Olvidar es morir. Sergio Arlandis López
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Название: Olvidar es morir

Автор: Sergio Arlandis López

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Oberta

isbn: 9788437082707

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СКАЧАТЬ sombra. Escribe el texto: «¿Nací? Advine al mundo como sombra que atraca / en la noche. Un silencio, pero ahora era el llanto». Es el primer lugar de la vida: ese llanto que ya hemos visto en otro poema anterior. Se crece, pero no a través de la luz de la estrella, sino de sus rayos muertos. Y se vive o se luce, pero sólo a los ojos del otro, que en este caso parecen ser los ojos del Padre. Pero el Padre también es sombra en los cristales. Se pregunta por la vida pero quien la da es quien la ignora. La vida es ese espejo sobre la pregunta acerca de la vida, esa sombra en el cristal. Nos dice el texto: «Sombra o silencio quieto que no transcurre / y muere». Es curioso: si el ser es tiempo y el estar es espacio, tampoco eso salva. El silencio quieto que no transcurre lo retoma el Niño: «Por esta estancia grave paseo». Fijémonos en que estancia significa a la vez un lugar y una forma de estar. Recordemos el relámpago entre dos oscuridades, pues ahora el texto nos dice que fue un rayo quien instaló al Niño en esta estancia, pero que sólo surgió por la sombra y lo único que mira es algo a través de los cristales, acaso la sombra del Padre, pero es que incluso la sombra del Padre no existe: «Pero asirme a tu sombra es mi vida y no existes / pues quien nace está solo (...) Nací para quererte, para perpetuo estarte y que tú me estuvieras, Padre por siempre, y fuéramos». Es obvia la relación definitiva que desde aquí se establece entre el estar y el ser, entre el ser vivo y la permanencia del estar. Sólo que la sombra siempre puede más. Y de ahí quizás la otra pregunta clave: «¿Qué es el placer?». El Padre contesta en su monólogo: «Lo sé: no soy ni he sido». En vez de una luz fue la sombra de la luz o del fuego en este caso, puesto que se trata del placer: «Pero no fui una luz, sino el pabilo ahogado». El placer es el vacío y la soledad, la sombra básica: «El placer es la soledad y nada crea sino el sueño de quien en él se extingue. / Y muerte nace». Así se cierra el círculo, evidentemente. Si se nace muerte la conciencia de lo trágico nos acompaña siempre, porque no hay objetivación posible para el nombre, no hay objetividad posible para el yo, incluso si se admite una lectura «ontológico-laica» de este poema, como ocurriría en el Dios deseado y deseante de Juan Ramón Jiménez –según se ha señalado tantas veces–.

      Quizás convenga concluir así. Como decía al principio, podría haber elegido atravesar los textos más luminosos de Aleixandre al hacer este esbozo mínimo de su poética. Esos versos inolvidables que son ya emblemáticos para todos, como «Se querían sabedlo» (que también pude leerse, sin embargo, como otra metáfora trágica de Romeo y Julieta) o «Siempre te ven mis ojos / ciudad de mis días marinos». Pero por razones que incluso a mí se me ocultan, he elegido este otro sendero, el de lo trágico en el viaje de las sombras. Como La línea de sombra o El corazón de las tinieblas, esos dos relatos de J. Conrad que tanto impresionaban a Borges y que nos han impresionado a todos. Conrad, otro desterrado interior, otro homosexual oculto, el polaco britanizado que hablaba tan mal inglés y sin embargo escribió el mejor inglés de su tiempo. El eterno exiliado de sí mismo y del lenguaje. Pero una línea de sombra con tres connotaciones básicas: 1.º) Si el vitalismo poético de la época depende siempre de la aparición del instante, de la fusión de esencia y existencia, sin duda Aleixandre es un poeta de ese instante; 2.º) si la denodada lucha contra el tiempo no tiene más remedio que cortar al tiempo en espacios, sin duda Aleixandre es el poeta de esos espacios; 3.º) si la sustancia material vive en sí misma y a la vez espumea y se multiplica como historia humana, sin duda Aleixandre es el poeta de esa sustancia material y de sus reales espumas históricas, esa luz que viaja siempre acompañada de su sombra, esos cuerpos que se deslizan sin nombre...