Escritos varios (1927-1974). Edición crítico-histórica. Josemaria Escriva de Balaguer
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СКАЧАТЬ de la Fe; texto completo en EV IV, nn. 1558-1571.

      [41] Cfr. Luigi SANDRI (ed.), Humanae vitae e magistero episcopale, Bologna, Dehoniane, 1969; Marcelino ZALBA, Las conferencias episcopales ante la Humanae vitae: presentación y comentario, Madrid, Cio, 1971; Lino CICCONE, “Interpretazione e approfondimento della Humanae vitae nel magistero seguente (pontificio ed episcopale)”, en Aurelio ANSALDO (ed.), Humanae vitae: 20 anni dopo, Milano, Ares, 1989, pp. 173-180; Stéphane SEMINCKX, La réception de l’encyclique “Humanae vitae” en Belgique. Étude de théologie morale, Roma, Pontificia Università della Santa Croce, 2006.

      [42] Fue particularmente fuerte en Estados Unidos con Charles Curran: cfr., de este autor, su posterior libro Faithful Dissent, Kansas City, Sheed & Ward, 1986 (especialmente p. 17). En ámbito europeo fue muy áspero contra la Humanae vitae el teólogo redentorista alemán Bernhard Häring. Sobre toda esta cuestión, cfr. Basilio PETRÀ, “Teologia morale”, en Giacomo CANOBBIO – Piero CODA (edd.), La teologia del xx secolo. Un bilancio, vol. III, Roma, Città Nuova, 2003, pp. 131-145.

      [43] En este sentido se destacó la posición de Josef Fuchs con su negación de un contenido específicamente cristiano de la moral: cfr. su libro Esiste una morale cristiana? Questioni critiche in un tempo di secolarizzazione, Brescia, Morcelliana, 1970.

      [44] Particularmente sintomático de este clima fue el libro ¿Infalible? Una pregunta, de Hans Küng, publicado en 1970.

      [45] Limitándonos al período anterior a la publicación de nuestras dos homilías, pueden señalarse como escritos fundamentales los libros de Gustavo Gutiérrez, Teología de la liberación. Perspectivas, Lima 1971, y de Leonardo Boff, Jesús Cristo libertador, Petrópolis 1972.

      [46] Cfr. Enrique COLOM, s.v. “Teologia della Liberazione”, en Gianfranco CALABRESE – Philip GOYRET – Orazio Francesco PIAZZA (edd.), Dizionario di ecclesiologia, Roma, Città Nuova, 2010, pp. 1426-1429.

      [47] Walter KASPER, Vie dell’unità. Prospettive per l’ecumenismo, Brescia, Queriniana, 2006, p. 6.

      [48] LG, n. 39, §1.

      [49] Cfr. LG, n. 8, §3.

      [50] Cfr. PABLO VI, Const. apost. Missale romanum, 3 de abril de 1969, en EV III, n. 1008.

      [51] Decreto Celebrationis Eucharisticae, 26 de marzo de 1970, en EV III, n. 2014.

      [52] Sobre este punto, ver MIRALLES, “Aspetti”, p. 178. El período de tiempo que tomó esta transición debería disipar las perplejidades a las que se aluden en Pierre LATHUILIÈRE, “Vision de l’Église de don Balaguer”, Unité Chrétienne, n. 134, 1999, p. 14, cuyo planteamiento peca de unilateralidad.

      EL FIN SOBRENATURAL DE LA IGLESIA

      TEXTO Y NOTAS

1
2
3
Momentos difíciles
5Hace falta que meditemos con frecuencia, para que no se vaya de la cabeza, que la Iglesia es un misterio grande, profundo. No puede ser nunca abarcado en esta tierra. Si la razón intentara explicarlo por sí sola, vería únicamente la reunión de gentes que cumplen ciertos preceptos, que piensan de forma parecida. Pero eso no sería la Santa Iglesia.
6En la Santa Iglesia los católicos encontramos nuestra fe, nuestras normas de conducta, nuestra oración, el sentido de la fraternidad, la comunión con todos los hermanos que ya desaparecieron y que se purifican en el Purgatorio —Iglesia purgante—, o con los que gozan ya —Iglesia triunfante— de la visión beatífica, amando eternamente al Dios tres veces Santo. Es la Iglesia que permanece aquí y, al mismo tiempo, transciende la historia. La Iglesia, que nació bajo el manto de Santa María, y continúa —en la tierra y en el cielo— alabándola como Madre.
7Afirmémonos en el carácter sobrenatural de la Iglesia; confesémosle a gritos, si es preciso, porque en estos momentos son muchos los que —dentro físicamente de la Iglesia, y aun arriba— se han olvidado de estas verdades capitales y pretenden proponer una imagen de la Iglesia que no es Santa, que no es Una, que no puede ser Apostólica porque no se apoya en la roca de Pedro, que no es Católica porque está surcada de particularismos ilegítimos, de caprichos de hombres.
8No es algo nuevo. Desde que Jesucristo Nuestro Señor fundó la Santa Iglesia, esta Madre nuestra ha sufrido una persecución constante. Quizá en otras épocas las agresiones se organizaban abiertamente; ahora, en muchos casos, se trata de una persecución solapada. Hoy como ayer, se sigue combatiendo a la Iglesia.
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