Curiosidades antiguas sevillanas. Gestoso y Pérez José
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СКАЧАТЬ les noms d'attabi (talú) de mi'djar &c. Avant l'epoque actuelle Almeríe etait également renommée pour la fabrication des utensiles en cuivre et en fer et d'autres objets… Le port decette ville recevait des vaisseaux d'Alexandrie et de toute la Syrie, et il n'avait pas dans toute le Espagne, de gens plus riches, plus industrieux, plus comerçants que ses habitants, ni plus enclis soit au luxe et a la depense, soit a l'amour de thesaurier.» Edrisi – Descriptión d'Afrique et de l'Espagne, pág. 240.

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Ebn Aljatib, un viajero arabe, alababa las hollas ó vestiduras que se tejían en Málaga que eran de varios colores y con preciosas labores de figuras que representaban Califas y otros personajes famosos, subiendo sus precios á muchos miles. Descripción del reino de Granada por Simonet, pág. 76.

El célebre geógrafo Ebn Said dice que Nerja (Naricha ó Narifa) «era una alqueria tan grande como una ciudad … que alcanzaba á la sazón gran nombradia por sus fábricas de ricos tisues (tiraz) y telas de seda de colores y añade que pasó por aquel pueblo con su padre Musa Ebn Amran en la época en que sus naturales solían teñir ó pintar la seda, y halló gran muchedumbre de ellos reunidos en el álveo del río donde habían plantado una gran tienda.

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El señor marqués de Cerralbo en su notabilísimo Discurso de recepción en la Real Academia de la Historia, pág. 154.

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Le musée historique des tissus de la Chambre de commerce de Lyon, por Raymond Cox, página, 54.

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«Una colcha, la fas de paño de oro que llaman marabique …» Recibo que dió Teresa González en favor de Sancha López. Sevilla, 16 de Marzo 1862***. Colec. de docums. del autor.

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«Era costumbre entre los principales jefes musulmanes de poseer en su palacio una casa destinada á la fabricación del tiraz ó manufactura de seda. En ella se tejían telas con inscripciones, con emblemas para el uso del señor y de sus servidores. Era en general, mercancia prohibida, sirviendo á veces para regalos diplomáticos, así se explica la existencia en Europa de telas, manifiestamente orientales, conservadas en nuestras iglesias ó colecciones públicas. Arun-al-Raschid las envió á Carlo Magno entre otros productos de la industria árabe.» R. Cox. op. cit. pág. 52.

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Además de las singulares telas moriscas que citamos en el texto y de otras notables que poseen algunos de nuestros templos y afortunados coleccionistas, consérvanse notables ejemplares hispano-moriscos en el museo de tejidos de Lyon.

Al tratar de las ricas telas moriscas, acude á la mente el recuerdo penosísimo de las que constituyeron en los siglos XIII, XIV, XV y XVI los vestuarios de las imágenes articuladas de la Virgen, de los Reyes, Fernando III, Dª Beatriz de Suavia y D. Alonso X, que se custodiaron en la Capilla Real de nuestro Templo metropolitano; tesoro tan estupendo y singular, que si hoy se conservara produciria la admiración del mundo entero. Pues bien, aquella inusitada riqueza constituida por regios donativos en el lapso de cuatro siglos, desapareció, y con ella los interesantísimos simulacros de los citados monarcas y hasta el pavés de San Fernando que alcanzó á ver el ilustre Argote de Molina. Las reformas de que fué objeto la Real Capilla con motivo de la canonización del Santo Rey destruyeron estas y otras inapreciables joyas.

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Puede verse también la Memoria sobre el problema propuesto por la Sociedad Patriótica acerca de la manufactura de seda., etc. por Don Bernarbé Portillo. Tomo I. de las Memorias de dicha Sociedad.

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Permítanos el señor don Juan Caballos Pérez que interponiendo el interés histórico á los respetos de su reconocida modestia consignemos su nombre y perdónenos una libertad que se funda solamente en las que creemos exigencias de la justicia dando á cada cual lo suyo.

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Informe del Veinticuatro de Sevilla Francisco Maldonado de Saavedra en que se describen los jardines y palacios de Don Fernando Colón, en el barrio de los Humeros tal como se hallaban en el año de 1597. «Curiosidades bibliográficas y documentos inéditos. Homenaje del Archivo Hispalense al IV Centenario del Descubrimiento del Nuevo Mundo.» Sevilla, Rasco. 1, vol. 4.º, 1892.

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Con los pormenores que aparecen en el contrato otorgado entre Don Fernando Colón y los escultores Carona y Lanzio nos hemos atrevido á reconstruir la fachada de la casa del insigne bibliófilo. Dícese en el documento á que nos referimos: «che havemo da fare inseme una porta di marmoro biancho et quatro fenestre di una medesma forma … la quale hano de esser de la grandessa et opera e manifatura che habiamo datto designato de la nostra mano in uno cartono al signo Dum (sic) Fernando Colón Spagnollo che é quello che comanda a faze la dicta opera». Puede verse tan precioso contrato en la obra «Notizie dei profesori del disegno in Liguria dalle origini al secolo XVI por Alizeri. Génova 1880. 6 volumnes fol. tom V pág. 103.

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Dichos sepulcros así como un hermoso retablo, todo ello de mármol blanco, estuvieron en la iglesia del convento de San Francisco de esta ciudad y hoy se encuentran en Pontevedra por disposición de los duques de Medina de las Torres, sus descendientes.

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Así lo dispuso en su testamento Don Fernando Colón, encargando á sus herederos que procurasen conservar siempre legibles dichas inscripciones. Apéndices á la obra, «Don Fernando Colón historiador de su padre». Harrisse.

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Cuando la Biblioteca Fernandina pasó al Cabildo Catedral consta por los «Libros de Fábrica, que cada volúmen de los del Cabildo estaba sujeto con una cadena, prevención muy en boga entonces, y á la que parecen referirse las palabras subrayadas en el texto, que consiguó Don Fernando en su testamento. Vease nuestra obra Sevilla Monumental y Artística. Tomo II. Biblioteca Colombina.

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El amor de Don Fernando Colón á su librería y á sus grabados se demuestra por sus «Abecedarios y Registros» que de él se conservan autógrafos. Labor ímproba que nos dá á conocer también su rara erudición y doctrína bibliográfica. De estos índices forma parte el Registrum C que es un catálogo en 4.º de los grabados que poseyó. Hallánse divididos en grupos, según los tamaños del papel en que estaban impresos, y, separadamente los que contenían figuras desnudas ó vestidas. De cada una de las estampas hacía el gran bibliófilo minuciosa descripción, sin olvidarse de citar las firmas y monogramas de sus autores. Tan importante hemos juzgado siempre la publicación de este volumen, que hace algunos años la hubiésemos efectuado, pero, al participar estos propósitos al muy docto, entonces Bibliotecario mayor de S. M. nuestro amigo el Señor Don Manuel R. Zarco del Valle, nos hizo saber que una copia del «Registrum» paraba ya en manos de Mr. Thibandeau de Londres, sabio coleccionista de grabados, quien después de estudiarlo detenidamente lo daría en breve á la estampa. Estos deseos no se han visto cumplidos para los curiosos que esperan con ansia su publicación, seguros de que ha de revelar preciosas noticias de los más excelentes grabadores de los siglos XV y XVI.

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Pocos años, quizá, después de la muerte de Don Fernando, parece que sus casas y huertas pasaron á poder del banquero genovés Francisco Leardo, el cual las vendió á Fray Francisco de Beaumont, religioso mercedario, que hubo de adquirirlas con el intento de labrar un colegio conventual, dedicado á San Laureano, en 14 de Marzo de 1594{*} pero 19 años antes, consta que en ellas hallábase establecida una importante fabricación cerámica dirigida por el genovés Tomás de Pésaro, según consta en una escritura de 26 de Diciembre de 1575{**}.

En 1597 dispuso Don Felipe II que la Ciudad fundase un hospital para albergue de mendigos y vagabundos, y en su virtud esta encomendó el asunto á Don Francisco Maldonado, el cual informó diciendo que el local más a propósito era el edificio «que llaman las Casas de Colón.»

Creemos que la fundación del albergue quedó en proyecto y que los Pésaro, Tomás y su hijo Jusepe continuaran con su fábrica en el mismo sitio hasta 1602 por lo menos, fecha en que según Zúñiga se comenzó á edificar el Colegio de San Laureano.

El transcurso de 35 años fué suficiente para convertir el artístico monumento erigido por Don Fernando Colón en una fábrica de cerámica y el de otros 27 más, para que de él quedase solo el recuerdo de su existencia.

{*} Harrise Don Fernando Colón historiador de su padre, páginas 109 y 110.

{**} Gestoso. Historia de los barros vidriados sevillanos, páginas 241 y siguientes.

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Ni en la «Cuenta del gasto» se cita el nombre de aquel СКАЧАТЬ