Название: Olvidar es morir
Автор: Sergio Arlandis López
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Oberta
isbn: 9788437082707
isbn:
desplantes a solas; alzas
tu forma, cristales negros, 10
que chocan de fe y de luces
contra las brisas, enteros.
Rotunda afirmas la vida
tuya, noche, aquí en secreto:
secreto que está callado 15
porque el mundo entero es ciego:
que tú lo gritas, la noche,
te vendes, ¡te das!, en sueltos
ademanes sin frontera
para los ojos abiertos. 20
Todo el espacio partido
está para mí. Te encuentro
feliz y cierta, carente
ya de flojos, torpes lienzos,
liberales los sentidos, 25
los pulsos altos, enteros,
cuajante la forma impura
sin compasión, bajo el cielo,
y en la abierta sombra mate
tu sangre, erguida, latiendo. 30
Lleno de «signos de amor» (v. 4), el cuerpo de la noche parece ofrecerse. «¿Qué buscas?» (v. 8); la caracterización no renuncia a los detalles gestuales, obscenos, de solicitud amorosa: los «desplantes a solas» (v. 9), los «sueltos ademanes» (v. 18)... Los requerimientos se dirigen a aquellos seres que mantienen abiertos los sentidos, que no se han cerrado a la vida a pesar de los imperativos de una sociedad que yugula todo impulso liberador: «Rotunda afirmas la vida / tuya, noche, aquí en secreto: / secreto que está callado / porque el mundo entero es ciego» (vv. 13-16). Ceguera hipócritamente fingida. Secreto a voces: «que tú lo gritas, la noche» (v. 17). La noche se da a todos. De ahí la imagen de ramera con que el poeta se diría a primera vista que la ha dibujado: «te vendes, ¡te das!» (v. 18). El encuentro del cuerpo ofrecido de la noche, ya desnudo, y su apasionado observador, cierra el poema.
«Agosto» es una secuencia que tendrá su inmediata continuación en «Íntegra»,20 del mismo modo que «Agosto» era antes continuación de «Cinemática». El tema de la noche hilvana Ámbito. «Íntegra» retoma, como decimos, el acto de amor. El cuerpo del amante y el de la noche, yacentes, se vuelven uno:
Siento en mi cuerpo, ceñido,
un tacto duro: la noche.
(...)
¿Tu amor? Es la noche. Mío
es ya. (Me pasa el silencio:
le soy presente.) ¡En ti vivo!
Pero el cuerpo femenino en que se convierte el cielo de la noche, aunque en principio pueda ser identificado, como hemos dicho, con el de una ramera, de modo aún más inequívoco se asocia al de las míticas bacantes. Las fiestas en honor de Dionisos tenían en las bacantes el centro de la ceremonia pagana. Los cánticos, el vino, la danza, los adornos florales eran componentes importantes de esta liturgia. Se celebraba de noche, en forma de banquete orgiástico, cuyo significado, según Michael Grant,21 era la conciliación con los poderes ocultos que nos ligan a la tierra, a la fertilidad anual y, a la vez, a la esfera de la divinidad y de la vida de ultratumba.
El poema «Posesión» nos descubre, por una serie de sutiles indicios, la exacta naturaleza de esa noche: mujer poseída, pero también posesa por la demencia y el furor dionisíaco. Y el encuentro final entre «flores y frutos» (v. 19), «ebrio de luces» (v. 33), sobre el extendido mantel tan gongorino –«La noche madura toda / gravita sobre la nieve / hilada» (vv. 21-23)–, parece recién salido de las Bacantes de Tiziano o de Rubens.
LOS ARREPENTIMIENTOS
En el verano de 1927 Aleixandre da por concluido Ámbito y lo envía a Málaga, donde al cuidado de sus amigos Emilio Prados y Manuel Altolaguirre, directores de Litoral, saldrá publicado el 10 de febrero de 1928, según reza el colofón, como VI suplemento de la citada revista malagueña.
El libro sufriría, en ediciones sucesivas, ciertos cambios y acomodos que no alteran en lo esencial ni la frescura ni la visión del mundo de la que había nacido. Estos cambios no son infrecuentes entre autores –especialmente poetas– con una exigencia de perfección grande, y obedecen tanto a la «ética de la forma», certera expresión creada por Paul Valéry, el permanente insatisfecho, como a complicados resortes de la psicología de cada creador. Aleixandre no dudó en introducir cambios en su primer libro cuando llegó el momento de su reedición, en 1950; pero nada comparable con la revisión profunda a que sometió Pasión de la Tierra, el libro suyo que más «historia interna» y larga génesis ha tenido, y en la que aquí no podemos entrar.22
De la primera a la segunda edición, Ámbito sufrió –recordado sea brevemente– cuatro importantes retoques: 1) se subsanaron las numerosas erratas de la edición princeps; 2) se sustituyó el poema «Las cinco»,23 de la serie «Reloj», por otro más acorde con el progresivo ciclo diurno titulado «Las ocho»;24 3) se eliminó «Tapia»,25 que daba, según palabras del poeta, «una imagen empequeñecedora de la naturaleza»,26 por el admirable retrato, aunque muy gongorino, «Cabeza, en el recuerdo»,27 inspirado en el rostro de Carmen de Granada y su larga cabellera negra sobre la almohada; y 4) se suprimen las cuatro primeras estrofas de «Posesión», para aligerar el poema del contagio guilleniano, y, además, se reescriben ciertas expresiones del resto para eliminar así la huella muy evidente de Góngora.28
Se mejoraba el libro con estas intervenciones, menos con la última. «Posesión», lejos de ganar, pierde. Sin los dieciséis versos introductorios, resulta un poema de menor fuerza expresiva que se resiente del contexto omitido. Y, siendo como es todo él un poema asimilado al culteranismo o gongorismo, no tenía demasiado sentido tachar ciertas fórmulas del maestro cordobés –como, por ejemplo, «nieve hilada»: metáfora de mantel– y tratar de reemplazarlas por otras menos barrocas. Aleixandre se da cuenta enseguida del error cometido con «Posesión». Y cuando aparece el libro, en la bella edición de Raíz, al regalárselo a sus amigos lo suele acompañar de una dedicatoria que es toda una rectificación –rectificación tardía, pero firme–, en la que se lee: «Para X, este libro, aunque la versión del último poema no vale».29 La tercera edición (Aguilar, 1960) recuperaría el poema en su forma primitiva, ciertamente barroca, pero de un barroquismo aprendido y exquisito, muy 1927.
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