Luz de alegría - El novio perfecto - Un buen novio. Barbara Hannay
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Название: Luz de alegría - El novio perfecto - Un buen novio

Автор: Barbara Hannay

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Omnibus Jazmin

isbn: 9788413489421

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СКАЧАТЬ atractivos. Y aunque se lo parecieran, lo último que quería era una relación o una aventura. Ya había buscado el amor y se había llevado un escarmiento. Había aprendido la lección; nadie podía acusarla de ser mala estudiante.

      –Pues entonces llévame a ese centro comunitario del que hablas –dijo poniéndose en pie.

      Neen conoció a cuatro de los chicos que Rico había seleccionado para trabajar en la cafetería. El quinto no se presentó. Todos ellos mascullaron un saludo y trataron a Neen con relativa educación y a Rico con respeto. Entre ellos, sin embargo, el comportamiento era rudo y el lenguaje, insultante.

      –¿Qué te han parecido? –le preguntó Rico cuando salieron del centro minutos después.

      Ella lo miró.

      –Necesito un café.

      –No son tan malos –afirmó él, tenso.

      –No he dicho que lo fueran. ¿Por qué te pones a la defensiva?

      La relación que mantenía con los chicos la tenía totalmente confundida. Los defendía con tanta pasión que ella había esperado que adoptara un papel de hermano mayor cuando estaba con ellos. Nada más lejos de la realidad. No había duda de que los chicos lo respetaban, pero Rico se mantenía distante, y ella no comprendía el porqué.

      –Hay una cafetería por aquí cerca que me gustaría que vieras. Quiero hablarte de los chicos y de temas puramente logísticos –dijo ella echando a andar en dirección a la cafetería–. Esperabas que nada más conocerlos me enamorara de ellos y te dijera que tus planes van a salir a la perfección y que va a ser un éxito rotundo, ¿a que sí?

      –No, no esperaba eso, pero hubiera estado bien. En lugar de eso, te has puesto a pensar en problemas y desastres.

      –Y también en sus posibles soluciones –puntualizó ella.

      –Es verdad, perdona –se disculpó–. Es que estoy tan acostumbrado a tener que defenderlos, que automáticamente…

      No terminó la frase y ella tampoco lo hizo por él. Entraron en el local.

      –¿Qué te parece? –le preguntó señalando con la mano la decoración mientras esperaban a que les llevaran el café.

      –Me gusta. Tiene encanto y es acogedor. Estaría genial crear un ambiente así.

      Ella reprimió un suspiro. Eso no ocurriría jamás.

      –Nuestros cafés están listos. Quiero que te fijes en la camarera.

      Le dieron las gracias cuando esta les sirvió las tazas.

      –¿Qué se supone que tenía que ver? –le preguntó cuando la chica volvió al mostrador.

      –Es bajita, ¿verdad? Y bastante grácil.

      –Supongo.

      –Mira el espacio que hay entre las mesas. Escaso, ¿no te parece? Ahora piensa en el tamaño de los chicos que me acabas de presentar. Había olvidado lo brutos y torpes que pueden ser los adolescentes.

      –¡Ya aprenderán!

      –Ay, Rico, ¿puedes dejar de ponerte a la defensiva por un momento? No estoy diciendo que no vayan a aprender, sino que si queremos que den buena impresión tenemos que crear un ambiente que lo haga posible.

      Él la miró tamborileando la mesa con una mano.

      –Para que cuando posibles empleadores vengan en busca de talentos…

      –Exacto. Creo que será mejor que optemos por líneas limpias y menos mesas, en lugar de por el encanto campestre que se respira aquí. Deberíamos aprovechar la historia de Battery Point y recrear el ambiente de una colonia de convictos.

      Él la miró con intensidad, haciendo que su corazón latiera con fuerza. Tenía unos ojos muy seductores.

      –¿Te han caído bien los chavales?

      –Es demasiado pronto para decirlo –dijo frunciendo el ceño–. Bueno, Travis me ha parecido estupendo.

      A sus diecisiete años, Travis era algo mayor que los demás, y además tenía experiencia en restaurantes de comida rápida. Mantuvo el contacto visual con ella durante toda la conversación. Neen había percibido la ambición en su mirada y, al igual que Rico, mantenía ligeramente las distancias con el resto del grupo.

      –Es un diamante en bruto. Si le dan una oportunidad, llegará lejos.

      Rico la estaba mirando con la boca entreabierta. De pronto, una luz relampagueó en sus ojos y, antes de que ella pudiera darse cuenta de lo que ocurría, se inclinó hacia ella, tomó su cara entre las manos y la besó.

      Capítulo 4

      SI NEEN hubiera pensado que los labios de Rico serían tan fríos como su persona habría estado muy pero que muy equivocada. Eran unos labios calientes, abrasadores, que le transmitieron una tórrida quemazón de la cabeza a los pies.

      Contuvo el aliento, pero no se apartó, y él la sujetó con más fuerza. La lengua de Rico le acarició tentativamente los labios, creando en ella un doloroso deseo que amenazó con hacerle perder la compostura, hasta que pensó que moriría si no respondía a aquel beso. Sus lenguas se rozaron y ella lo sintió gemir. Olía a loción de afeitado, pero su sabor era aterciopelado, como el de un Chardonnay cremoso. Se hundió en él para bebérselo entero.

      Ni la mesa clavándosele en las costillas ni el estrépito de las tazas y vasos rompieron la magia inesperada del momento. Un momento lleno de energía y esperanza que le resultaba ajeno y, al mismo tiempo, maravilloso.

      Más estrépito de platos.

      Rico.

      Parloteos. Risas.

      Besándola.

      Era maravilloso y…

      –¡Un error!

      Las palabras le salieron del alma, mientras le plantaba una mano en el pecho y lo apartaba de su lado. Se pasó el dorso de la mano por la boca para deshacerse de su sabor, en un intento de apaciguar el vociferante deseo que la poseía. Tal era el estremecimiento que sacudía su cuerpo, que tuvo que agarrarse a la mesa para no caerse. Rico la miraba, respirando agitadamente, aturdido y con expresión sombría.

      Neen no se había imaginado que entre Rico y ella pudiera desatarse una lujuria tan instantánea. Él era tan contenido y estaba tan centrado en sus proyectos… Nunca había experimentado nada igual, ni con Chris ni con nadie.

      Chris. Pensar en él le produjo un sudor frío. No estaba dispuesta a repetir la historia. Con el corazón en la garganta apartó los dedos de la mesa y se colgó el bolso en el hombro.

      –Te deseo lo mejor en tu proyecto, Rico, pero después de pensarlo un poco más creo que no soy la persona adecuada para el puesto.

      Necesitaba algo que la distrajera de sus problemas, pero no «ese» tipo de distracción.

      Se СКАЧАТЬ