Principios del entrenamiento de la fuerza y del acondicionamiento físico NSCA (Color). G. Gregory Haff
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СКАЧАТЬ sean menores con el ejercicio a pesar de que se produzcan dichos incrementos. Hasta la fecha, no se ha demostrado que el momento del día en que se desarrolla el entrenamiento de la fuerza (p. ej., por la mañana o por la tarde) tenga efectos significativos sobre las concentraciones totales de testosterona en reposo, sobre su patrón diurno o sobre el incremento absoluto de la fuerza máxima (163). Las mujeres presentan concentraciones mucho menores de testosterona sérica y pocas variaciones en las concentraciones durante el día (aunque hay datos limitados que respalden esta última opinión). Sin embargo, la respuesta de sus receptores de andrógenos es muy dinámica con una regulación al alza mucho más rápida que en los hombres, probablemente para aprovechar mejor la testosterona presente durante un estímulo de ejercicio resistido (188). Así pues, la elevación del nivel de testosterona en la sangre de las mujeres después de un ejercicio resistido tal vez influya porque responde con más celeridad mediante cambios en los receptores, con el fin de usar la testosterona recientemente liberada en la sangre.

       Los ejercicios con grupos musculares grandes y un volumen adecuado de trabajo total causan un incremento agudo de las concentraciones totales de testosterona en los hombres.

       Testosterona libre y globulina transportadora de hormonas sexuales

      Se está empezando a comprender mejor las respuestas agudas al ejercicio de la testosterona libre (testosterona no ligada a una proteína transportadora, como la globulina transportadora de hormonas sexuales). La testosterona libre solo corresponde al 0,5-2% de la testosterona total; por tanto, es una mayor concentración total de testosterona la que posibilita la presencia de más testosterona libre. Un ejercicio con grandes cargas (p. ej., seis series de diez repeticiones al 80% de 1RM) puede causar un incremento agudo de la presencia de testosterona libre en hombres y mujeres, aunque este sea mucho menor en las mujeres (188). En el caso de los hombres, Kraemer (120) demostró que la edad parece influir en las respuestas de la testosterona libre al ejercicio resistido. Es decir, hombres jóvenes (de 30 años) presentaron concentraciones superiores de testosterona libre a las de hombres mayores (de 62 años) después de una sesión de ejercicio. Esto quizá manifieste un mayor potencial biológico de que la testosterona interactúe con los tejidos de destino de los hombres más jóvenes. La llamada hipótesis de la hormona libre postula que es solo esta la que interactúa con los tejidos de destino. No obstante, la hormona ligada podría influir significativamente en el índice de liberación de la hormona en un tejido destinatario, como el músculo, y tal vez resulte ser una ventaja de los hombres jóvenes sobre los mayores tras una sesión de entrenamiento (34). Es decir, los hombres jóvenes presentan más valores absolutos de testosterona total y, en consecuencia, más testosterona libre que los hombres mayores en un valor porcentual del total.

      El papel, regulación e interacción de las proteínas de unión y sus interacciones con células también presentan posibilidades interesantes para la mejora de la fuerza, especialmente en las mujeres, cuya cantidad total de testosterona es muy baja en comparación con la de los hombres. La estimulación del crecimiento de las células musculares mantiene más tiempo la testosterona en estado de ligazón. De hecho, la misma proteína transportadora actúa como una hormona con actividad biológica (159). El papel biológico de distintas proteínas transportadoras parece ser un factor importante en las interacciones con los tejidos (71, 72, 75, 159). Estudios de Kvorning (130, 131) han demostrado que en el caso de hombres jóvenes, la testosterona tiene un rol importante en las respuestas anabólicas al entrenamiento resistido. Cuando se administró bloqueadores de la hormona luteinizante a los sujetos del estudio, lo cual se tradujo en concentraciones muy bajas de testosterona aunque sin afectar a otros sistemas de transmisión anabólicos, el aumento de la fuerza muscular y de la masa de tejido muscular magro se redujo en comparación con el de hombres con un funcionamiento normal y concentraciones normales de testosterona. Estos estudios clásicos demostraron la importancia de la testosterona endógena en los mecanismos adaptativos para las adaptaciones al entrenamiento resistido.

       Respuestas de la testosterona en las mujeres

      La testosterona es la principal hormona sexual masculina. Las mujeres tienen unas concentraciones de testosterona circulante de 15 a 20 veces menores que las de los hombres. La mayoría de los estudios no han demostrado en las mujeres un incremento agudo de la testosterona después de una sesión de ejercicio resistido; los datos revelan que, aunque ocurran esos incrementos, son relativamente pequeños (26, 38, 76, 81, 114, 190) y a veces se observan solo en el caso de la testosterona libre (188). Sin embargo, en las mujeres jóvenes se ha advertido un incremento, pequeño pero significativo, de la testosterona sérica en respuesta a seis series de sentadillas de 10RM (144). Además, Vingren (188) observó incrementos agudos en la concentración de testosterona libre en hombres y mujeres entrenados y como respuesta a un protocolo de ejercicio resistido con grandes cargas, si bien las concentraciones en las mujeres fueron mucho menores que en los hombres. La concentración de testosterona varía sustancialmente entre una mujer y otra, dado que algunas mujeres secretan mayores concentraciones de andrógenos suprarrenales. En un informe se observaron cambios en las concentraciones basales de testosterona en las mujeres que practicaban ejercicio regular en comparación con controles inactivas (26). Sin embargo, otros estudios no han mostrado cambios en las concentraciones séricas de testosterona con el entrenamiento (38, 76, 81, 114, 190). No obstante, una vez más, el uso de testosterona mediante la regulación creciente de los receptores de andrógenos en el músculo esquelético, de forma rápida y en cuestión de una hora, revela la gran sensibilidad que las mujeres tienen a los incrementos de la testosterona, así como la importancia de su empleo (188).

       Adaptaciones de la testosterona al entrenamiento

      Todavía estamos aprendiendo sobre las respuestas de la testosterona al entrenamiento resistido (73, 119, 173, 188, 191). Lo importante es que se ha de ser consciente de que la testosterona aumenta como respuesta a las exigencias de los protocolos de ejercicio; los receptores incrementan la capacidad de unión para usar el elevado nivel de testosterona, o bien no lo hacen debido a que no necesitan esa señal para aumentar el metabolismo relacionado con el músculo. Tal vez esto ocurra porque otros receptores en otros tejidos de destino (p. ej., neuronas, células satélite) resultan más afectados en ciertos momentos del entrenamiento dependiendo de la ventana de adaptación disponible en los tejidos destinatarios. Por eso, esperar incrementos en las concentraciones basales tal vez sea un concepto obsoleto; sin embargo, se puede concebir un incremento en las concentraciones inducidas por el ejercicio debido a una mejora de la capacidad funcional y de la capacidad para hacer más trabajo en un protocolo de ejercicio. Parece ser que el tiempo dedicado y la experiencia del entrenamiento pueden ser factores muy importantes para modificar las concentraciones basal e inducida por el ejercicio de esta hormona. Sin embargo, tal vez cambie su papel en el músculo esquelético, dado que se alcanzan incrementos en los límites superiores del tamaño de las células musculares. En hombres adultos, se han observado incrementos agudos en la testosterona si el estímulo del ejercicio es correcto (es decir, series múltiples, 5-10RM, adecuado uso de la masa muscular). En un estudio clásico, Häkkinen (73) demostró que, en el curso de dos años de entrenamiento, incluso en halterófilos de elite, ocurren pequeños incrementos en las concentraciones basales de la testosterona sérica, a la par con incrementos de la hormona folicular y la hormona luteinizante, las cuales intervienen en la regulación de la producción de testosterona y se liberan y secretan de la adenohipófisis en respuesta a las señales del encéfalo a través del hipotálamo. La testosterona podría cumplir un papel en el desarrollo del sistema nervioso en el entrenamiento a largo plazo, aumentando las adaptaciones neuronales que se producen para incrementar la fuerza de atletas de fuerza y potencia muy entrenados (75, 76). Además, algunos estudios han demostrado una mayor adaptación al entrenamiento resistido cuando las sesiones del programa de entrenamiento indujeron una elevación aguda de las concentraciones de testosterona (78, 158).

      Los estudios de investigación sobre el efecto del ejercicio resistido y el entrenamiento sobre el receptor de andrógenos СКАЧАТЬ