Cosas nuevas y viejas (apuntes sevillanos). Manuel Chaves Rey
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Название: Cosas nuevas y viejas (apuntes sevillanos)

Автор: Manuel Chaves Rey

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 4057664160584

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СКАЧАТЬ probable es que el autor de Don Juan Tenorio se inspirase para su hermosa leyenda, en este caso, que en los sucesos narrados en la Cántiga LXI de D. Alfonso y los Castigos y documentos del rey D. Sancho que cita el Sr. Picón como orígenes de A buen juez, mejor testigo.

      En el archivo municipal de Sevilla existe una relación del suceso que no deja de ser curiosa.

      Cuéntase allí, que un caballero dió palabra de casamiento á cierta dama sevillana y noble, poniendo por testigo á la Virgen de la Merced, cuya escultura existía en la iglesia del convento del mismo nombre. Alcanzó por tal medio el galán los favores de la bella, pero harto quizás luego de sus caricias, negóse á cumplir la empeñada palabra, con lo cual la dama, que no tenía testigos del juramento dado, se le ocurrió la original idea de poner por testigo á la imagen.

      La señora y el caballero, acompañados de un escribano y de numeroso público, acudieron al templo donde había de verificarse el extraño juício, consintiendo en aquella prueba el seductor, pues, como dice Sánchez Gordillo: «Al caballero le pareció que así no le había de convencer, porque la imagen no había de contestar por milagro.»

      Y el mismo autor añade «que llegando á la presencia de la Virgen, y puestos los ojos en ella, le dijo la mujer:—Señora mía: Vos sois testigo de que este hombre, invocando á vos, me dió palabra de ser mi marido, y mediante ello me obligó.—Dicho esto, la imagen bajó la cabeza como afirmando la verdad de lo que la mujer decia, y el caballero quedó convencido.»

      El estupendo suceso ocurrió, por lo que afirman muy seriamente los escritores, en 1400. La escultura se conserva hoy en el convento del Socorro con la cabeza inclinada, según dicen, sin que se sepa que haya vuelto á mezclarse en que los galanes cumplan su palabra ó la dejen de cumplir.... Verdad es que milagros de este calibre no son para todos los días.

       Índice

      Así es conocido, más que por su verdadero nombre de Juan de Padilla, el poeta sevillano, autor de El Retablo de Cristo y Los doce triunfos de los doce apóstoles, los dos poemas alegóricos más importantes que produjo la lengua castellana en los fines del siglo XV y principios del XVI.

      Según las más recibidas noticias, nació Padilla en nuestra ciudad en 1468, perteneciendo su linaje á gente bien acomodada y que de antiguo tenían su asiento y residencia en la población, debiendo desde su primera juventud consagrarse al estudio y cultivo de las musas, pues á la edad de veinticinco años, cantó en un poema las hazañas del famoso don Rodrigo Ponce de León, poema titulado Laberinto del marqués de Cádiz, que fué impreso en Sevilla por Ungut y Polono en 1493.

      Esta obra estaba dedicada á la duquesa de Arcos; se componía de unas cien coplas, y según hace constar en su Tipografía Hispalense don Francisco Escudero, no existe hoy de ella ejemplar alguno.

      El Laberinto es la única producción que de Juan de Padilla se conoce, escrita siendo seglar, pues las otras salieron de su pluma cuando ya era monje en el monasterio de la Cartuja, donde, según expresión de Fernández Espino, «pasó su vida en el solitario claustro... consagrado al estudio, á la contemplación del Altísimo y á ensalzar sus maravillas.»

      De esta sosegada y pacífica existencia resulta, que la vida de nuestro poeta tiene en verdad pocos incidentes variados y no ofrece más interés que los de cualquier vulgar y oscuro fraile de aquellos que retirados en sus conventos veían deslizar los años iguales y monótonos.

      Al cartujano Juan de Padilla se debe el poema Retablo de la vida de Cristo, que terminó en Diciembre del año 1500, cuya lectura no resiste hoy el más cachazudo lector y que fué obra impresa en Sevilla entrado ya el siglo XVI.

      Diez y ocho años más tarde, y cuando fray Juan de Padilla contaba 50 de edad, ponía término á otro poema titulado Los doce triunfos de los doce apóstoles, que es la principal de sus producciones, y acerca de la cual ha escrito el autor del Curso histórico-crítico de la literatura española:

      «Donde halló Padilla libre campo á sus estudios literarios y para gloria de Jesús mismo y de sus discípulos fué en Los doce triunfos. La intención de seguir las huellas de Dante vese tan marcada en este poema, aun más que en el Laberinto de Juan de Mena. Pero el asunto del vate cartujano dábale material más apropósito para seguir la imitación de la Divina Comedia. Aunque llena también su mente de las bellezas virgilianas, más ascético que Dante, si lo imita con frecuencia, no escogió un gentil como éste para guía, sino á san Pablo, quien le dirige y acompaña por los lugares en que los apóstoles ilustraron su vida con su elocuente palabra, con sus virtudes y aun con el martirio. Conducido siempre por san Pablo, entra en las regiones donde sufren tormento los idólatras, los nigromantes, los hechiceros y otra multitud de réprobos, partiendo de allí á la santa Jerusalén, mansión de los bienaventurados.»

      Como muestra del estilo del poema, copio estas estrofas sacadas al azar del Triunfo noveno, no desemejante á todos las demás:

      «Yo que lo alto del cielo miraba

       bien, como hace el astrónomo sabio,

       cuando resguarda por el astrolabio

       lo que del polo saber deseaba,

       vi que de parte del Euro botava el gran Sagitario, con arco tirando saeta de fuego, que pasa vibrando los aires, y nuve que dura hallaba, siendo la causa que crepa tronando. Y vi que tenía de dentro patente, el grado primero d'aqueste centauro, al Fi de Latona con rostro de auro, según se nos muestra contino nitente. El gran Ofiulco, con él de presente, con la Serpiente yo vi que salía; y, por el contrario, cansado caía el can á la parte de nuestro occidente, ya que la Liebre se nos escondía. Aqui tiene casa por la delantera Júpiter alto por cosa preciosa; en esta se goza y en otra reposa poco, teniéndolo por lo trasera. Contempla, contempla la causa primera, me dijo mi Guía muy súbitamente; esto perquiere la estólida gente dando cien vueltas al polo y esfera, que fueron criados del Omnipotente. Miran á veces las Exaltaciones los Trinos y Cuartos, y más los Sextiles, y las Conjunciones con buenos oviles, malas hallando las oposiciones, asi que mirando las constelaciones, y augurantes á do no conviene; por el contrario, su punto les viene de lo que piensan en sus corazones, de bien ó de mal que'lefecto contiene. Asi que, tú mira por lo que subsiste, y deja la casa del sexto planeta; verás otra muy más que perfeta de uno que gloria muy grande se viste. Basta que digas de como ya viste subir por lo bajo de vuestro orizon, este que dicen el sabio Chiron, maestro d'Archiles, según más oiste d'aquellos que fingen medio sermón.» etc.

      Fray Juan de Padilla falleció antes de mediar el siglo XVI; su nombre figura con elogio en las páginas de la historia crítica de nuestra literatura, y Sevilla, que lo tuvo por hijo, deberá siempre consideración y respeto al nombre de este poeta, de quien sólo he intentado trazar un ligero apunte.

       Índice

      De las más antiguas fiestas de toros de que en Sevilla hay documentadas noticias, son las verificadas en el año 1405 para celebrar el natalicio del infante don Juan, hijo de don Enrique III el Doliente, infante que nació en Toro en 6 de Marzo del citado año.

      Según СКАЧАТЬ