Название: Sexo, violencia y castigo
Автор: Isabel Cristina Jaramillo Sierra
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
Серия: Género
isbn: 9789873620904
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1.10. Extensiones
Una vez establecida una poderosa legislación en materia de abuso de niños, fue posible su uso. El abuso fetal es un claro ejemplo. Las madres que usan drogas o abusan del alcohol les hacen daño a sus bebés. Desde 1985, algunos oficiales de policía han intentado, y algunas veces han tenido éxito, acusar formalmente a estas madres por abuso de niños; el maltrato fetal se considera aquí como incluido en dicha categoría. (En vista de que la ley no es clara frente a esto, la alternativa ha sido acusar formalmente a las madres, justo después de que dan a luz, por administrar drogas a otro, vía el cordón umbilical). Obviamente, los antiabortistas del movimiento provida siguen muy de cerca estos casos. La mayoría de estos ha tenido que ver con el crack y se ajusta bien al marco del crack-como-problema-social. Las movidas que se han hecho son bastante bajas, pero un efecto positivo ha sido llamar la atención sobre el alcoholismo materno y el síndrome del espectro alcohólico fetal. Este último ya era conocido, pero quizás como producto de haber sido incluido en el movimiento en contra del acoso de niños, ha sido posible asociar estos síndromes con la destrucción de comunidades amerindias, especialmente en el norte de Estados Unidos. No es que alguien sepa cómo se puede ayudar.
1.11. Reacciones conservadoras
Hay mucho de esto. Las preocupaciones por la aplicación dudosa de la ley (como en el ejemplo del maltrato fetal), condenas discutibles (Wee Care), y reflexiones abstractas sobre el Estado, pueden ser llamativas para algunos intelectuales. Pero es mucho más importante la resistencia al uso del abuso de niños en casos de custodia. Muchos padres se divorcian cuando sus hijos son pequeños; muchos divorciados se pelean por sus hijos. Por un tiempo, nada parecía más decisivo que alegar que uno de los padres, usualmente el padre, estaba maltratando a su hijo. La percepción de una aparente injusticia o exageración en estos casos ha llevado a un rechazo comprehensivo de la legislación sobre abuso de niños. Entre los más sofisticados, la retórica evoca inmediatamente a Salem. El movimiento contra el abuso de niños está involucrado en una cacería de brujas (17). Esta comparación en mi opinión es absurda, pero es ciertamente efectiva.
1.12. Advertencia
Para que lo que voy a explicar ahora no parezca parte de las reacciones conservadoras, voy a apartarme de ellas. Es cierto que ha habido abusos de la idea misma del abuso de niños. Las pasiones que despiertan los intentos por ayudar a los inocentes que han sido lastimados, también han dañado seriamente a quienes no eran culpables. Pero en un análisis exclusivamente utilitarista, se ha hecho más bien que mal. La sola existencia de reacciones conservadoras, ellas mismas excesivas, es un correctivo suficiente para el celo desmesurado. También nos recuerda que el movimiento sobre el abuso de niños es abiertamente moral y político. Nadie debería esperar de él el tipo de integridad superficial que despliega la ciencia que se basa en registros de laboratorio.
2. La crueldad hacia los niños
El abuso de niños fue un tema importante en una ocasión anterior: a finales de la época victoriana. Se cristalizó alrededor de eventos ocurridos en Nueva York, de donde se movió rápidamente a Liverpool y Londres. Algunas de las cosas que pasaron hoy nos parecen normales: la creación de sociedades filantrópicas para la prevención de la crueldad hacia los niños, la presión constante sobre los legisladores, las medidas para hacerse cargo de los niños maltratados, y un aumento significativo en las investigaciones penales de las conductas de los padres que maltrataban a sus hijos. Otros aspectos han sido olvidados. Por ejemplo: los primeros en expresar las preocupaciones por la crueldad en contra de los niños fueron las sociedades protectoras de animales y, muy cercanos a estas, el Water Foundation Movement (cuya principal línea de acción era impulsar a las ciudades a tener fuentes de agua de tres niveles: una para las personas, una para los caballos y una para los perros). Entendemos mejor, así los hayamos olvidado, los movimientos de los albergues y los niños repartidores de periódicos. La reforma estaba en otra parte: la prohibición, la antivivisección, el abolicionismo y los movimientos de mujeres. Quienes decían hablar por uno, generalmente en realidad hablaban por otros.
A pesar de esto, algunas de las cosas que les preocupaban parecen extrañas para nosotros: por ejemplo, casos como el del Dr. Barnardo en el este de Londres quien, con la ayuda de luchadores y corredores, recogía niños en carruajes para que fueran llevados a “hogares” en los que recibirían albergue y una educación protestante, en contra de las fuertes protestas por parte de la Iglesia Católica Romana –la mayoría de las familias afectadas eran católicas–. Más de ciento cuarenta mil niños de estos fueron enviados a Toronto, muchos de los cuales fueron directamente secuestrados (18). Este tipo de filantropía no estaba desligada de intereses personales. “La idea de convertir, lo que en Inglaterra solo era una fuente de llanto y debilidad, en una fuente de riqueza en Canadá es una de proporciones y urgencia imperiales” (Batt, 1904, p. 129).
Los fundadores, en 1853, de la primera Sociedad de Ayuda a los Niños –Children’s Aid Society– en Nueva York tenían preocupaciones similares. La mitad de los pequeños infractores que se encontraban en las cárceles eran niños de veintiún años. Los niños debían ser salvados, de lo contrario “influenciarán las elecciones, cambiarán la política de la ciudad, y seguramente, de no ser corregidos, contaminarán la sociedad que los rodea. Ayudarán a formar una gran multitud de ladrones, pícaros y vagos” (19). La Sociedad Neoyorquina para la Prevención de la Crueldad en contra de los Niños –New York Society for the Prevention of Cruelty to Children– fue fundada por la siguiente generación, en 1874. Su preocupación era menos política. Surgió con el caso de un niño que regularmente era golpeado por su madrastra. El niño fue rescatado mediante el uso del derecho común inglés del siglo XV de manera creativa. Inmediatamente después, la sociedad inició el cabildeo para la aprobación de leyes nuevas. En el Reino Unido, la Sociedad Nacional para la Prevención de la Crueldad en contra de los Niños (National Society for the Prevention of Cruelty to Children) se ubicó como el mayor servicio de bienestar social existente en el mundo durante cincuenta años.
Cuando volvemos a nuestra idea moderna de lo que es el abuso de niños, vemos que es extremadamente médica. Fue introducida por médicos y los médicos aún reclaman que les pertenece. Algunos médicos fueron importantes en el antiguo movimiento contra la crueldad hacia los niños, pero solo porque eran miembros prominentes de la sociedad. El Dr. Barnardo había querido ser un médico misionero, pero encontró su inspiración en casa. En ningún momento pensó que su trabajo filantrópico fuera parte del ejercicio de la medicina. Es normal que un médico trate a un niño que ha sido herido por su padre o cuidador, así como trataría las quemaduras causadas por un incendio premeditado. Pero el incendio es un tema para la policía y los bomberos. En el mismo sentido, la crueldad hacía los niños era un tema para la policía, las cortes y las sociedades de filantropía, no para la medicina. El abuso de niños es un concepto médico, la crueldad en contra de los niños no. Este es un punto fundamental para diferenciarlos.
A pesar del extraordinario fervor de los ochentas, la agitación contra la crueldad se fue apagando. Hay muchas razones específicas para explicar este declive. Hasta cierto punto, los objetivos trazados inicialmente por el movimiento se alcanzaron. La preocupación inicial también se desplazó. Apareció una nueva forma de caracterizar al niño problemático: el delincuente juvenil. El rescate de niños СКАЧАТЬ