Tu vida tu mejor negocio. Salvador Alva
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Название: Tu vida tu mejor negocio

Автор: Salvador Alva

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

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isbn: 9788483565773

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СКАЧАТЬ millones de cuerpos celestes como él. Para darnos idea de la magnitud de nuestra galaxia, basta con saber que tardaríamos aproximadamente cien mil años luz en recorrerla.

      Ahora centremos la atención en lo que hoy conocemos como sistema solar. El Sol es de las estrellas más pequeñas (las hay hasta mil veces más grandes) pero es cien veces más grande que la Tierra; dicho de otra forma, la Tierra es solo un pequeño pedazo de roca volando alrededor del Sol.

      Nosotros vemos pequeño al Sol, pero recordemos que está a una distancia de 150 millones de kilómetros. La Luna, de la que nos sentimos muy orgullosos por su conquista, es casi cuatro veces inferior en su diámetro a la Tierra y está a 384,000 kilómetros de nosotros.

      Esta dimensión de tamaño y distancia nos proporciona una idea de en dónde estamos y de lo que representamos en el firmamento. Por un momento reflexionemos sobre nuestra localización en él; siendo la Tierra una pequeña roca, ¿qué nos queda para nuestros países y ciudades? Esto sin pensar en la casa en la que vivimos.

      Ahora pasemos a la dimensión del tiempo que también es fascinante. La Vía Láctea se formó hace 10,000 millones de años; el Sol hace 4,600 millones, al igual que la Tierra. Se calcula que la primera célula de vida apareció hace más de 4,000 millones de años. Datos sobre los primeros dinosaurios los sitúan hace 228 millones de años, lo que explica por qué se generaron grandes reservas de hidrocarburos. Reservas que, por cierto, estamos casi agotando en muy pocas generaciones.

      El primer ser humano apareció hace dos millones de años, pero veamos lo que esto significa en términos relativos. Supongamos por un momento que el promedio de vida de una persona ha sido de entre 25 y 30 años aproximadamente; esto quiere decir que han pasado alrededor de 70,000 generaciones de seres humanos. Y nosotros somos una de ellas, la última.

      Si ponemos los 4,600 millones de años de historia de la Tierra en un calendario de 365 días, nos encontraríamos que el 17 de abril surgen las primeras bacterias, el 21 de noviembre el primer pez y hasta el 13 de diciembre aparecen los primeros dinosaurios, mismos que se extinguieron el 26 de diciembre. Y ustedes se preguntarán por el hombre, este aparece el 31 de diciembre a las 5:18 pm (hace solamente dos millones de años).

      En el contexto del espacio, ya vimos que no somos mucho, pero lo mismo sucede con la dimensión del tiempo. La vida de un ser humano equivale a un grano de arena en la playa.

      La primera pregunta que nos debemos hacer es por qué en esas 70,000 generaciones nos tocó nacer en esta última, la de mayor evolución y cambio histórico, ¿por qué no fue en la época de las cavernas o cuando fue inventada la rueda? ¿Qué significa que estemos aquí? ¿Por qué en esta generación? ¿Cuál es nuestra misión? ¿Qué legado queremos dejar?

      Si no logramos responder a estas preguntas o simplemente no nos las hacemos, tendremos una vida sin sentido y propósito y será la corriente, como un río, quien la defina. Serán nuestros amigos, la publicidad, el medio ambiente y la sociedad en general quienes irán moldeándola; dependiendo de las circunstancias que se presenten, iremos tomando lo que se adapte más a nuestro gusto o a los valores que la sociedad nos vaya definiendo.

      Esta época que nos tocó vivir está en conflicto todos los días, podemos definirla como la generación del cambio; la que unió, a través de la tecnología, a todos los seres humanos. Todas estas alteraciones repercuten en nuestra vida y originan la nueva enfermedad del siglo: el estrés.

      El ser humano, por su naturaleza, no está habituado al cambio y aprende a través de la repetición de conductas; una vez que adopta patrones y rutinas los transmite a sus hijos, y así sucesivamente. Y esto lo notamos en la alimentación, la religión, las costumbres, etcétera. Romper estos comportamientos es muy difícil, a veces parece imposible. Tratemos de quitar el cigarro al fumador o intentemos modificar los valores en una sociedad.

      Cuando todos los días nos enfrentamos a cambios y tenemos que adaptarnos a ellos se genera una tensión y resistencia que dificultan que nuestra vida fluya en armonía. Esto ocasiona múltiples enfermedades –resultado del estrés–. Una de estas afecciones es el cáncer, definida como una alteración en el sistema de reproducción de células, cuyas causas (aún en investigación) son el resentimiento, el abandono, el rechazo, la humillación, la traición o la injusticia.

      Pensemos por un momento que nos hubiera tocado vivir en 3,000 a.C. Entonces la civilización mesopotámica era nómada, la vida era rutinaria y el invento de la rueda fue posiblemente el gran acontecimiento de la época. Sin embargo, no creo que esta creación generara el nivel de estrés y los cientos de tipos de cáncer que hoy tenemos.

      La velocidad del cambio que estamos viviendo no tiene precedentes. Por mencionar un ejemplo, el teléfono fijo tardó 74 años en tener cincuenta millones de usuarios, los mismos que el móvil logró en cinco meses.

      Hoy en día, la mayoría de los inventos se vuelven obsoletos en poco tiempo. Muchas profesiones pierden actualidad en pocos años y la obsolescencia de los ejecutivos se da tan rápido que si pierden su puesto laboral a cierta edad les cuesta mucho trabajo conseguir otro igual o mejor, pues los desplazan los jóvenes con nuevas habilidades y menores pretensiones económicas.

      Por otro lado, también es causa de estrés que la mayoría de las cosas que adquirimos para que nos satisfagan, y que antes creíamos que formaban parte de nuestro patrimonio, pierden su valor muy rápido. ¿Cuánto vale una computadora, una televisión o un teléfono celular a los tres años? ¡Prácticamente nada!

      Esta obsolescencia del conocimiento y de los objetos que podemos adquirir para nuestra satisfacción nos obliga a mantener una actitud de humildad, a aprender y a dar el valor real a las cosas materiales. Ya no podemos pensar que la vida es una extensión del pasado y que siguiéndola podremos predecir el futuro. Tenemos que aprender a fluir en armonía dentro de este mundo de cambios, pero con mayor control sobre nuestros pensamientos y valores gobernantes que nos permita dar un sentido y propósito más profundo a nuestra vida.

      Con inventos como el Internet contamos con información en tiempo real, y establecemos así una nueva aldea global que nos bombardea de datos. El principal objetivo es tomar una parte de nuestro patrimonio para adquirir algo que nos proporcione satisfacción, de entre los millones de opciones que existen. Como dice David Konzevik en su teoría sobre la revolución de las expectativas: «Habrá mucha gente pobre en el mundo, pero no nos confundamos, porque son millonarios en expectativas».

      Todos los productos nos ofrecen soluciones para mejorar la vida y aumentar nuestra felicidad. Nos muestran imágenes y modelos que representan el estereotipo de la persona que aspiramos ser: llena de juventud, belleza, salud, aceptación y reconocimiento social.

      No tendremos el dinero suficiente para adquirir todo lo que vemos, por lo tanto, nos dedicaremos a seleccionar basándonos en nuestra escala de valores y utilizaremos la herramienta de crédito para comprar cosas que nos satisfagan, que pagaremos con nuestros futuros ingresos que aún no tenemos la garantía de obtener.

      Escogeremos el nuevo modelo de automóvil cuya publicidad indique que está hecho para gente de éxito como nosotros. En el anuncio me veré reflejado y, si el mensaje es convincente, intentaré adquirirlo. Visitaré la oficina de un amigo que me dará gran envidia y eso me motivará a intentar tener una similar. Podríamos seguir citando muchas historias como estas; la realidad es que nunca habrá límites en la cantidad de objetos deseables que existan y, cuanto más dinero se obtenga, más se aparecerán los vendedores de magia que me ofrecerán productos únicos y diferentes que me harán feliz.

      Estos comportamientos suelen llegar al absurdo. Permítanme describir una conversación que lo refleja y que presencié hace varios años. Estábamos alrededor de diez empresarios en una comida; a mi lado se encontraba СКАЧАТЬ