Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento físico NSCA (Color). G. Gregory Haff
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СКАЧАТЬ altas, y con ellos si las concentraciones iniciales son bajas). Un estudio de Kraemer (121) respaldó esta teoría, pero también se demostró que las concentraciones de IGF-I eran más sensibles a las cargas calóricas elevadas, como la suplementación con hidratos de carbono y proteínas, antes y después de una sesión de ejercicio.

       Adaptaciones al entrenamiento de los factores de crecimiento insulinoides

      Las respuestas del IGF-I al entrenamiento resistido con grandes cargas se mantienen variables, pero los estudios demostraron que los cambios se basan en las concentraciones iniciales antes del entrenamiento (es decir, si las concentraciones basales son bajas, el IGF-I aumenta; si son altas, no hay cambio ni decrecen) (W. J. Kraemer, datos de un estudio sin publicar). Además, la ingesta de comida o el nivel de restricción calórica (o ambas) influyen en las concentraciones sanguíneas en reposo e inducidas por el ejercicio (80, 109). En las mujeres, el entrenamiento resistido demostró aumentar el IGF-I total y reducir las concentraciones de la proteína 1 transportadora de IGF durante el ejercicio resistido agudo, lo cual indica que puede haber adaptaciones específicas al modo de ejercicio en el sistema del IGF-I circulante (67). Los efectos del entrenamiento siguen siendo una historia inacabada como muchos de los aspectos de los patrones de respuesta de la superfamilia del IGF (149). Al igual que con la GH, las adaptaciones inducidas por el entrenamiento del IGF-I probablemente se reflejen en distintos mecanismos relacionados con el tipo de IGF, con la liberación, transporte e interacción con los receptores. Además, la interacción con otras hormonas anabólicas no se puede pasar por alto, ya que estas a menudo buscan el mismo resultado (p. ej., la síntesis de proteínas). Todavía se requieren nuevas investigaciones sobre las adaptaciones del IGF-I al entrenamiento resistido con grandes cargas en diversos tejidos.

      La glándula suprarrenal desempeña un papel crucial en el fenómeno de la respuesta de lucha o huida y presenta dos divisiones principales: la médula (centro) y la corteza. Ambas divisiones responden al esfuerzo del ejercicio. La médula suprarrenal es estimulada directamente por el sistema nervioso y, por tanto, activa una respuesta rápida y casi inmediata; la corteza es estimulada por la hormona adrenocorticotropa (ACTH) liberada por la adenohipófisis. Las hormonas suprarrenales más importantes para el entrenamiento y el acondicionamiento físico son el cortisol, un glucocorticoide de la corteza suprarrenal, las catecolaminas (adrenalina, noradrenalina y dopamina) y los polipéptidos, que contienen encefalina (p. ej., péptido F) y son liberados por la médula suprarrenal (95, 104, 109, 116, 182). El péptido F, un fragmento de proencefalina, desempeña un papel importante en la mejora de las funciones de los inmunocitos (182). Por tanto, la médula suprarrenal secreta hormonas implicadas en la reacción inmediata al esfuerzo y en la recuperación posterior de dicho esfuerzo.

       Cortisol

      Los glucocorticoides, y más específicamente el cortisol en el ser humano, se han considerado clásicamente como hormonas catabólicas presentes en el músculo esquelético (45, 47, 129). En realidad, el cortisol es la principal hormona transmisora del metabolismo de los hidratos de carbono y está relacionada con las reservas de glucógeno del músculo. Cuando las concentraciones de glucógeno son bajas, se deben catabolizar otros substratos (proteínas) para producir energía y mantener las concentraciones de glucosa sanguínea. Las concentraciones de cortisol experimentan grandes subidas y bajadas sujetas al ritmo circadiano; la concentración es máxima por la mañana temprano y desciende durante el día. Por tanto, el momento del día es una consideración importante cuando se examinan los niveles de cortisol o se comparan los resultados.

       Papel del cortisol

      El cortisol ejerce sus principales efectos catabólicos al estimular la conversión de aminoácidos en hidratos de carbono, elevar el nivel de enzimas proteolíticas (enzimas que degradan proteínas), inhibir la síntesis de proteínas y anular muchos procesos glucodependientes, como la glucogénesis y la función de los inmunocitos (51). El cortisol manifiesta sus mayores efectos catabólicos en las fibras musculares tipo II, lo cual, al menos en parte, se podría deber a que contienen más proteínas que las fibras musculares tipo I; no obstante, el cortisol podría estar igualmente implicado en el control de la degradación de las fibras musculares tipo I (162). Las fibras musculares tipo I dependen más de que se reduzca la degradación de proteínas para desarrollar hipertrofia muscular, en contraste con el espectacular incremento de la síntesis de proteínas usado por las fibras musculares tipo II para conseguir esa hipertrofia.

      En casos de enfermedad, inmovilización articular o lesión, la elevación de los niveles de cortisol media en la pérdida de nitrógeno y en la pérdida neta de proteína contráctil. Las consecuencias son atrofia muscular y reducción asociada de la producción de fuerza (45, 133). En el músculo, los efectos anabólicos de la testosterona y la insulina contrarrestan los efectos catabólicos del cortisol. Si un gran número de receptores se unen a la testosterona y este complejo receptor de hormonas bloquea el elemento genético en el ADN con el que se pueden ligar el cortisol y su complejo receptor, el número de proteínas se conserva o aumenta. Por el contrario, si un mayor número de receptores se unen al cortisol, la proteína se degrada y se pierde. El equilibrio de las actividades anabólicas y catabólicas en el músculo afecta a la unidad contráctil e influye directamente en la fuerza. El aumento agudo de los niveles de cortisol circulante después del ejercicio también implica la presencia de mecanismos de respuesta inflamatoria en la remodelación tisular (51).

       Respuestas del cortisol al ejercicio resistido

      Al igual que sucede con la GH 22 kDa, parece ser que los niveles de cortisol aumentan con el ejercicio resistido, sobre todo cuando los períodos de descanso son cortos y si el volumen total de trabajo es alto (116, 178). Los incrementos del nivel de cortisol tal vez no tengan efectos negativos sobre los hombres después de un período de entrenamiento al que se ha adaptado el cuerpo; la adaptación «desinhibe» el cortisol a nivel de los testículos, con lo cual se mantiene la influencia de la testosterona sobre sus receptores nucleares.

      El cortisol responde a los protocolos de ejercicio resistido que generan un estímulo de gran efecto en el metabolismo anaeróbico. Es interesante que la selección entre las variables agudas de un programa que causan las máximas respuestas catabólicas también produzca la máxima respuesta de la GH (116, 166, 178). De este modo, aunque niveles elevados mantenidos de cortisol tengan efectos adversos, los incrementos puntuales tal vez formen parte de un proceso de remodelación más amplio en el tejido muscular. El músculo debe sufrir algún grado de rotura (sin alcanzar los niveles de lesión) para remodelarse y aumentar de tamaño; las elevaciones agudas del nivel de cortisol favorecen este proceso de remodelación ayudando a la remoción de las proteínas dañadas.

      Debido al papel catabólico del cortisol, los atletas y especialistas de la fuerza y el acondicionamiento físico tienen mucho interés en su potencial como marcador de la degradación de tejido en todo el cuerpo. Hasta cierto punto esto es cierto, si bien la magnitud del incremento tal vez debe superar 800 nmol/L para indicar problemas potenciales por sobreentrenamiento (55, 56, 58, 59). El cociente testosterona-cortisol también ha servido para intentar determinar el estado anabólico-catabólico del cuerpo (70). Aunque estos marcadores resulten atractivos a nivel conceptual, las mediciones del cortisol sérico y el cociente testosterona-cortisol solo han tenido un éxito limitado en la predicción o monitorización de cambios en la fuerza y potencia (124). Es probable que los problemas con estas pruebas estén relacionados con los múltiples roles del cortisol y otras hormonas.

      Pocos estudios han investigado el efecto del ejercicio resistido sobre los receptores de glucocorticoides en el tejido muscular, aunque datos recientes revelan que, en hombres entrenados, se han hallado concentraciones de receptores significativamente más bajas en reposo y durante un período de recuperación de 70 minutos después del ejercicio, en comparación con los de mujeres (188). Simultáneamente, se apreció en mujeres СКАЧАТЬ