El orgullo de una Campbell. Edith Anne Stewart
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Название: El orgullo de una Campbell

Автор: Edith Anne Stewart

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия:

isbn: 9788417474935

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СКАЧАТЬ en el aire.

      Arthur y Ferguson lo vieron levantarse de la silla y caminar hacia la puerta para llamar al secretario. Le escucharon murmurar algunas palabras y luego volverse hacia ellos.

      —Rockford los acompañará. Pueden instalarse y después darse una vuelta por la ciudad para irse familiarizando. Yo me encargaré de avisar al personal del servicio con el que contaba la casa.

      —Sin duda que lo haremos. Ha sido muy amable señor Trevelyan.

      —Ya tendremos tiempo de seguir conociéndonos.

      Arthur asintió sin decir una sola palabra más. La fortuna parecía estar de su parte desde el inicio, y él era de los que solía decir que había que aprovechar las ocasiones. Y esta era una. Claro que, tampoco podía dejar de recelar de lo rápido que había surgido todo. No estaría de más ser algo cauto los primeros días, al menos.

      —De manera que ya tenemos un nuevo doctor —comentó Rockford caminando al lado de Arthur.

      —Así es. Parece ser que necesitan uno en esta región.

      —Sí.

      —¿Y hay muchos pacientes?

      —No sabría decirle. Tendrá que leer los informes de su predecesor en el puesto.

      —Sí, el doctor…

      —McGillvrai.

      —Dejó el cargo según el señor Trevelyan.

      —Así es. La edad. Aquella casa que ven es la suya —señaló hacia una de dos plantas con el tejado de pizarra negra—. No es gran cosa, como pueden suponer. Pero después de la guerra…

      —Tampoco necesitamos muchos lujos. Venimos a trabajar.

      —Disculpe mi intromisión. Supongo que no está casado.

      —No, no lo estoy.

      —De haberlo estado su mujer lo acompañaría —sonrió con ironía al comentárselo.

      —No es mi intención…

      —¿Están de paso o piensan quedarse por mucho tiempo?

      —Si no hay otra rebelión que nos haga salir de aquí…

      —Lo entiendo. En fin, esta es su llave. Entren y establézcanse. Cualquier cosa que precisen, ya sabe dónde puede encontrarme.

      —De acuerdo, señor Rockford.

      —Tenga en cuenta que pronto será usted la comidilla de esta ciudad. Prepárese para presentarse ante la sociedad de Inverness. En cuanto la esposa de Trevelyan lo sepa, organizará una velada para que lo conozcan. Ah, y avisaremos al servicio de la casa para que acudan lo antes posible a la casa.

      —Lo tendré en cuenta. Gracias.

      Arthur lo vio alejarse por la misma calle por la que los había llevado a la casa que había ocupado el anterior doctor.

      —¿No crees que todo va demasiado rápido? —le preguntó Ferguson con cierto recelo.

      —¿Y qué querías que hiciéramos? ¿Rechazar el cargo que nos ha ofrecido la autoridad? —Preguntó empujando la puerta de la casa—. Será mejor que nos instalemos. Luego veremos qué opciones tenemos.

      —Tú por lo pronto tener cuidado con las mujeres de la ciudad.

      —¿Por qué lo dices?

      —Ya has escuchado a Rockford. Pronto serás la comidilla de la ciudad. Un nuevo médico y soltero —Ferguson sonrió divertido porque era eso precisamente lo que quería para su amigo. Si alguna mujer lograba captar su atención, tal vez dejara de recabar información para el príncipe Carlos Estuardo. No quería que su amigo volviera a las andadas haciendo de espía. No era el momento después de la reciente derrota jacobita en Culloden, y de las nuevas proclamas de Londres que entrarían en vigor en unos días. Aunque algunas de estas ya se dejaban ver en la población.

      Había un gran revuelo en Cawdor. Brenna estaba de parto de su primer hijo y todos en el castillo iban y venían sin saber qué hacer. Ella permanecía acostada en la cama en su habitación mientras Amy y Audrey ponían paños de agua en su frente.

      —Deberíais ir en busca del doctor McGillvrai. Él sabrá qué hacer —le sugirió la primera a Malcom.

      —Iré yo —intervino Colin—. No podemos demorarnos más.

      —La señora está de parto, señor —le aseguró Audrey algo temerosa de la situación en la que se encontraban.

      —¿No tienes idea de cómo traer a la criatura al mundo? —Preguntó Amy mirando al sirviente con los ojos abiertos como platos—. Pensaba que habías ayudado a nuestra madre cuando nos dio a luz a mi herma y a mí.

      —Con la ayuda del médico.

      —En ese caso, sería mejor ir a por él. Colin… —Amy volvió la atención hacia este, pero ya había salido de la habitación.

      —Se ha marchado a Inverness a buscar a McGillvrai en cuanto lo habéis dicho —le comentó Malcom.

      —Debería haber ido antes. En fin, será mejor que nos ocupemos nosotras de Brenna mientras el doctor llega. Confío en que lo haga a tiempo —resopló para apartar de su rostro algunos mechones y miraba a Brenna—. Tranquila, todo va a salir bien. El médico está en camino.

      —Pues espero… que… llegué a tieemmmmpoooo —dijo apretando los dientes debido a las contracciones.

      Arthur y Ferguson recorrían la casa localizando las principales habitaciones, la cocina y demás antes de instalarse. Por último, echaron un vistazo a lo que parecía ser la consulta donde el anterior doctor recibía a los pacientes.

      —No es gran cosa —comentó Ferguson pasando la mirada por el austero cuarto.

      —No es como en Edimburgo, claro está. Pero tampoco es el campo de batalla, no lo olvides.

      —Con dedicación y tiempo podremos irlo acondicionando a nuestro gusto.

      —Sí, no me cabe la menor duda. Además, presiento que tendremos tiempo para hacerlo. La casa está en muy buenas condiciones por lo que he visto.

      —Supongo que el médico no tendría mucho que hacer, excepto pasar consulta.

      —Y si contaba con personal de servicio que se encargara de ello…

      —Si, tanto Trevelyan como Rockford nos lo han comentado.

      —Eso es, un ama de llaves, una cocinera, alguien que limpie. No sé… Un grupo de personas que lleven la casa. Es lo suyo. Esperemos a que nos los envíen.

      El sonido de la aldaba repicando en la puerta de manera insistente captó la atención de los dos hombres.

      —¿Ya sabe la gente que hay un nuevo médico en Inverness? —preguntó Ferguson sin salir de su asombro.

      —Veámoslo СКАЧАТЬ