Una historia sepultada. Felipe I. Echenique March
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Название: Una historia sepultada

Автор: Felipe I. Echenique March

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Pùblicahistórica

isbn: 9786078636815

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СКАЧАТЬ y libros de pinturas de los pueblos vencidos y aún los propios de los mexicas, porque en ellos la figura del pueblo azteca carecía de importancia. Implícitamente se estaba concibiendo la historia como un instrumento de dominación”. Miguel León Portilla, Los antiguos mexicanos, a través de sus crónicas y cantares, con dibujos de Alberto Beltrán, México, Fondo de Cultura Económica, 1961, p. 90.

      31 Quizás un cuento corto que últimamente se ha difundido mucho en la red del internet, que unos le atribuye a Gabriel García Márquez y otros Cristian Urzúa Pérez me ayude a ilustrar el asunto de la inexistencia del rompecabezas para el mundo prehispánico: “Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas. Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: “como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie”. Entonces calculó que al pequeño le llevaría diez días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente. “Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo”. Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo: -Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste? -Papá, respondió el niño; yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di la vuelta a los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo”. Gabriel García Márquez, Cuentos Cortos, distintas páginas en Internet así lo registran, igual que Cristian Urzúa Pérez, Historias para crecer como padres, San Pablo, Chile, 2010.

      32 En la Tercera Carta de Relación, impresa en 1523, y después de ella ya se escribió Mexico como veremos más adelante.

      33 Al no contar con las Cartas autógrafas de Cortés, mucho de lo que digamos sobre las maneras y modos de escribir algunos sustantivos de objetos o personas estará en el plano de lo hipotético. Por ejemplo, por las primeras impresiones de las Cartas de Relación podemos suponer que Cortés escribió Temixtitan y que mantuvo esa escritura hasta 1535. Así que podemos decir que fueron otros los que introdujeron diferencias y variantes en la manera de escribir el nombre de la ciudad, como veremos en su oportunidad. Para seguir con el respeto a como se llamaban o designaban a las cosas o a las personas en los textos primigenios usaré el sustantivo Temixtitan en lugar de Tenochtitlan, que en aquellos tiempos nunca se empleó, confiando en que se entenderá a la ciudad a que me estoy refiriendo para dejar viva la expresión cortesiana, que como veremos lo trascendió en todos los ámbitos de la vida colonial en por lo menos los primeros treinta años.

      34 Guzmán Betancourt, lee así el párrafo en comento, hecho que lo distingue de muchos estudiosos anteriores que eludían cualquier tipo de explicación, que inclusive omitían esas primas líneas, que de una u otra manera causan algún estupor, por decirlo de alguna manera. Por ejemplo, hay que ver como en el libro del Corazón de Copil ya referido se omitieron esos primeros renglones. Cfr., p. 67. Bueno y con todo que Betancourt le reconoce a Cortés al referir el término México para designar a la provincia que envolvía a la ciudad de Temixtitan, no se detiene en lo que está diciendo, sino que de inmediato descalifica la oración como parte de la incomprensión de Cortés frente a lo que dice tener ante sus ojos. Cfr., p. 50. Mucho valdría la pena un estudio detenido de todos los sustantivos que refirió Cortés en sus Cartas y los que prevalecieron y los que no, donde Temixtitan sea de esos últimos, pues no pasaron a la posteridad, como veremos más adelante.

      35 Por ejemplo, Edmundo O´Gorman, en colaboración con el cronista de la ciudad Salvador Novo, en su Guía de las Actas del Cabildo de la Ciudad de México, siglo XVI, México, Fondo de Cultura Económica, Departamento del Distrito Federal, 1970, omitieron toda mención a Temixtitan que es el que se consigna en las mismas Actas del Cabildo. Ellos comienzan así su guía “1/ Acta// del 8 de marzo de 1524// I Donación de solares a Cristóbal Fernández, Antón de Arriaga, Antonio Mar- molejo, //… // 2 Acta// del 15 de septiembre de 1524//…” Mientras que, en las Actas de Cabildo, impresas en 1877 se puede leer: “En la gran ciudad de Temixtitan lunes 8 de mar// zo de mill é quinientos y veynte y quatro años estando // ayuntados en su Ayuntamiento en las casas del mag// nífico Señor Hernando Cortes Governador y Capitán // gral. de esta nueva España do se hace el dicho Ayun-// tamiento estando presentes los Señores Francisco de // las Casas Alcalde mayor é el Bachiller Ortega (1,,) // Alcalde ordinario y Bernardino de Tapia y Gonzalo // de Ocampo y Rodrigo de Paz y Juan de Ynojosa y // Alonso Xaramillo Rexidores de ella viendo y platican // do las cosas del Ayuntamiento é conplideras al bien pú // blico y parecieron las personas de yuso y dieron sus peticiones para pedir solares a los cuales respondie //ron los siguiente ante mi Francisco de Orduño…”. Actas de Cabildo, traducido por Ignacio [López] Rayón del Primer Libro de Actas de Cabildo de la Ciudad de México [sic], publicadas por acuerdo de fecha 27 de diciembre de 1870, 2ª edición para el periódico El Municipio Libre y dedicado a la ciudad, Oficina tipográfica del socialista, San Camilo número 42, 1877.

      36 Continuando con mi posición deconstructiva de los discursos historiográficos señalo que Fernando Cortés, en todos los documentos que consulté para este trabajo, nunca se refiere a su rey y señor bajo el nombre de Carlos V, o incluso que don Carlos se haya reconocido como el Quinto de ese nombre. La Historia se encargaría de así referirlo, quizás para ahorrar y economizar explicaciones que tienen que ver con que el mismo don Carlos no se reconcilió como rey de España, sino hasta muy tarde, cuando ya estaba muy cerca de dejar el trono. España misma, en esos primeros cincuenta años del siglo XVI estaba surgiendo como entidad geopolítica “moderna”. Siendo lo anterior una realidad en este trabajo cuando me refiera a los reyes y señores de Cortés, lo haré bajo la designación más común en ese tiempo “Don Carlos y doña Juana su madre, reyes de Castilla y Aragón…” es largo, pero las economías no son tan buenas, pues simplifican y luego ya no se entiende nada. Y como con la anterior designación no se hace justicia plena a la Historia, pues no sólo lo era de Castilla y Aragón, en el soporte documental de este trabajo, se consignan distintas cédulas donde se dejaron los extensos títulos que poseían y que muestran la complejidad de aquellas historias.

      37 Antonio de Mendoza, Ordenanzas y compilación de leyes, Madrid, Cultura Hispánica, 1945 (Incunables Americanos).

      38 Vasco de Puga (comp.), Cedulario de la Nueva España, facsimilar del impreso original en México en 1563, México, Condumex, 1985.

      39 Alonso de Zorita (comp.), Leyes y ordenanzas reales de las Indias del mar océano por las cuales primeramente se han СКАЧАТЬ