Название: El Plan de la República para derrotar al Kirchnerismo
Автор: Ernesto Castellote
Издательство: Bookwire
Жанр: Изобразительное искусство, фотография
isbn: 9789878714288
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A los constructores del fraude electoral, les cambiaremos la cara. Sabrán que sus días de daño “rentado” ha terminado. Sabremos exactamente cómo y cuándo asestarles el golpe de gracia.
Sé perfectamente que miles de argentinos piensan como yo, los conozco, hemos compartido luchas sin descanso durante casi dos años. A muchos los conozco desde que batallábamos para derrotar al kirchnerismo entre 2012 y 2015. Lo logramos aquella vez, lo volveremos a lograr esta vez.
Y esta vez, debemos involucrar millones de republicanos que se conviertan en centinelas de la democracia, y desde sus vidas cotidianas, siempre tengan un ojo observando la salud de la Patria.
Por todo eso, aquí dejo abiertas mis manos. Miren bien, verán en realidad las de ustedes.
Ahora apretemos fuerte, para dejar de ser individuos, como fuimos por décadas. Así, amalgamados, vamos a ser un coloso arrollador de libertad y justicia.
LOS BANDERAZOS
Antes de entrar de lleno en el plan en sí, debemos comprender el terreno donde se librará la batalla.
No hacerlo, sería como entrar con una valija llena de dólares a un campeonato de truco en el barrio El Sifón, en Tucumán.
Empezaré contando sobre los banderazos, por que lo más sustancial de los mismos han sido las personas que lo promueven, y empujan a miles de otros a ser parte.
¿Conoces a algunas de esas personas?
Por conocerlos, considero que son el reservorio de republicanos por excelencia que puede tener hoy este país para librar una batalla como la que aquí se propone.
Hablaremos de varios temas, que insisto, son necesarios de abordar antes de entrar en nuestro plan, como el uso que hará el gobierno de nuestros argentinos-emblema, la utilización de la pobreza, hablaremos del aparato del PJ y de cómo nos “atenderá” este gobierno una vez que tome relevancia nuestra lucha, pero ahora nos abocaremos a la génesis misma de los banderazos.
Las expresiones que comenzaron a dar origen a esas monumentales manifestaciones de argentinos en cientos de puntos del país nacieron, a mi entender, en una desesperada noche de insomnio, no sólo de quien escribe, sino de miles y miles de argentinos, incluso de muchos que despotricaron contra la gestión económica de Macri, muchos que recuerdan haber cerrado negocios y emprendimientos luego de abrirlos con la esperanza de la llegada de los “brotes verdes” a comienzos de 2016.
Incluso miles de estos últimos, pasaron en vela la madrugada del lunes 12 de agosto, cuando supieron que era prácticamente un hecho que volvía el kirchnerismo.
Complementaré aquí una parte de lo que yo viví, que seguramente puede asemejarse a lo que vivieron muchos administradores de páginas republicanas en redes sociales. Hago esta aclaración porque siempre estuvo en estéril discusión dentro de nuestro espacio ciudadano, quién se adjudicaba el nacimiento de los mismos.
Una discusión pobre, sin sentido, que arrastramos desde 2012, no desde agosto del 19.
En las primeras horas de ese lunes 12 de agosto, publiqué en nuestras páginas y perfiles de Facebook una frase que decía algo así:
“Se buscan voluntarios para salvar la República”
Y lo que probablemente muchas grandes páginas de Facebook habían percibido muchas veces, yo lo sentía y vivía por primera vez.
La viralización brutal, extraordinaria, que dejaba trasuntar el encuentro de esos cientos de miles desvelados la noche anterior con una luz de esperanza, o al menos un catalizador que entre líneas decía, “no está muerto quien pelea”.
La idea del lunes fue tomando forma el martes, y entre martes y miércoles decidimos, junto a otros administradores de páginas, como quiero mencionar con especial afecto a dos verdaderos amigos que me dio la vida, como son Gustavo Naredo y Emilce Rúa.
Llegaban mensajes privados a la página VAMOS ARGENTINA cada segundo, ¿Qué hacemos?
¡Digan qué hacer, estoy dispuesto! ¡Digan como seguimos! Fue verdaderamente impresionante.
Afortunadamente todo sigue documentado y eso también me anima a saber que esos argentinos siguen esperando respuestas concretas.
La idea fue puntual, simple.
Cada uno actuaría como convocante, en su ciudad, en su municipio, llamando a la plaza o paseo principal a la gente que sintiera esa necesidad de hacer algo para el viernes 16 a las 20 horas.
No nacía con el objetivo de convertirse en una marcha, porque el tiempo apremiaba, quedaban 70 días para las generales.
Debían ser reuniones, sin importar el número de asistentes, para a partir de allí intercambiar números telefónicos y crear grupos de whatsapp para lograr una suerte de coordinación que trascienda las ciudades y provincias.
Nada de esto iba a estar atado o administrado por la campaña de Juntos por el Cambio, directamente no había ningún tipo de contacto y eso fue no solamente bueno, sino extraordinario.
Se podía entender perfectamente que era gente común, realmente movilizada por el peligro de la vuelta del chavismo versión local que supimos engendrar, y esto realmente motivaba a otros, por que empezaban a dimensionar el peligro que se avecinaba.
Muchísima gente entendió la consigna. Desde ese viernes 16 nacieron muchos grupos de whatsapp como resultado del encuentro que pudimos llevar a cabo, recuerdo claramente que tuvo mucha fuerza en CABA, La Plaza en Provincia de Bs As, y en varios otros puntos, Mendoza, Córdoba, Tucumán, pero también las hubo en Jujuy, Salta, San Juan, Chubut y otros puntos.
Rápidamente los grupos entrelazaron participantes de distintas provincias con la finalidad de entender y constatar que la coincidencia en los objetivos planteados era nacional.
Pero tanto en CABA, ratificado con una nota de Clarín, y en otras ciudades, la reunión tomó la forma de una marcha. Que tanto identificó a nuestro sector desde mediados de 2012.
Esa primera salida de los argentinos decididos a involucrarse en la batalla por la República dio origen en la semana siguiente, a la denominada Marcha del 24A.
De enormes dimensiones, y que será recordada fácilmente por la salida de Macri y su esposa a los balcones de la Casa Rosada a saludar a la multitud.
Esto llevó a que los ingenieros de marketing del PRO, obligados a suplantar la carencia e incluso desprecio por la empatía política de varios de sus grandes cerebros, les pusieran una marca y un logo a las marchas.
Ahora se llamarían las marchas del SÍ SE PUEDE, tendrían un logo multicolor de la tecla numeral (#) por parte de quienes viven el alfa y omega de sus vidas en Twitter.
Fue muy positivo para la campaña poner todo un aparato de propaganda para tan pocos días por delante, lo que permitió a los políticos de las redes sociales reencontrarse con la gente de carne y hueso en las calles, pero también limitante para lo que venía logrando una franja inmensa de votantes de Juntos por el Cambio en amalgama con sectores independientes e incluso ajenos a la política partidaria.
Soy un convencido de que la continuidad СКАЧАТЬ