Cosmopolitismo y nacionalismo. Autores Varios
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Название: Cosmopolitismo y nacionalismo

Автор: Autores Varios

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Oberta

isbn: 9788437082660

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СКАЧАТЬ en su obra de 1767 Neues Staatsgebäude in drei Büchern, publicada en Leipzig, propone un tribunal de paz, con poder ejecutivo, dependiente de un congreso. Señala que Rusia debería estar entre las veinte naciones que lo componen. Polier de Saint-Germain, escritor suizo que se autoproclama un simple ciudadano del mundo sin otro talento que su fuerte amor por la humanidad, en su Nouvel Essai sur le projet de la Paix perpétuelle, de 1788, propone un tribunal permanente con poder ejecutivo para resolver los conflictos entre los estados. Se trata de un plan para una asociación cooperativa de los estados cristianos, incluyendo a Estados Unidos. Guillaume Resnier, general y precursor de la aviación, publicó en 1788 su obra la République Universelle ou l’humanité ailée réunie sous l’Empire de la Raison, en la que afirma que un pacto universal de amistad entre todos los reyes y pueblos de la tierra, combinado con un sistema legal internacional, produciría una familia global.9

      Algunos de los proyectos de paz merecen una descripción más detenida. Empezaré por el plan de 1756 de un colono, Saintard, titulado Roman politique sur l’état présent des affaires de l’Amerique ou Lettres de M*** a M*** sur les moyens d’établir une Paix solide et durable dans les Colonies, et la liberté générale du commerce extérieur. Es una obra escrita desde el punto de vista francés contra la política marítima y colonial de Inglaterra en el contexto prebélico de la llamada «Guerra de los siete años» entre Inglaterra y Francia. Su propuesta es simple: la paz debe ser alcanzada a través de la libertad de comercio, de la que resulta la interdependencia de los pueblos. Afirma que la restricción de la libertad de comercio va contra el espíritu comercial y utilitarista del tiempo. Este ethos de búsqueda de la prosperidad es lo que puede conducir a la paz. Piensa que los proyectos de paz de tiempos anteriores, como el de Enrique IV, no eran viables porque la sociedad no estaba madura, al no tener ese espíritu. Es interesante notar que señala la necesidad de que haya prosperidad para todos los pueblos si se pretende una paz universal y duradera (Saintard, 1756: 333-334). Una vez alcanzado esto, la confederación de estados sería algo factible (Saintard, 1756: XXX y XXXI). La obra se basa en un ardiente cosmopolitismo moral, afirmando que la dignidad de la inteligencia humana iguala a todos los hombres (Saintard, 1756: 2). De esta igualdad moral entre todos los hombres se deriva su crítica del prejuicio de buscar la gloria nacional por encima de todo: «Quien pudiera olvidar un momento su patria y colocarse en el centro del universo, perdería enseguida el sentimiento de la ilusión general: cesando de ser ciudadano, por así decirlo, se convertiría en hombre» (Saintard, 1756: 4). Por eso, desea que todos los pueblos formen una sola sociedad libre y feliz (Saintard, 1756: 11). En conclusión, sostiene que el sistema de una paz perpetua no es la quimera de un ciudadano pacífico, el sueño de un hombre de bien (Saintard, 1756: 298-299), en alusión a Saint Pierre.

      El celo por la paz que tenía Saint Pierre no lo tuvo nadie en su siglo, sino quizá Pierre-Andrè Gargas (1721-1801), quien siendo galeote escribió un proyecto de paz. Nacido en una pequeña aldea, fue acusado de la muerte de un hombre, torturado en los interrogatorios y condenado a veinte años de galeras (1761-1781). Parece ser que los tres últimos años de trabajos forzados estuvo con el capellán de la penitenciaría, que le podría haber ayudado en su educación. La preocupación por la guerra la pudo sentir allí, pues conoció a muchos desertores que estaban presos. En 1776, todavía en galeras, envía a Voltaire un proyecto de paz perpetua, pidiéndole que le dé su opinión. Éste le contestó con algunos versos del mismo poema La Tactique que había utilizado para criticar a Saint Pierre, pero cambiando el verso final para alabar a Gargas; así, de «la impracticable paz del Abbé de Saint Pierre» pasa a poner «la bellísima paz de Pierre Andre Gargas» (cf. Gargas, 1797, portada). En 1779 le envía el proyecto a Franklin, firmando como «forzado n.º 1.336», y nada más salir de galeras va a París a ver a Franklin, quien, verdaderamente impresionado por este honesto campesino, de apariencia rústica y pobre, imprime su folleto titulado «Conciliateur de toutes les nations d’Europe ou projet de paix perpétuelle entre tous les Souverains de l’Europe et leurs Voisins». En 1785 Gargas publicó una versión un poco más amplia: «Union Souveraine et Conciliatrice, de toutes les Nations d’Europe et de celles qui en sont connues. Ou Projet de paix générale et perpétuelle». Este proyecto lo envió a todos los embajadores en Francia y a los principales políticos franceses. Los destinatarios estaban invitados a devolver el ejemplar si no estaban de acuerdo con sus ideas. Quedarse con el ejemplar significaba, pues, una cierta adhesión al plan. De los sesenta ejemplares que envió sólo le devolvieron seis (Ferry, 2000: 110 y 111). En 1794 envió a la convención el tercer proyecto de paz perpetua en manuscrito y en 1796 publicó «Contrat social surnomé Union francmaçone, entre tous les bons citoiens de la Republiqe Françoise e entre la meme Republiqe e toutes les Nations de la terre». El folleto finalizaba con un modelo de impreso para que los presidentes de las asambleas municipales lo enviasen al Gobierno. Gargas envió esta obra a los cuatro puntos cardinales de Francia. Pero en este momento tan inoportuno, diríamos, de la Revolución francesa, la mayoría de los lectores lo vieron peligroso y lo remitieron a la policía. Las pesquisas llevaron, como no podía ser menos, al propio Gargas, al que simplemente se le prohibió la difusión del folleto, al comprobar que no era un peligro para el Estado, pues estaba viviendo la etapa final de su vida como portero del hospital de la penitenciaría de Toulon (Ferry, 2000: 118-152).

      Gargas se definía a sí mismo como una piedrecilla que produce una chispa y tenía un verdadero ardor por que esa chispa se convirtiese en un gran incendio de paz que consumiese a toda la humanidad. Conoce la obra de Saint Pierre, copia algunas de sus ideas y lo cita, aunque dice que su proyecto es mejor (Gargas, 1782: 39). Reconoce la personalidad de las naciones y no propone una unión en la indiferenciación. Además, habla de una dimensión verdaderamente cosmopolita, al señalar que la unión es para Europa, Asia, África y América (Gargas, 1782: II), aunque suele tener en mente principalmente a Europa. Parece que Gargas es el primero que utiliza la expresión «Nations Unies», que, esbozada en los dos primeros ensayos de 1782 y de 1785, aparecerá muchas más veces en la Memoria de 1794 y en el Contrato Social de 1796 (Gargas, 1796: 3, 6 y 7; cf. Ferry, 2000: 127).

      Sus dos temas centrales son la emancipación de las colonias y la eliminación del secretismo en los asuntos exteriores. Para Bentham, una parte importante del problema reside en la diplomacia secreta del Departamento de Asuntos Exteriores, que compromete al pueblo a luchar en guerras que no son de su interés. El producto del secreto, decía, es la guerra (Gabinet No secrecy, citado en Hoogensen, 2005: 88-90). La otra causa principal de la guerra es el mantenimiento de colonias, lo que supone la guerra contra los colonizados para mantenerlos sujetos y contra las potencias extranjeras para defender la posesión de las colonias.

      Aunque Bentham le da menos importancia, en sus escritos de política internacional suele aparecer el tema de un tribunal y un parlamento común. Bentham, en Pacification and Emancipation y Colonies and Navy, abogó por la creación de un fórum internacional para la opinión pública a través de un tribunal común. El papel más importante del tribunal –se llame corte, congreso o dieta– es expresar y publicar una opinión respecto a los conflictos entre los estados, sobre todo si esas opiniones estuvieran enraizadas en argumentos universalmente conocidos y que tuvieran una probabilidad de que todos los experimentasen y los aceptasen (BL add. MS 30151; cf. Hoogensen, 2005: 100).

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