Las almas rotas. Patricia Gibney
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Название: Las almas rotas

Автор: Patricia Gibney

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Lottie Parker

isbn: 9788418216077

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СКАЧАТЬ Oh, Dios, ¿no sabían que tenía una hija?

      —Ahora mismo nos encargamos. ¿Cómo se llama el club?

      —Little People. Está en Ragmullin.

      —Kirby, haz unas llamadas.

      Mientras el detective salía al recibidor con el móvil, Lottie se dirigió a Ryan.

      —¿Quién era la pareja de Fiona antes de que se conocieran?

      —Colin Kavanagh, y yo no lo llamaría una pareja. Esa palabra significa que hay amor de por medio, y no creo que esa emoción se encuentre en el vocabulario de ese hombre, menos aún en su corazón.

      —¿Dónde vive?

      —En una casa grande y vieja, una granja reformada, fuera del pueblo. Está cerca del lago. —Le dio la dirección.

      Lottie se preguntó si el hecho de que Fiona hubiera muerto vestida de novia era una declaración. ¿Tenía razón Boyd? ¿Era la manera de Fiona de decir a Ryan que ya no quería casarse con él? ¿Que suicidarse era mejor que la perspectiva de una vida a su lado? No, no tenía sentido. Las circunstancias le habían parecido sospechosas desde el principio y, ahora, la noticia de que Fiona era madre de una niña reafirmaba su teoría de que se trataba de un asesinato. En especial, después de que encontraran a Cara Dunne también con un vestido de novia. Esperaba que Lily estuviera bien. Probablemente, seguía en el club extraescolar. Miró hacia la puerta y oyó a Kirby, que hablaba por teléfono.

      Centró su atención en Ryan y dijo:

      —Lamento hacerle estas preguntas en un momento tan difícil. ¿Puede decirme dónde ha estado esta tarde?

      —¿Qué quiere decir?

      ¿Por qué la gente respondía las preguntas con más preguntas?

      —Es una cuestión rutinaria.

      —Pero ha dicho que Fiona saltó…

      —No, he dicho que parece que se cayó. La encontraron en el suelo. Tenemos que examinar todas las pruebas.

      —Lo que quiere decir es que podrían haberla empujado, ¿no es así? —Sin esperar la respuesta, el hombre levantó la mano—. Lo sé, lo sé. Hay que esperar al post mortem. Trabajo en el periódico, entiendo la jerga.

      —¿Dónde ha estado esta tarde?

      El hombre se desplomó de nuevo en la silla.

      —En el trabajo, en la oficina del Tribune. Trabajo de fotógrafo para el periódico.

      —¿Ha estado allí toda la tarde?

      —Sí. No. No lo recuerdo. Sé que he estado trabajando. He venido directo a casa. Tenía que cenar y luego escribir un pequeño discurso para mañana. Aunque ahora ya no hay mañana, ¿verdad?

      Cuando su cuerpo se derrumbó y los sollozos le desgarraron la garganta, Lottie dejó que tuviese un momento de dolor. Kirby regresó negando con la cabeza.

      —La niña no está en Little People —anunció—. El director dice que Lily tenía una clase a las tres de la tarde en la escuela de danza en el teatro de Ragmullin. Su madre había pedido que un miembro del personal llevara a la niña, y ella debía ir a buscarla después.

      —Entonces, ¿dónde está? —gimió Ryan.

      —He llamado a la escuela de danza —continuó Kirby—. Colin Kavanagh está anotado como contacto si Fiona no recoge a Lily.

      Ryan se levantó con brusquedad de la silla y se encaró con Kirby.

      —Kavanagh es el padre de Lily. Gracias a Dios que está a salvo.

      —Siéntese, señor Slevin —dijo Kirby. Se volvió hacia Lottie—. Nadie en el teatro recuerda llamarle para que recogiera a la niña.

      —Nos vamos —dijo la inspectora—. Tenemos que llamar al señor Kavanagh.

      El cuerpo de Ryan pareció desinflarse.

      —Avísenme cuando la encuentren. Tengo que saber que está bien. Los chicos la adoran.

      —¿Y usted? ¿La quiere usted? —presionó Lottie.

      —Por supuesto que sí. Como si fuera mi propia hija, por el amor de Dios.

      Mientras seguía a Kirby hasta la puerta principal, Lottie se volvió en el abarrotado recibidor.

      —¿Dónde iban a vivir después de la boda?

      —Tengo una casita en el campo, al otro lado del pueblo. La he reformado. Era como nuestra casa de ensueño, y ahora esos sueños han quedado… destrozados.

      —Tendremos que echarle un vistazo.

      El hombre hurgó en su bolsillo y sacó un puñado de llaves. Desenganchó una del llavero.

      —Tenga, cójala. Es la de repuesto.

      La puerta de la cocina se abrió. Zoe estaba allí con un millón de preguntas en los ojos.

      —¿Qué sucede, Ryan?

      —Los dejaré solos —dijo Lottie, y cerró la puerta tras de sí.

      Se sentó en el coche junto a Kirby, que consultó:

      —Bueno, ¿y quién es este Colin Kavanagh, si se puede saber?

      —No te lo vas a creer…

      13

      La estrecha carretera que rodeaba el lago Doon se volvía traicionera con el mal tiempo. Lottie se aferraba a la manecilla de la puerta, lista para escapar si derrapaban, pero Kirby mantuvo el coche recto.

      —No puedo creer que un exitoso abogado de Dublín viva aquí, en el culo del mundo —comentó.

      —Bueno, pues así es, y su reputación no es muy buena.

      Las verjas, con un interfono, estaban diseñadas para mantener fuera a los extraños. Lottie se identificó, y Kirby condujo el coche por el sinuoso camino. No vieron gran cosa de la casa en la oscuridad hasta que las luces del exterior se encendieron y arrojaron sombras inquietantes por todas partes sobre la inmensa estructura con aspecto de granero.

      La puerta se abrió antes de que Lottie pisara el primero de los tres escalones. Frente a ella se encontraba un hombre alto de mediana edad.

      —¿Dónde está mi hija? ¿La han encontrado?

      Lottie percibió un súbito movimiento en su abdomen producido por el miedo. La niña no estaba allí.

      —Aún no, señor Kavanagh. ¿Podemos entrar?

      El hombre alto de pelo cano abrió más la puerta y condujo a Lottie y a Kirby al interior del amplísimo recibidor. Cerró la puerta tras de sí y se quedó СКАЧАТЬ