Las almas rotas. Patricia Gibney
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Las almas rotas - Patricia Gibney страница 22

Название: Las almas rotas

Автор: Patricia Gibney

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Lottie Parker

isbn: 9788418216077

isbn:

СКАЧАТЬ en algún lugar? —preguntó Lottie. Mientras lo estudiaba, el temor se le instalaba en el estómago. Si la pequeña no estaba en casa de Kavanagh, ¿dónde se encontraba?

      —Podemos hablar aquí. No me gusta que los garda entren en mi casa. —Sus cejas se juntaban en el ceño fruncido. Lottie observó que no era tan mayor como su pelo blanco indicaba. Tenía el rostro largo y afilado. Los ojos eran verdes; sus iris parecían cubiertos de ramilletes de algas. Tendría alrededor de cincuenta y cinco años; unos veinte o más que Fiona, supuso.

      —Lamento tener que informarle de que su expareja, Fiona Heffernan, ha sido encontrada muerta esta tarde.

      —¿Está muerta? ¿Me toma el pelo? —Sus ojos fueron de Lottie a Kirby—. ¿No? ¿Está muerta?

      —Eso me temo.

      —Será mejor que entren.

      Avanzó delante de ellos hacia una habitación oscura que Lottie solo podía describir como una biblioteca. Parecía fuera de lugar en la moderna construcción. Tres paredes estaban cubiertas del suelo al techo con estanterías llenas de libros, algunos encuadernados en piel, probablemente primeras ediciones. Dos sofás de cuero marrón y una chaise longue eran los únicos muebles aparte de las estanterías. La chimenea estaba bien nutrida de troncos, y las llamas trepaban hacia arriba. Lottie se movió hacia el calor y se quedó de pie de espaldas al fuego, para que su cuerpo entrara en calor.

      Cuando Kavanagh se hubo sentado, indicó a Lottie que hiciera lo mismo.

      —Si no le importa, me quedaré de pie. Fiona ha sido encontrada muerta en los terrenos de la abadía de Ballydoon esta tarde. Quizá se haya caído desde el tejado, pero estamos…

      —¿Caído? ¿Qué hacía allí arriba? ¿Y Lily? La llamada que recibí era sobre mi hija.

      —¿Ha recogido a la niña de la escuela de danza esta tarde?

      —¿Qué? No, no lo he hecho. Nadie me ha llamado. ¡Dios santo! ¿Dónde está Lily? ¿Ha ido Fiona a recogerla? Tal vez antes de su… accidente.

      —No estoy segura. —Lottie trató de digerir el hecho de que, probablemente, la niña había desaparecido. El terror que había sentido cuando sus propias hijas fueron secuestradas hacía unas escasas seis semanas asomó la cabeza y amenazó con consumirla. Pero debía mantener la profesionalidad. No tenía sentido mostrar su preocupación a Kavanagh—. Todavía tenemos que definir la secuencia de eventos. Es una investigación abierta.

      —¿Me está diciendo que no sabe dónde se encuentra mi hija?

      La arrogancia de Kavanagh parecía negar su preocupación. Lottie sintió cómo se le crispaban los nervios de la irritación. Si Boyd estuviera allí, tal vez llamaría capullo a Kavanagh entre dientes, y ahora mismo no se le ocurría una palabra mejor para describirlo.

      —Si Lily no está con usted, ¿con quién cree que puede estar? —«Dios santo —pensó—, «haz que conozca a alguien que haya recogido a la niña.»

      —Ya sé con quién. ¡Con el bastardo de Ryan Slevin! —Kavanagh se levantó de un salto de la silla, igual que había hecho Ryan hacía menos de diez minutos.

      —Acabamos de ir a casa de Ryan. Lily no está allí. —Pero no había registrado la casa de la hermana de Ryan. Había asumido lógicamente que la niña se encontraba con su padre. ¡Mierda!

      —¿Qué hay de la casa de campo en la que pretende vivir? —preguntó Kavanagh—. ¿La han registrado?

      —He enviado a un coche patrulla. La cuestión es que usted es el único otro contacto en el club extraescolar y en la escuela de danza. ¿Dónde ha estado toda la tarde?

      —En mi despacho.

      —¿Puede corroborarlo alguien?

      —Trabajo solo. Mi secretaria está de baja por maternidad prolongada. He hecho recortes en mi despacho, así que tan solo tengo una recepcionista tres días por semana. —Hizo una pausa para tomar aliento y continuó—: Debería preguntar a ese tipejo de Slevin dónde estaba él.

      —Déjeme hacer mi trabajo, señor Kavanagh. No sabemos aún lo que le ha ocurrido a Lily, pero ¿puede pensar algún motivo por el que Fiona quisiera suicidarse?

      Kavanagh se sentó y cruzó las piernas, con el tobillo apoyado sobre la rodilla. Lottie observó un temblor evidente en sus manos.

      —Fiona es una persona complicada. —Su rostro enrojeció mientras hablaba—. Tendría que conocerla para entender de lo que hablo. Fiona quiere… quería a Lily de forma incondicional. También adoraba su trabajo. Creo que a mí nunca me quiso realmente. Tal vez por eso rechazó una y otra vez mis propuestas de matrimonio, y se negó a que Lily llevara mi apellido. No tengo la menor idea de qué vio en Ryan Slevin.

      —¿Cuándo se separaron?

      —Hace unos dos años. Mi hija tenía seis en aquel momento. Fiona cambió en cuanto nació la pequeña. Me excluía a menudo. Hasta cierto punto, puedo entenderlo, soy veinte años mayor que ella. Pero nunca comprendí que se enrollara con Slevin.

      —Cuando se marchó, ¿a dónde fue? —Lottie estaba segura de que no había espacio suficiente en la casa de Zoe Bannon para Fiona. Tendría un hogar propio.

      —Alquilé una casa en Ragmullin para ellas. De primera categoría, muy cara. Quería que Lily estuviera cómoda. Amo a mi hija.

      Lottie anotó la dirección e hizo una llamada para que la registraran.

      —¿Ve a Lily a menudo?

      —Un fin de semana sí, uno no. Tiene su propio cuarto aquí.

      —¿Puedo verlo?

      Kavanagh se sonrojó.

      —No he secuestrado a mi propia hija, inspectora.

      —No he dicho eso.

      —Lo ha insinuado.

      Lottie comenzaba a cansarse de él.

      —Si ni usted ni el señor Slevin han recogido a Lily, ¿quién cree que lo ha hecho?

      Se tocó la barbilla con un dedo.

      —No tengo ni idea. Pero por la mañana, pienso escribir a esa escuela de danza. Es intolerable que dejen que una niña de ocho años se marche con alguien sin comprobar debidamente sus credenciales.

      —¿Cuándo fue la última vez que habló con Fiona?

      —La noche del domingo. Recogió a Lily después de que pasara aquí el fin de semana.

      —¿Había alguien más con ella?

      —Estaba sola. Ese cabrón sabe muy bien que no debe aparecer por mi puerta.

      —Una última pregunta. ¿Se le ocurre alguna razón por la que alguien quisiera hacer daño a Fiona?

      —¿Qué? Era enfermera, por el amor de Dios. Todos la querían. —Se levantó y caminó hacia la puerta—. Encuentre a mi hija y tráigala a casa.

СКАЧАТЬ