Olvidar es morir. Sergio Arlandis López
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Название: Olvidar es morir

Автор: Sergio Arlandis López

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Oberta

isbn: 9788437082707

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СКАЧАТЬ le debemos tantos aciertos y aportaciones sobre la obra aleixandrina– no duda en calificar «de una simetría perfecta».3 Pero si Ámbito nace dentro de un contexto claro y bien definido literariamente, en parte dominado por la estética purista (en sus versos se oye la voz refinada de Juan Ramón y, en particular, la de Jorge Guillén), no faltan en el libro brotes de irracionalismo que poco después dan vida a los poemas en prosa de Pasión de la Tierra. A este propósito, durante mucho tiempo, la crítica se ha preguntado sobre el iter compositivo de Pasión de la Tierra, ya que el libro, incompleto y limitado a 150 ejemplares, aparece por primera vez en México en 1935, editado por Fábula.4 En cambio, la segunda edición completa sale en España sólo en 1946, a cargo de la Colección Adonais de Madrid. Es decir, la obra ha sufrido una larga y difícil trayectoria temporal que ha levantado algunas dudas a partir de su título y, sobre todo, con relación a las distintas fases de composición de los poemas del libro. Duque Amusco hace tiempo avanzó la sospecha de que los siete poemas incorporados en la segunda edición (otros cinco son recuperados más tarde) pudieran haber sido escritos en época posterior. Ya contesté, en la Introducción de mi edición del libro (1993: 24-26), a las estimulantes preguntas del amigo Duque Amusco, que hizo públicas sus observaciones en su «Carta a Gabriele Morelli: Sospechas y evidencias» (Ínsula, n.° 48-49, 1985: 7-8), y recordé la declaración del propio Diego, intermediario y promotor de la edición mexicana, que aclara cómo la exclusión de numerosos poemas en esa edición se debía a la voluntad de querer limitar el trabajo al generoso editor, que componía él mismo tipográficamente el libro. En cambio, siempre Diego, afirma haber disfrutado la lectura de veintiún poemas de Pasión de la Tierra antes de su publicación en la editorial mexicana e, igualmente, ha revelado haber leído «otros tantos por lo menos que componían el libro grande».5 Por cuanto concierne al título, se ha demostrado cómo antes debía de haber sido el de Espada como labios, mientras que éste se llamaría Cantando en las Carolinas, denominación de un fox de la época, de moda en el período, como los referentes al baile y a la música. No queremos recordar los demás títulos que recibió la obra en el tiempo, sino aclarar la posible fecha de composición del libro que, según los nuevos datos conocidos, se remonta al año 1928, como génesis inicial que se prolongó hasta la primavera del año sucesivo. Para eso es suficiente acudir a la información que nos da el propio Aleixandre en la nota introductoria a la edición Adonais de 1946, donde escribe:

      Llevo una temporada de escribir bastante. Tengo entre manos un libro de poemas en prosa en el que vengo trabajando, a intervalos, desde el verano último. Esta poesía me está saliendo en prosa, pero es o quiere ser poesía, y si no, no es nada. Es decir que ni es prosa narrativa, ni está compuesta como prosa, sino con la intención, la tensión y hasta la técnica del verso (Morelli, 1998: 59).

      Aleixandre reivindica la autonomía de su nueva escritura irracional, que vincula a lecturas de autores franceses anteriores a la llegada del surrealismo tout court, de los que vislumbra algún ejemplo cercano en las prosas superrealistas de García Lorca, como La Degollación de los Inocentes que se publicó en la primera plana de La Gaceta Literaria (15 de enero de 1929) con ilustración de Salvador Dalí, acompañada por la prosa «Redentora» y el poema «Bacanal» del cineasta Luis Buñuel:

      Estos poemas míos ya sé que motivarán alusiones al surrealismo ¡qué se le va hacer! Yo no tengo la culpa. He de declarar que yo no he querido hacer superrealismo. Si yo he aprendido algo de la lección de libertad del superrealismo, también la he aprendido de esa línea de poemas en prosa que va de Lautréamont a Max Jacob, pasando por Rimbaud, es decir, en realidad de anteriores al surrealismo que han hecho poesías en prosa, mis poemas, que parecen en libertad, siguen un implacable rigor, el de la lógica poética, que no es el externo de la realidad aparente. La unidad está en el poema. Esto ocurre en toda poesía desde que Dios hizo el mundo. Yo vengo trabajando hace varios meses. En España esta prosa está inédita. Mejor dicho hace un mes he visto de Lorca una cosa en La Gaceta que viene del superrealismo: «La Degollación de los Inocentes». Vamos por distintos caminos (Morelli, 1998: 59).

      Aleixandre informa que la destinación a la cual piensa enviar algunos poemas del libro es la de la revista Litoral, representativa del grupo de los compañeros del 27, que anuncia va a salir de nuevo tras una larga pausa de silencio, donde en realidad aparecen, en el número 8 (mayo de 1929: 7-9), los apartados «Renacimiento» (después «Reconocimiento») y «El mar no es una hoja de papel», reunidos en Las culpas abiertas, expresión sacada del último poema. En cuanto a la incertidumbre que aún envuelve el título del libro, informa. «Ahora estoy en lo del título. Primeramente mi libro se llamó Superficie del cansancio. Ahora le llamo La evasión hacia el fondo. Mañana le llamaré de otro modo» (Morelli, 1998: 59).

      En fin, la duda sobre la denominación del libro persiste: sucesivamente, su título será Hombre de tierra (1932) y, por último, Pasión de la Tierra (1935). Como se ve Aleixandre no ha tenido en cuenta el título Espadas como labios asignado al comienzo a Pasión de la Tierra, título que filtra de la lectura de los datos bibliográficos que él añade en la biografía de la selección de su poemas en la Antología poética de Gerardo Diego (1932).

      En esta fase de preparación versus la edición del libro falta decir que queda una última duda que me acompañó por largo tiempo sobre dos poemas reencontrados, «Los naipes usados» ­–publicado por primera vez en la Gaceta Literaria (n.° 75, enero de 1930, bajo el título «Lino en el soplo») y, sucesivamente, incluido en el Apéndice de la edición del libro de Luis Antonio de Villena (1976)– y el poema «Este rostro borrado» –dado a conocer con un breve comentario final por el hispanista Terence Mc Mullan en Cuadernos Hispanoamericanos (n.° 352-354, octubre-diciembre de 1979: 616-523)–. Este último vio la luz en Nueva Revista (n.° 6, Madrid, 14 de marzo de 1930), pero, después, fue olvidado por el poeta y nunca incluido en la ediciones de Pasión de la Tierra. Su texto fue objeto de una larga conversación que tuve con Aleixandre, continuada a través de nuestra correspondencia y conversaciones telefónicas, interesado yo en que el poema entrara en el corpus de la obra.