Название: Las leyes de la moral cósmica
Автор: Omraam Mikhaël Aïvanhov
Издательство: Bookwire
Жанр: Философия
isbn: 9788412406856
isbn:
No se trata de impedir a los jóvenes amar, crear o ser libres, pero hay que instruirles. Piden libertad, es legítimo, todo el mundo debe pedir la libertad. Pero esta libertad que buscan en el desenfreno no es en realidad más que una esclavitud. Fumar, acostarse, romper, ensuciar, insultar, ¡eso es la libertad para ellos! Pero ¿a dónde les llevará esta libertad? Yo no estoy en contra de la juventud; yo también he sido joven, y lo soy todavía. Sí, interiormente, soy más joven que los jóvenes. Ellos ya han envejecido, lo veo: en sus deseos, en sus actitudes, son viejos. Por eso hay que instruir a la juventud, mostrarle que antes de lanzarse a experimentar cualquier cosa deben reflexionar y tomar solamente lo que es bueno.10
En el terreno de los sentimientos existe la misma variedad y la misma riqueza de alimentos que en el plano físico. Algunos sentimientos son charcutería, sí, son morcilla, jamón; otros son verduras o frutas, otros aún son vino o droga... Pero como la juventud no conoce este mundo del sentimiento, se traga cualquier cosa y se envenena.
Cuando hablo de la juventud, sé muy bien que muchos adultos no son más razonables que los jóvenes. Ellos también sólo buscan el placer, no tienen ningún conocimiento y se tragan suciedades que les hacen caer enfermos. Por eso les aconsejo que tomen ciertas pociones amargas, sólo eso les curará. Han comido demasiadas golosinas y ahora deben tomar un poco de quinina, y la encontrarán en la sabiduría. Evidentemente, no es muy agradable, pero deben hacerlo, porque si no estarán en cama con fiebre.
Siempre encontraréis en los humanos pasiones y deseos que bullen, eso no falta en ninguna parte. Pero lo que es raro, lo que casi no se encuentra, es la inteligencia que permite hacer una elección. Sin embargo, es ella precisamente la que es la más preciosa, pero los humanos no la quieren. Dicen: “Si nos mostramos prudentes, inteligentes, nos veremos obligados a renunciar a ciertos gozos, y no tenemos ganas de privarnos...” Decir una cosa semejante es confesar que son ignorantes y estúpidos porque, al contrario, serían más felices si fuesen lo suficientemente inteligentes para discernir la naturaleza de sus sentimientos y hacer una selección. ¿Cómo puede uno ser feliz cuando es ciego? Cuando uno no ve nada ni prevé nada para protegerse, está a la merced de cualquiera. No os imaginéis que la felicidad vendrá si estáis ciegos. Es como si os diesen un saco cerrado diciéndoos: “Vamos, mete la mano, en este saco hay de todo, toma lo que te convenga...” Y metéis la mano en el saco, sin mirar, os muerde una víbora y os morís. Creedme, si estáis ciegos siempre habrá una víbora para morderos.
Nadie puede reprocharos que tengáis necesidad de intercambios. Yo también los necesito; sólo que no busco el gozo y la felicidad en las cloacas, sino en esta fuente de amor universal: el sol. El sol deposita sus partículas de vida en toda la naturaleza, y son estas partículas las que recibimos a través de las piedras, las plantas, los animales, e incluso a través de los hombres y las mujeres. Porque los hombres y las mujeres poseen también algunas partículas del sol, pero muy pocas, insuficientes, por eso nunca se sienten verdaderamente saciados y siempre se ven empujados a buscar en otra parte.
El verdadero amor se encuentra a profusión en el sol, y es ahí dónde hay que ir a buscarlo. Mientras no bebáis de la fuente, sólo encontraréis pequeñas gotas de rocío condensadas sobre algunas hojas, sobre algunas flores, y esto es poca cosa. Hay ciertamente lugares en el cuerpo del hombre o de la mujer en los que el amor se deposita un poco, pero si solamente lo buscáis ahí, estaréis siempre hambrientos, sedientos. Y esto es lo que les sucede a todos los que se aman: encuentran que queda todavía un vacío en ellos, no se sienten colmados, les falta algo. Ahora tienen que ir a buscar a la fuente este inmenso amor que abreva y alimenta a toda la creación.11 Después, que amen a un hombre o a una mujer si quieren; pero para encontrar la plenitud, deben ir primero a buscar este amor a la fuente. No hay hombres o mujeres que puedan encontrar la plenitud solamente con otras mujeres u otros hombres. A la larga, siempre queda una parte de sí mismos que no está satisfecha, que no es colmada.
Ya sé que lo que aquí digo es algo muy lejano e incluso irrealizable para muchos. Ni siquiera lo comprenden, así que no hablemos de la realización, ¡hacen falta siglos! Pero yo, conozco a alguien que ha realizado eso, así que preguntadle cómo podéis realizarlo vosotros también... ¿Acaso soy desgraciado? ¿Acaso busco a las mujeres? No, tengo todo lo que necesito... un amor a derramar sobre toda la humanidad, ¡y esto desborda! Y si yo he logrado encontrar el secreto, vosotros también podéis hacerlo. Pero no queréis. Razonáis como todos aquéllos que creen que serán desgraciados si no satisfacen sus deseos sensuales. Bueno, bueno, que los satisfagan, yo no me opongo, pero veremos más tarde. ¿Y qué veremos? Lo que ya hemos visto: la ruina, la quiebra. Ya lo hemos visto en grandes celebridades, escritores, artistas, poetas, músicos, que eran víctimas de una pasión que no podían vencer. En realidad, no querían vencerla, porque pensaban que todavía serían más desgraciados si se desembarazaban de ella. Y las nueve décimas partes de la humanidad razonan de esta manera.
Me he encontrado con mucha gente que estaba enferma, que eran desgraciada, y yo les decía: “Lo que tiene que hacer es esto. – ¡Pero no tengo tiempo! – ¡Ah! ¿No tiene tiempo? Bueno, ya veo, ya veo... – ¿Y qué ve? – Veo que tendrá tiempo para sufrir...” Si no tenemos tiempo para la luz, lo tendremos para las tinieblas. Si no tenemos tiempo para la salud, lo tendremos para la enfermedad, para dar vueltas y vueltas en la cama. ¿Qué queréis que os diga? Es matemático, es absoluto. Conozco el razonamiento de los humanos. Razonan como niños, todavía no han dejado los pañales. ¡Si escuchaseis su razonamiento! Claro que si no tenéis ningún criterio encontraréis que es original, filosófico, que es algo que se sale de lo corriente; diréis: “¡Qué pensador más formidable!” y estaréis maravillados. Pero si sois Iniciados, encontraréis que estos razonamientos son los de un bebé.
Mis queridos hermanos y hermanas, debéis saber que vuestro cuerpo se construirá con los materiales que absorbéis. Por tanto, si estos materiales no son puros, seréis impuros; si estos materiales son nocivos, estaréis enfermos. He ahí una ley absoluta, no sólo en el plano físico sino también en el plano psíquico. Lo mismo que con el alimento, debéis estar atentos para que los pensamientos y los sentimientos que absorbéis y digerís sean puros.
Compadezco a aquéllos que no quieren comprender estas grandes leyes. Yo no las he inventado, las he observado en la naturaleza y las he verificado en mí mismo. Por eso, ahora podéis decirme todo lo que queráis, podéis inventar cualquier filosofía nueva, yo la compararé con lo que la Inteligencia cósmica ha escrito en la naturaleza. Si veo que la Inteligencia cósmica la aprueba, la aceptaré; pero si la Inteligencia cósmica me muestra que vuestra filosofía contradice todo lo que existe en la naturaleza, la rechazaré.
Los jóvenes tienen tendencia a aceptar solamente aquello que les resulta agradable. Lo comprendo, pero ya os dije hace un rato que lo que es agradable no es un guía seguro. No hay que dejarse llevar por lo que es agradable, porque lo que viene después es siempre desagradable. Darse festines en un restaurante es agradable al principio, pero cuando debemos pagar resulta un poco desagradable. ¿Por qué imaginarse que podremos comer a saciedad sin pagar nada?
En la vida todo se paga, de una u otra forma todo se paga. Hay mercados, tiendas, escaparates, todo está expuesto delante vuestro para que os sirváis, pero una vez que os habéis servido, debéis pagar. Y justamente, esta idea de que luego hay que pagar es la que debemos retener y decir: “No vale la pena, será demasiado caro, el placer es pasajero, pronto no quedará ni rastro y después necesitaré СКАЧАТЬ