Foucault. Manuel Mauer
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Название: Foucault

Автор: Manuel Mauer

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9789505568017

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СКАЧАТЬ segundo gran hallazgo es la discontinuidad radical que advierte el arqueólogo entre las distintas épocas que su análisis de los saberes empíricos le permite delimitar (ya comentamos algo de esto más arriba). Así, en Las palabras y las cosas Foucault encuentra que durante el Renacimiento (hasta fines del siglo XVI) la determinación teórica de los objetos se da en el orden de la semejanza: conocer es descubrir esas similitudes entre, por ejemplo, la nuez y el cerebro, partiendo de la idea de que lo que se parece se interrelaciona. En la época clásica (a lo largo de los siglos XVII y XVIII), en cambio, la semejanza cae del lado del error, de la confusión; y el saber, sostiene Foucault, pasa jugarse en el plano de la representación: saber equivale ahora a poder representar, a través del discurso y mediante un trabajo analítico, el orden del mundo en un gran cuadro taxonómico de identidades y diferencias que todo lo clasifica y al que nada escapa. Para la modernidad, por último, la determinación teórica de los objetos se jugará, según Foucault, en el elemento de la historia. Ahora las cosas encuentran su verdad en un núcleo oculto y oscuro de procesos internos que escapan en rigor al ámbito de lo representable, y cuya representación es apenas el reflejo pálido y superficial que lo real surte en la conciencia de un sujeto: la vida y su historia detrás de los seres vivos; estratos caóticos de significaciones sedimentadas detrás de las palabras; gestos laboriosos detrás de cada intercambio. La vida, el lenguaje, el trabajo exigen ahora que desentrañemos sus condiciones históricas de posibilidad, irreductibles a una representación clara y bien articulada.

      Así, en Las palabras y las cosas, el arqueólogo mostrará las correspondencias que existen entre saberes y prácticas contemporáneos entre sí, aunque pertenecientes a disciplinas sin relación aparente (como la filología de Franz Bopp, la biología de Georges Cuvier, la economía política de David Ricardo y la filosofía de Kant); pero también su discontinuidad respecto de saberes de épocas anteriores o posteriores, pertenecientes incluso, supuestamente, al mismo campo disciplinario: mostrará por ejemplo que la biología de Cuvier tiene menos que ver con la historia natural de Carlos Linneo que la precede que con la economía política de Ricardo que le es contemporánea. La arqueología sería, por lo tanto, una ciencia de los sistemas entre aquello que es contemporáneo y de las discontinuidades entre lo sucesivo.

      Lo central para Foucault es que, respecto de este sistema anónimo, el hombre entendido como finitud fundamental aparecerá, ya no como condición primera de la experiencia y del saber (lo que es en buena medida para la filosofía poskantiana), sino como efecto secundario (“un centelleo en la superficie”) cuyo surgimiento, relativamente reciente, coincidiría con la conformación de la episteme moderna, hacia finales del siglo XVIII, y cuya desaparición bien podría producirse de un momento a otro. A esto se refiere Foucault con esta idea –disparatada en apariencia, deliberadamente provocadora– de un nacimiento reciente y una muerte inminente del hombre. No se trata, claro está, de la existencia del hombre como especie biológica, ni tampoco de la reflexión moral o jurídica sobre la existencia humana, sus valores o sus derechos (muy anterior, por cierto, al siglo XIX), sino del rol que ocupa la figura del hombre en el entramado del saber occidental. La tesis postula, esencialmente, que en el saber renacentista o en el saber clásico el hombre no ocupaba ninguna función relevante desde el punto de vista epistemológico. Sin embargo, desde finales del siglo XVIII, cuando se rompe –por motivos insondables– la transparencia del discurso clásico (para el cual, según muestra Foucault en Las palabras y las cosas, el ser y la representación coincidían sin resto), el hombre irrumpe como finitud fundamental, es decir, como aquel que es capaz de representarse, aunque sea de forma parcial e imperfecta, aquello que, por sí mismo, escapa ahora al ámbito de lo representable:

      En la representación los seres ya no manifiestan su identidad, sino la relación exterior que mantienen con el ser humano. Este, con su propio ser, con su poder de darse representaciones, surge en el hueco que dejan los seres vivos, los objetos del intercambio y las palabras cuando, abandonando la representación que había sido hasta ese momento su lugar natural, se retiran en la profundidad de las cosas y se enroscan sobre sí mismos, según las leyes de la vida, de la producción y del lenguaje. En medio de todos, encerrado por el círculo que forman, el hombre es designado o más bien requerido por ellos. (MC: 323)

      En otras palabras, el hombre pasa ahora a ocupar un lugar central al convertirse a un tiempo en sujeto (es decir sub-jectum, fundamento) de todo saber y, por ello mismo, en el objeto predilecto del conocimiento positivo. Kant es quien, desde la filosofía, conceptualizó este desplazamiento de forma más acabada: como bien demuestra en la Crítica de la razón pura (1781), en la medida en que lo real ya no cabe en la representación, la única forma de salvar el conocimiento objetivo es renunciar a la pretensión de alcanzar un conocimiento de lo real en sí mismo y hacer del sujeto la condición universal de toda experiencia y de todo saber. El hombre se convierte así en el protagonista de la episteme moderna, en su doble condición de sujeto del conocimiento y de objeto por antonomasia, y en ese sentido sería una invención relativamente reciente.

      Dicho esto, cabe preguntarse si, en la medida en que ese imperativo de lucidez, esa búsqueda de las condiciones últimas de posibilidad de la experiencia lleva a historizar los discursos de verdad, sus supuestos fundamentos y las reglas que definen lo que, en una determinada época histórica, puede ser considerado como verdadero, abrazar dicho imperativo no implica, al mismo tiempo, paradójicamente, renunciar a la idea misma de verdad. Si aspira en alguna СКАЧАТЬ