Curiosidades antiguas sevillanas. Gestoso y Pérez José
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СКАЧАТЬ de la cabalgadura con que a de andar la persona en quien están «Rematados» los vestiglos desta ciudad echandolos fuera della los cuales dies ducados se le libraron como dicho es avnque se conçertó en doce el hazer el dicho Repostero en virtud de dos acuerdos de Sevilla de 29 de Agosto y cinco de Octubre de 1605 años, por los quales se acordó que porque el lugar está lleno de vestiglos en mucha cantidad que los hay muy podridos en todas las calles el veintiquatro Alonso de Porras hiziese arrendarlos la limpieza dellos la executasse luego en el más moderado precio que pudiesse sacándolo á Remate y poniendo en él dos condiciones que la persona en quien se Rematasse anduiese todo el año tarde y mañana todos los dias por todo el lugar y que la bestia que traxese fuese mular macho, cubierta con vn Repostero el qual mandasse hazer el dicho veintiquatro, lo más aprouecho que pudiesse y que no costase más de diez ducados…»

      Dejamos á nuestros lectores la libertad de hacer los comentarios que se les ocurran acerca de los documentos consignados. Por nuestra parte diremos solo que si esto ocurría en la más importante rica y floreciente ciudad de España como á la sazón lo era Sevilla y durante las más gloriosas de nuestras monarquias; ¿á qué estado de abandono y de suciedad habrían llegado otras ciudades de segundo y aun de tercer orden? Y sin embargo, aquellos hombres de antaño apenas si paraban mientes en estas «pequeñeces,» para dedicar toda su poderosa inteligencia, toda su voluntad de hierro, todos sus nobles estímulos al fomento de las ciencias, de las letras y de las artes, al engrandecimiento de nuestros dominios, á la realización de épicas empresas con las cuales asombraron al mundo, pudiendo decir enfáticamente que: «en sus dominios no se ponía el sol.» Hoy por el contrario, pobres, descaecídos, faltos de ideales y de energías, habiendo dejado perder el inmenso patrimonio que nos dejaron nuestros abuelos, «armamos un dos de Mayo.» al encontrar á nuestro paso un montoncillo de basura.

      LOS LEONES

      DE LOS REYES DE CASTILLA

      A juzgar por algunos antecedentes que hemos reunido, parece que nuestros antiguos monarcas miraron con gran predilección á tan hermosos animales, no sabemos si porque de antiguo han representado la fiereza y el valor ó por su significación heráldica conque aquellos los consideraran. Cierto que en los últimos años de la Edad Media, no eran, solamente nuestros reyes los encariñados con tan bravas bestias, pues, otros monarcas también lo estuvieron. Según los historiadores, cuando regresó el rey René de Anjou de su desventurada expedición de Nápoles en 1442 entre los obsequios que recibió al detenerse en Florencia, fué el de una leona que estimó mucho, porque era, aficionado á las bestias raras22.

      En el «Memorial de diversas hazañas» que escribió Mosén Diego de Valera referentes al reinado de Don Enrique IV, dice el autor: «en el mesmo año se mostró otra muy grand llama en el cielo y lo que mayor turbación dió en todos los deste Reyno, fué que teniendo el Rey en Segovia en su palacio «muchos» leones y leonas e habiendo ende uno muy grande á quien todos los otros obedecían se comenzó entre ellos tan grand pelea que todos se juntaron contra el mayor león y le mataron e comieron parte de él: de ende todos pronosticaron ser cercana la muerte del Rey ó gran caida23

      Fieles á esta tradición, de sus predeceores, mostráronse les Reyes Católicos, que á lo menos en Sevilla, complacíanse en poseer leoneras, no solamente en el régio Alcázar, sino también en el castillo de Triana. De la existencia de las primeras atestigua el maestro Juan de Malara, el cual describiendo las bellezas del mudejar palacio, dice entre otras cosas: «La talla de las puertas, las labores moriscas, los jardínes que están entre la huerta de el Alcoba y los aposentos nuevos con grandes y espaciosos miradores, «las leoneras que solía auer en tiempo de los Reyes Católicos etc …» Y que no fué solamente en el Alcázar donde aquellos monarcas tuvieron sus predilectas fieras, compruébase por el siguiente documento, curioso por más de un concepto:

      Muy honorables señores:

      Juan de Merlo alcayde del castillo de triana me encomiendo en vuestra merçed a la qual plega saber: quiero que sepan que El aljama e judios desta çibdad «acostumbraron siempre» dar para mantenimiento de los leones que los Reyes nuestros señores en esta çibdad tenían cinco mill maravedises de cada año. Y porque agora el Rey e Reyna nuestros señores tienen e dexaron en el dicho castillo de Triana dos leones que han menester los dichos çinco mill maravedises e mucho más para de que sean mantenidos á vuestra merced suplico mande que los dichos judíos me den e paguen los dichos cinco mil maravedises de cada año para ayuda al mantenimiento de los dichos leones en lo cual al Rey e Reyna nuestros señores fareys seruiçio e á mi fareys merced24.

      Dada cuenta al Cabildo de esta peticion, «los dichos asystente y oficiales fablaron sobrello. Et finalmente encomendaron y mandaron al jurado alfon garcía, escribano del dicho cabillo quel se informe y sepa si los dichos judíos solían pagar y pagauan los dichos cinco mil maravedises y ello por él sabido faga relaçión para el primero día de cabillo.»

      Faltan algunas hojas del cabildo celebrado dos dias después de la petición, en las cuales, acaso, constaría el resultado de la averiguación practicada por Alfon García.

      Parece también que en aquella época atributase á tan temibles animales virtudes curativas, pues el docto caballero Pedro Mexia, hablando del insigne arzobispo Don Fr. Diego Deza, consigna, que, no fué bastante á curarlo de la enfermedad de gota que lo aquejaba el colocar sus pies sobre los lomos de un león que sus deudos hicieron traer de Africa, lo cual vió por sus propios ojos el ilustre historiador sevillano. La predilección de nuestros monarcas, especialmente de los Reyes Católicos, por los leones, cayó en desuso en los reinados posteriores; pero en cambio alguno de aquellos gustaron de poseer colección de fieras como Don Felipe IV que ordenó en 1632 se escribiese al Virrey del Perú y á aquellas Audiencias para que se le enviasen los animales feroces de dichas regiones, pues S. M. deseaba tener un circo donde encerrar leones, tigres, osos y demás bestias salvajes25.

      LA COMPRAVENTA

      de los esclavos en Sevilla

      SIGLOS XV-XVI

      Como una triste consecuencia de la guerra, como costumbre aceptada y reconocida por todos los reinos de Europa, en los que podríamos llamar código ó convenciones militares, es sabido que los prisioneros constituían parte del botin del vencedor, y por lo que respecta á España, de igual modo que nosotros imponíamos la esclavitud á los enemigos que aprisionábamos, así también aquellos nos sometían á durísimos cautiverios, extremando sus rigores hasta el más bárbaro refinamiento.

      Sólo procedentes de la toma de Málaga, llegaron á esta ciudad 2.300 moros enviados por los Reyes Católicos, para que el Concejo los pusiese en guarda, por cuanto estaban rescatados por 30 doblas moriscas cada uno, y en Cabildo de 27 de Septiembre de 1487, se dispuso cumplir lo mandado por el Rey de que se diesen 3 maravedices diarios á cada uno, mientras llegase el rescate.26 Aquellos prisioneros tenían quienes los rescatasen; pero ¡cuántos más se vieron obligados á sufrir el yugo de la esclavitud!

      La esclavitud fué siempre consecuencia del derecho de la fuerza, entonces mostrábase en su más salvaje vigor, sin atenuaciones; sin hipócritas convencionalismos. El señor disponía de su esclavo, como de sus muebles ó de sus animales, y así vemos corrientemente en los antiguos inventarios de bienes que se hacían por fallecimiento de cualquier persona, que, á seguida de la enumeración de los asnos, bueyes etc. hacíase el aprecio de los esclavos, hombres, mujeres ó niños, siendo de notar que de igual modo que se determinaban los defectos físicos de los brutos, marcábanse tambièn los de aquellos infelices seres; consignando por ejemplo, si era viejo, tuerto, ó manco, si padecía de bubas ó de enfermedad contagiosa. Verdad también, que, raro era el testador de regular posición СКАЧАТЬ



<p>22</p>

Leroy de la Marche. "Le Roi René."

<p>23</p>

Pág. 21, tomo III de Crónicas. Bib. de AA. EE.

<p>24</p>

Acta del Concejo de Sevilla, 8 Marzo 1479.

<p>25</p>

Colec. Belmonte, Tomo I. fol 93. Archi. gral. de Indias.

<p>26</p>

Actas Capitulares, «Arch. Mun.»