Название: Gabriela de Laperrière de Coni
Автор: Graciela Tejero Coni
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Biblioteca 8 de marzo
isbn: 9789874039330
isbn:
Aunque bajo el gobierno de la Comuna las mujeres no conquistaron el derecho al voto, ni tampoco integraron el Concilio Comunal, crearon organizaciones propias como el Comité de Mujeres para la Vigilancia, el Club de la Revolución Social y la que consiguió mayor adhesión, la Unión de Mujeres para la Defensa de París y la Ayuda a los Heridos, fundada por miembros de la Internacional, influidos por las ideas de Marx. Ella denunció explícitamente la discriminación de la mujer, y su “Comisión Ejecutiva reclamó la organización y distribución del trabajo de las mujeres, la igualdad de salarios..., el restablecimiento del divorcio, una pensión para las mujeres que tuviesen tres hijos y la liquidación de la prostitución mediante la creación de puestos de trabajo…”24
Las revolucionarias en la Comuna adquirieron importancia como feministas, pertenecientes a la clase obrera delineando el que sería “feminismo clasista” reivindicado luego en el Río de la Plata por Gabriela y su principal discípula, la joven socialista Carolina Muzzilli.
Entre las mujeres en este período, la más conocida fue la activista socialista Louise Michel25, fundadora de la mencionada Unión de Mujeres para la Defensa de París y la Ayuda a los Heridos y miembro delaI Internacional. También se destacaron: Elizabeth Dmitrieff26, militante socialista y feminista; André Léo27 responsable de la publicación del periódico La Sociale; Beatriz Excoffon28, Sophie Poirier y Anna Jaclard, militantes del Comité de Mujeres para la Vigilancia; Marie-Catherine Rigissart, que comandó un batallón de mujeres; Adélaide Valentin, que llegó al puesto de coronel, y Louise Neckebecker, capitán de compañía; Nathalie Lemel, Aline Jacquier, Marcelle Tinayre, Otavine Tardif y Blanche Lefebvre, co-fundadoras de la Unión de Mujeres, siendo la última ejecutada multitudinariamente por las tropas reaccionarias, y Joséphine Courbois, conocida desde en 1848 en las barricadas de Lyón; Amadine Lucile Aurore Dudevant, bajo el nombre de George Sand, intelectual y escritora conocida por sus ideas republicanas y revolucionarias; también Jeanne Hachette, Victorine Louvert, Marguerite Lachaise, Josephine Marchais, Leontine Suétens.
Represión y restauración burguesa
El 21 de mayo una puerta en la parte occidental de las murallas de París fue forzada y comenzó la reconquista de la ciudad por parte de las tropas de Versalles.
Durante el asalto, las tropas del gobierno fueron responsables de la matanza de ciudadanos desarmados: se disparó a los prisioneros y las ejecuciones múltiples fueron algo común.
El 27 de mayo una multitud asedió y asesinó a 50 rehenes, varios de ellos sacerdotes, que habían sido retenidos por la Comuna. La resistencia más acérrima continuó durante ocho días de combates callejeros.
Las represalias comenzaron, miles de comuneros fueron fusilados masivamente (de diez en diez) en lo que ahora se llama “El Muro de los Comuneros” en el Cementerio de Père-Lachaise mientras que otros miles de personas fueron llevados a Versalles u otras localidades en las afueras de París, para ser juzgados. Durante días columnas de hombres, mujeres y niños hicieron, escoltados por militares, un camino hacia barrios o campos baldíos de Versalles convertidos en prisiones temporales o más bien en campos de concentración. Quizás sean los primeros campos de concentración que registra la Historia29. Muchos fueron ejecutados sumariamente; otros fueron condenados a trabajos forzados; otros deportados temporalmente o de por vida a islas francesas del Pacífico como fue el caso de Louise Michel. Algunos testigos, como Prosper Olivier Lissagaray, señalan que fueron dos semanas ininterrumpidas de ejecuciones. Algunas estimaciones son de 30.000 muertos en los combates por París, pero según Lissagaray30 fueron 50.000, sin hacer distinción de edad o sexo.
Después de la derrota militar de la Comuna de París de 1871, las fuerzas conservadoras y reaccionarias, ante la imposibilidad de eliminar este ejemplo heroico que demuestra la posibilidad de destrucción del orden burgués, difundieron una gran campaña de calumnias contra el proletariado, los socialistas, comunistas y en particular contra la I Internacional.
Las tropas gubernamentales ejecutaron de manera sumaria a cientos de mujeres sospechadas de ser pétroleuses. Algunas fuentes hacen referencia a les pétroleuses, incendiarias, que prendieron fuego a edificios públicos durante la Semaine Sanglante (Semana sangrienta) frente a la derrota de la Comuna. Con profundo odio de clase y antifeminismo patriarcal se sometió a 1.051 mujeres a consejos de guerra, realizados entre agosto de 1871 y enero de 1873: a ocho se las sentenció a muerte, a nueve a trabajos forzados y a 36 a su deportación a colonias penitenciarias.
París estuvo bajo la ley marcial durante los siguientes cinco años y Gabriela, por entonces, ya una joven sensible sufrió en su ánimo las consecuencias. Unas 7000 personas fueron desterradas a Nueva Caledonia. Para algunos centenares de presos, entre ellos mujeres, recién hubo una amnistía en 1889 cuando Gabriela, maestra normal y periodista influida por las experiencias francesas, casada y madre ya llevaba algunos años en Buenos Aires.
Socialismo y feminismo: sus dos grandes referencias
La Comuna fue derrotada, y cada clase hizo su balance sacando enseñanzas de lo vivido. Y como no podía ser de otro modo, las ideologías de clase, también dividieron a las mujeres entre quienes desde un enfoque feminista burgués concibieron la emancipación de las mujeres solo como la desaparición de la desigualdad ante la ley (sufragismo, derechos civiles, etc.) y quienes desde el feminismo proletario guiaron sus luchas para ir mucho más lejos: la liberación de las mujeres de toda explotación y opresión.
Esta última opción es la que tomó Gabriela conmovida por los ecos de los sucesos de París y el acceso a la lectura de las que fueron sus grandes referencias: Flora Tristán (1803 -1844) y George Sand (18041876). Ellas dejaron su impronta en la vida más íntima de Gabriela como en su compromiso social y político.
Gabriela aprendió de Flora Tristán que la situación de las mujeres se deriva de la aceptación del falso principio que afirma la inferioridad de la naturaleza de la mujer respecto a la del varón. Este discurso ideológico hecho desde la ley, la ciencia y la iglesia marginó a las mujeres de la educación y las destinó a ser oprimidas por los varones. Flora Tristán imprimió a su feminismo un giro de clase social, que en el futuro daría lugar al feminismo marxista, antecedente de nuestro “feminismo clasista” perfilado por Gabriela de Laperrière, pues analizó que negar la educación a las mujeres está en relación con su explotación económica: las niñas no son enviadas a la escuela “porque se les saca mejor partido en las tareas de la casa, ya sea para acunar a los niños, hacer recados, cuidar la comida, etc...”, y luego “A los doce años se la coloca de aprendiza: allí continúa siendo explotada por la patrona y a menudo también maltratada como cuando estaba en casa de sus padres.”
Flora Tristán dirigió su discurso al análisis de las mujeres más desposeídas, las obreras. Su lucha incesante por conseguir una sociedad más justa e igualitaria ha quedado plasmada en sus obras31.
Como buena “socialista utópica”, confiaba enormemente en el poder de la educación, y como feminista reclamaba la educación de las mujeres; además, sostenía que de la educación racional de las mujeres dependía la emancipación de los varones.
En Unión Obrera nos dice: “La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones proletarios. (...) En nombre de vuestro propio interés, varones; en nombre de vuestra mejora, la vuestra, varones; en fin, en nombre del bienestar universal de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer.” Este texto adelanta un pensamiento que, anterior al Manifiesto Comunista, postuló la unión de los trabajadores y las mujeres -los oprimidos del mundo-, en una Internacional32 que, mediante una revolución “pacífica” -aquí aparece su herencia saintsimoniana-, harán gozar a la humanidad de igualdad y justicia.
Flora СКАЧАТЬ