Las leyes de la moral cósmica. Omraam Mikhaël Aïvanhov
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Название: Las leyes de la moral cósmica

Автор: Omraam Mikhaël Aïvanhov

Издательство: Bookwire

Жанр: Философия

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isbn: 9788412406856

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СКАЧАТЬ por otros que no lo son. Existen cosas indispensables, y en general, estas cosas indispensables no cuestan nada: la luz del sol, el aire, el agua, el alimento, no podéis pasar sin todo eso, y no cuestan nada, salvo el alimento, un poco.

      Según parece, desde el mes de mayo la juventud hace manifestaciones para reclamar el derecho a fumar, a acostarse, a rebelarse. No dice: “Tenemos necesidad de luz, necesidad de espiritualidad, de una ciencia divina...”, no, lo que reclama es la libertad de comer, de beber y de divertirse... Esto no es nuevo ¿sabéis? Desde la creación del mundo no se oye otra cosa. Como los romanos, que pedían pan y circo. No se oye a nadie decir: “Tenemos necesidad del Reino de Dios y de su Justicia...” Lo que reclaman siempre es la facilidad y los placeres.

      Pero lo mismo que es necesario que el hombre escoja siempre el mejor alimento físico para su salud, su belleza y hasta su inteligencia, también es necesario que escoja el mejor alimento psíquico. Este es aún un punto de la moral que no podemos negar. La gente quiere mezclarlo todo, y eso no es moral, contradice la inteligencia de la naturaleza. Podemos hacer esta mezcla, pero será la muerte espiritual. Por eso la juventud no debe entregarse perdidamente a los placeres, a disfrutar, a divertirse, sino a instruirse, a trabajar, a formarse. Y después, Dios mío, no se la privará de nada. Pero primero debe aprender a dominarse, a controlarse, en vez de dejarse ir hacia el desorden. Porque, si no, ¿qué es lo que sucede? Se desmagnetiza, pierde su frescor, su encanto, su sutileza, algo celestial, encantador, todo aquéllo que constituye su mayor riqueza.

      Por el momento, las puertas de la perdición están abiertas a los jóvenes. Por todas partes sólo piensan en seducirse, en excitarse. Y nadie puede hacerles sentar la cabeza, nadie, ni siquiera los pensadores o los sacerdotes, porque no hay ciencia tras sus palabras; dan buenos consejos, sí, pero no argumentos científicos. Ahora hay que dar unos argumentos científicos que nadie pueda refutar.

      Yo no estoy en contra del placer. Es legítimo querer el placer, pero ¿por qué no añadirle al placer otro elemento para que cuando el hombre y la mujer se unan produzcan una chispa, una luz? Solos, no podemos producir la luz. El hombre y la mujer se buscan, porque la mujer, sola, no puede tener un hijo; y el hombre tampoco. Pero cuando los dos se unen, surge la chispa, el hijo. Lo mismo sucede interiormente; sin el pensamiento, el placer o el sentimiento está incompleto. Ahí tenéis otro argumento científico. ¿Por qué actuar sin el otro compañero que está ahí, dentro de nosotros: la inteligencia? La inteligencia no puede hacer nada sin el poder del sentimiento, y el sentimiento no puede hacer nada sin el poder de la inteligencia.

      No soy tan estrecho o puritano, sólo miro las cosas desde otro punto de vista. Si fuese útil, si fuese estético, constructivo, yo sería el primero en aplaudir todas estas reclamaciones de la juventud. Observad a los nudistas, no les he acusado, no les he condenado; pero lo que no me gusta en ellos, es que, con el pretexto de aire, de sol, de libertad, hay otra cosa en su cabeza y su manera de vivir no es irreprochable. No estoy en contra de sus ideas que son verídicas y que están conformes con la naturaleza, sino de su aplicación, que no está a punto. Si estuviese verdaderamente a punto, yo sería el primero en predicar el nudismo.

      Por otra parte, todo eso no es nuevo, incluso se han visto cosas peores. En todos los tiempos, ha habido gente que se ha juntado para entregarse al desenfreno, e incluso en París, hace una decena de años, una Rusa, Naglowska, introdujo prácticas de magia sexual. Se ponía en el centro de un círculo de parejas que hacían el amor, con el pretexto de que ella sabía recoger las fuerzas fluídicas que emanaban de ellas para producir fenómenos magníficos con estas fuerzas. Que hay fuerzas que se desprendan, esto es seguro; pero que una pobre chica desequilibrada sea capaz de transformarlas, ¡eso no! Pueden contar todo lo que quieran, pero conmigo, esto no sucede. Yo hago un análisis, peso, selecciono, y no puede pasar nada que no sea verídico.

      Algún día, si la juventud llega a esta comprensión, quedará horrorizada del abismo que se presenta ante ella, y quizá sea ella la que dé la voz de alarma, la que haga sentar la cabeza al mundo entero. Yo lo espero, lo deseo. De momento, no sabe, y los adultos no le han aclarado las cosas, porque tampoco ellos las tienen claras; así que, ¡es tan normal que se dejen guiar por sus deseos, por sus tendencias! ¿Qué hay en ello que sea tan reprensible? Sí, pero si añadimos el verdadero saber iniciático, se contentarán con saborear el placer en dosis homeopáticas, y la cosa será diferente. Todo puede ser una medicina, incluso el placer; pero si tomáis demasiado, o con gente sucia, seréis envenenados.

      Bonfin, 4 de agosto de 1968

      8 El yoga de la nutrición, Col. Izvor nº 204, cap. IX: “La ley de los intercambios”.

      9 Un futuro para la juventud, Col. Izvor nº 233, cap. XII: “Compararse con los más grandes para evolucionar”, y cap. XIII: “La voluntad sostenida por el amor”.

      10 El amor y la sexualidad, Obras completas, t. 14, cap. XXVII: “La juventud ante el problema del amor”.

      11 El amor y la sexualidad, Obras completas, t. 15, cap. III: “El Sol, fuente del amor”.

      12 El amor y la sexualidad, Obras completas, t. 15, cap. XVI: “Vivir con amor”.

      III

      La actividad creadora como medio de evolución

      Al observar los acontecimientos, porque, como estoy en el mundo no puedo dejar de ver lo que sucede, constato que, cada vez más, los hombres están perdiendo algo esencial. Eso se ve en muchos signos: ya no saben qué creer ni a dónde dirigirse, y a pesar de la cultura, de la ciencia, de los progresos en todos los campos, están cada vez más inseguros y confusos. Así que, en mi opinión (yo también tengo derecho a pronunciarme, puesto que todo el mundo se pronuncia), lo que les falta a los humanos es, un verdadero sistema filosófico.

      Como cada uno es libre de inventar o de creer lo que quiera, vemos aparecer toda clase de opiniones y de teorías extravagantes. Pero no existe un sistema en el que todo el mundo pueda apoyarse. O, mejor dicho, existe una tradición espiritual y moral, pero la mayoría ha dejado de creer en ella y se deja influenciar por todo lo que es deforme, pervertido, tenebroso. Los humanos no quieren nada de lo que es verdaderamente sensato, ordenado, armonioso, ya están hartos de todo esto, desean otra cosa... ¡para cambiar! Mirad solamente a los artistas: ¿por qué los pintores, los escultores, los músicos, los poetas se obstinan en reproducir todo lo que es feo, deforme, caótico? En el pasado, los artistas buscaban la belleza, la armonía, la perfección, la luz, pero ahora rechazan todo eso. Y aunque todavía hay gente que tiene principios, СКАЧАТЬ