Relectura de la guía de las escuelas. Fernando Vásquez Rodríguez
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СКАЧАТЬ una alternativa a la enseñanza practicada por los jesuitas, cuya esencia era recogida en la ordenación promulgada oficialmente en 1599 conocida con el nombre de Ratio atque institutio studiorum societatis lesu. Según Valladolid y Dávila, en su traducción de la Guía de las Escuelas de Juan Bautista de La Salle (1720/2012):

      La Guía de las Escuelas es una de las obras pedagógicas que más ha influido en los siglos XVII y XVIII en la transformación de la escuela y de la pedagogía en su conjunto. Con el transcurso del tiempo esta obra se transformó en el modelo de la denominada escuela tradicional, a pesar de que, en su tiempo, fue toda una aportación innovadora a los métodos de enseñanza de las disciplinas básicas de la escuela primaria.(p. 19)

      En este texto planteo la tesis de que la pedagogía de las escuelas cristianas, formulada hacia 1680, guardó estrecha relación con algunos de los principales planteamientos didácticos formulados por Comenio en su Didáctica Magna de 1630. Sumadas a la pedagogía jesuita, las dos mencionadas configuraron el denominado modelo pedagógico tradicional. En primer lugar, al igual que Juan Bautista de La Salle, Comenio planteaba la necesidad de que las escuelas fueran ampliamente extendidas. En sus palabras:

      Y es de gran interés para toda la república no solo conservar esta sana costumbre [abrir escuelas], sino aumentarla de tal manera que en toda reunión bien ordenada de hombres [bien sea ciudad, pueblo o lugar] se abra una escuela como educatorio común de la juventud. (Comenio, 1630/1998, p. 67)

      No obstante, Comenio, a diferencia de Juan Bautista de La Salle, planteaba una educación para los niños y niñas, quienes debían considerarse por igual:

      (…) no solo deben admitirse en las escuelas de las ciudades, plazas, aldeas y villas a los hijos de los ricos, sino a todos por igual, nobles y plebeyos, ricos y pobres, niños y niñas. (...)

      En primer lugar, porque todos los que han nacido hombres lo fueron con el mismo fin principal, a saber para que sean hombres; esto es, criaturas racionales, señores de las demás criaturas, imagen expresa de su Creador. Todos, por lo tanto, han de ser preparados de tal modo que, instruidos sabiamente en las letras, la virtud y la religión, puedan atravesar útilmente esta vida presente y estar dignamente dispuestos para la vida futura. El mismo Dios nos asegura siempre que ante Él no hay acepción de personas. (Comenio, 1630/1998, p. 22)

      Por otra parte, al clasicismo y elitismo de la ordenación jesuita, Comenio oponía un sistema educativo de base popular que partía del principio de la exigencia de escolarización para todos los niños, sea cual fuera su sexo o clase social. Esta enseñanza estaría a cargo de los poderes públicos y debería llevarse a cabo en cuatro etapas: Infantia, pueritia, adolescentia, juventus, que correspondían a cuatro escuelas de seis años cada una; propuesta formulada por Comenio en la cuarta y última parte de su obra Gran teoría de la enseñanza, publicada en 1628 y traducida posteriormente al latín con el título de Didáctica Magna (1637).

      La primera escuela, Schola materna, se desarrollaría en el seno materno; según el autor, allí la madre establecería los fundamentos de la enseñanza posterior. La segunda, la Schola vernacula, la escuela de la lengua materna o escuela municipal, se habría de establecer en todos los pueblos, incluidas las pequeñas aldeas. La tercera, escuela latina o Gymnasium, debería crearse en todas las ciudades. La cuarta, académica o Universitas, se implantaría en cada país o provincia de cierta importancia. Estas novedades que ofrecía el educador checo pueden resumirse así: las primeras etapas servirían para enseñar los fundamentos, mientras que las etapas superiores deberían orientarse a los detalles.

      La referencia a los pedagogos Ratke y Comenio obedece al hecho de que las formulaciones utilizadas para definir la escuela tradicional se encuentran, en general, en su obra, sin menoscabo de que el modelo tradicional beba también de otras fuentes, como por ejemplo, la pedagogía de los jesuitas. Desde mi perspectiva, las ideas de Comenio, la pedagogía jesuita y la de las escuelas cristianas de finales del siglo XVII tienen en común las siguientes características:

      1.El maestro debe considerarse, sin lugar a dudas, el eje alrededor del cual gira toda la actividad educativa; en realidad, es el representante de la sociedad autoritaria en los centros de enseñanza. El maestro debe servir de guía y modelo para los alumnos, a través de su actitud moral. Veamos lo planteado por Comenio y San Juan Bautista de La Salle:

      Pero como son raros, siendo tan múltiples los hombres como los asuntos humanos, aquellos que o sepan, o puedan, o estén sin ocupaciones para entregarse a la enseñanza de los suyos, ha tiempo que con avisado propósito se estableció que personas escogidas, notables por el conocimiento de las cosas y por la ponderación de costumbres, se encargasen de educar al mismo tiempo a los hijos de otras muchas. Y estos formadores de la juventud se llamaron Preceptores, Maestros, Profesores; y los lugares destinados a estas comunes enseñanzas: Escuelas, Estudios literarios, Auditorios, Colegios, Gimnasios, Academias, etc. (Comenio, 1630/1998, p. 20)

      p. ej. (GE 3,1,16) De las lecciones. El maestro cuidará de mantener el exterior muy digno, de guardar suma gravedad, sin incurrir en nada inconveniente, o que parezca propio del niño o del alumno, como sería reír o hacer algo que pudiera provocar la risa de los alumnos.

      p.ej. (GE 3,1,18) De las lecciones. El maestro cuidará, sobre todo, de no familiarizarse en absoluto con los alumnos, de no hablarles con dejadez y de no permitir que le hablen sino con mucho respeto. (La Salle, 1720/2012, p. 107)

      2.Lo anterior justifica la acción disciplinaria y, si fuese necesario, el mismo castigo, a partir del cual se trataría de estimular al discípulo. El temor al castigo, a la corta o a la larga, incitará el trabajo: en una primera fase, los alumnos trabajarían por temor al castigo y luego acabarían encontrando placer en el trabajo. Según Comenio, el castigo no pretende modificar el pasado sino prevenir el futuro:

      (…) de manera que es necesario valerse de la fuerza para detener el mal. Este se corrige eficazmente por medio de la disciplina, esto es, con reprimendas y castigos, con palabras y azotes, conforme la gravedad del asunto lo demanda: de la falta, para sofocar en su primer brote al vicio que nace, o mejor, si es posible, arrancarle de raíz. Así, pues, debe mantenerse en las escuelas severa disciplina, no tanto para las letras (que rectamente enseñadas son goces y estímulos para el ingenio humano), cuanto para el fomento y guarda de las buenas costumbres. (Comenio, 1630/1998, p. 90)

      Para Juan Bautista de La Salle (1720/2012),

      p. ej. (GE 7, 2,7). De las oraciones. Así cada día de la semana en que haya clase, cada maestro explicará en su clase uno de los cinco puntos del artículo de examen que se lee para esa semana, y explicará por menudo a los escolares los pecados que pueden cometer en lo referente a ese artículo, sin determinar nunca si es pecado mortal o venial. Al mismo tiempo procurará inspirarles mucho horror a ellos y les propondrá los medios para evitarlo (p. 154)

      p. ej. (GE 15,6,14) De los niños naturalmente atrevidos e insolentes. Hay que hablarles poco y hablarles siempre con gravedad cuando han cometido alguna falta. Humillarlos y corregirlos cuando el castigo pueda serles de provecho para confundirlos y doblegar su espíritu. (p. 226)

      3.La disciplina y las normas estrictas de cualquier orden regulan toda la actividad escolar, incluso los mínimos detalles, para evitar que el alumno sea libre a su espontaneidad y a sus deseos. Esto plantean Comenio y La Salle:

      Cierto es aquel proverbio tan repetido y popular entre los bohemios: Escuela sin disciplina es molino sin agua. De igual manera que si quitas el agua a un molino, se parará al momento, si suprimes la disciplina en una escuela, forzosamente han de retardarse todas las cosas. Como si un campo no se escarda, nace en él la cizaña perniciosa para la mies, y si no se podan los árboles, echan mucha madera y producen brotes inútiles.

      En primer lugar, pienso que ante todo debe СКАЧАТЬ