veneciana de 1626.47
Tampoco Melchor Cano (1509-1560), sucesor de Vitoria en la cátedra por un escaso quinquenio (1546-1551), se compara con la fortuna del jesuita. Sus relecciones sobre los sacramentos y sobre la penitencia salieron tres veces cada una en el siglo XVI. Sus famosos Loci theologici, luego de la príncipe salmantina (1563), solo reaparecen en España dos siglos después, en sus Opera, Madrid, 1760. Entre tanto, ganaba terreno en el exterior. En el XVI, aparecieron los Loci en Lovaina, Venecia (dos veces), Milán y Colonia. Estos se incorporan a sus Opera en Colonia, en 1668 y 1675. El siguiente siglo marca su verdadero auge, con unas dieciséis ediciones desde los treinta; todo indica que su método fue bienvenido por el iluminismo católico. En España, se le asocia con las reformas borbónicas en el campo teológico.
El auge editorial de Soto (1495-1560), sucesor de Cano por otro cuatrienio (1552-1556), rebasó con mucho al de Vitoria, pero fue efímero: se le atribuyen sesenta y cuatro impresiones en el XVI, sobre todo el De iustitia et iure y otros escritos jurídicos, así como siete en el siglo siguiente, cuando cae en el olvido editorial. Como se verá, también fue el más citado de los salmantinos.
El siguiente titular de prima, Pedro de Sotomayor (1511-1564), leyó un cuatrienio, de diciembre de 1560 hasta su muerte. No publicó obra. Tampoco Mancio de Corpus Christi (inicios del siglo XVI-1576), lector por más de once años, desde 1564. Lo sucedió Bartolomé de Medina (1527-1580), un cuatrienio, desde 1576. Sus dos tomos de comentarios a la Summa se publicaron, separados, quince veces entre 1578 y 1618, en Salamanca, Zaragoza, Barcelona, Venecia, Bérgamo y Colonia. Paralelamente, su tratado sobre la confesión, en romance, superó treinta ediciones en esas mismas fechas; la última conocida, de 1626, en Pamplona.
Queda Domingo Báñez (1528-1604). Historiadores de todos los bandos coinciden en decir que marca el ocaso de la Escuela. Sucedió a Medina de 1581 a 1600, cuando se jubiló. A partir de 1584, sus comentarios a la Summa se imprimieron unas veinte veces en el siglo XVI, y ocho en el siguiente, la última conocida en Colonia, en 1618.
Frente a las doscientas treinta ediciones atribuibles a Suárez en más de tres siglos, sorprende la escasísima presencia editorial de Vitoria dentro y fuera de España. Lo más notable, porque sin excepción se le atribuye el origen de la Escuela, son un par de ediciones en su patria, con dos siglos de intervalo, y unas ocho en el extranjero. Las citas tampoco abundan. Su discípulo Cano lo recuerda, pero creía que sus enseñanzas no llegaron a la imprenta. Soto, quien lo conocería en París, y coincidió tantos años con él en Salamanca, lo pasa en silencio. Ni Sotomayor ni Mancio publicaron, pero parte de la obra del segundo se editó en 1998 y, al menos en ella, Vitoria está ausente.
De Bartolomé de Medina, Barrientos se limita a decir que «utilizó textos» de Vitoria, sin otra precisión.48
Queda, por fin, el último de los «mayores», Báñez. Del total de 1109 citas a 87 autores, Vitoria le merece 11 (1 %), frente a las 98 de Soto. Sintomáticamente, en el prólogo a su primer impreso, Scholastica commentaria in primam partem D. Thomae, publica una epístola Ad lectorem, datada en 1584, donde recuerda a sus maestros, todos de la orden: Soto, Bartolomé de Medina, Sotomayor y Cano, objeto de encendido elogio y de quien hace un resumen de su vida. Por fin, al lector sustituto de Cano, Diego de Chávez, quien –señala Báñez– se desempeñó con aplauso general en la escuela y el claustro: «communis scholae claustrique Salmanticensis aplauso».49 En la medida que Báñez ingresó en San Esteban en 1547, recién muerto Vitoria, era imposible que lo recordara o que se declarara su discípulo. Pero el ínfimo número de citas a su obra ¿obedece a que Báñez ignoraba que –según la historiografía– Vitoria era el fundador de esa Escuela que él se aprestaba a concluir con sus comentarios a la Summa?
Resulta incuestionable que la influencia de un autor sobre otros no se reduce al número explícito de citas, pero tampoco es un dato irrelevante. Y si Vitoria era mencionado de modo tan parco, ¿a quién citaban los miembros de la Escuela? De entrada –según cómputo de Barrientos–, Vitoria cita a 52 autores en 396 lugares. Después de Santo Tomás destacan: Aristóteles, 75 veces; Cayetano, 36; y Silvestre Mazzolino, 27. Los dos últimos, dominicos italianos contemporáneos suyos. No cita a Soto, ni a ningún español.50
Barrientos omite el cómputo de autores citados por Cano y Bartolomé de Medina. Señala, en cambio, que Soto cita 1.031 veces a 69 autores. A más de omitir a Vitoria, apenas si menciona 19 veces a españoles (1 %). Al lado de un centenar de citas a Santo Tomás, cuenta 38 a Cayetano y 29 a Mazzolino.51 En cuanto a la edición reciente de parte de la obra de Mancio, Barrientos sumó 39 autores y 263 citas: a Santo Tomás (27), a Cayetano (20) y a Mazzolino (13). De españoles, 1 vez a Bartolomé de Medina, 3 al complutense Juan de Medina y, sin citar a Vitoria, remite a Soto 24 veces.52 El caso de Báñez es más complejo. En su vasta obra publicada aparecen 87 autores, con 1.109 citas. Destacan Santo Tomás (143), Soto (99), Cayetano (88) y Mazzolino (33). Junto a ellos, Vitoria alcanza 11 citas, y Cano 6. Por otra parte, cita 28 veces al catedrático complutense de Teología, el clérigo secular Juan de Medina (1490-1544), para impugnarlo. Nombra 17 veces al canonista Martín de Azpilcueta, y 26 a su discípulo, Diego de Covarrubias: ¡más veces a los canonistas que a sus antecesores en la cátedra, salvo Soto! Los autores clásicos apenas si aparecen. Baste señalar que Vitoria, en una obra mucho más breve, citó 75 veces a Aristóteles; Báñez, apenas 17. El universo de los clásicos –la pasión de los humanistas– se aleja cada vez más del interés de aquellos teólogos ocupados en glosar al Aquinate.53
Barrientos cuenta las citas de algunos otros teólogos. Así, al agustino Pedro de Aragón (m. 1592), que revela –junto a alguna peculiaridad– análoga tendencia a la advertida en los catedráticos de prima. Aragón cita 137 veces a Tomás, 47 a Cayetano y 42 a Mazzolino. Y de los españoles, 1 vez a Vitoria, 1 a Cano y 5 a Bartolomé de Medina, frente a 72 de Soto. Además, 68 veces aprueba al complutense Juan de Medina (tan atacado por Báñez), y 9 a Tomás de Mercado.54 De este último, tratadista de asuntos económicos (m. 1575) cuya vida transcurrió en su mayor parte en Nueva España, Barrientos halló 195 menciones a Santo Tomás, 38 a Cayetano, 37 a Mazzolino y 48 a Soto, prácticamente el único español mencionado. Y, como puede verse, Aquino y Soto son sus autoridades.55
En suma, todos los autores analizados –activos durante la segunda mitad del siglo XVI, salvo Vitoria– muestran una rotunda tendencia a valerse, por sobre cualquier otro teólogo, de Santo Tomás, cuya Summa defienden, enaltecen, citan y glosan. A modo de complemento, recurren a la autoridad de los dominicos italianos Tomás de Vio, Cayetano y Silvestre Mazzolino de Prierio. El primero (1469-1534), a más de intérprete minucioso de la filosofía de Aristóteles, realizó sistemáticos comentarios a Santo Tomás, incluidos en las ediciones de Opera Omnia del Aquinate, promovidas por Pío V y por León XIII. Pero, además, fue general de su orden de 1508 a 1517, lo que le permitió promover la enseñanza de la teología a partir de Santo Tomás y no del Maestro de las Sentencias. Esa tendencia, fomentada primero por los predicadores, sería reforzada por el concilio de Trento. Estaba ya vigente en el colegio de Santiago de París durante los años de СКАЧАТЬ