Hotel California. Barney Hoskyns
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Название: Hotel California

Автор: Barney Hoskyns

Издательство: Bookwire

Жанр: Изобразительное искусство, фотография

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isbn: 9788418282447

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СКАЧАТЬ folk Lyme & Cybelle. Puede que la personalidad brusca y desagradable de Stills tuviera algo que ver con la negativa de ambos. «Stephen no era un tipo muy agradable que digamos», comenta Nurit Wilde, una fotógrafa y habitual de la escena musical de Sunset Strip. «Es indudable que tenía talento, pero no era un tipo agradable por aquel entonces y siguió siendo un capullo todo el tiempo que tuve trato con él.» Al quedarse sin candidatos en L.A., Stills se trajo a Richie Furay de Nueva York, con la excusa de que había conseguido un contrato discográfico. Furay, alguien más amable y más cercano al arquetipo de cantante folk optimista, llegó a California a finales de 1965.

      Parks continuó su amistad con Stills, pero se ganaba la vida a base de grabar sesiones y hacer arreglos musicales. Su trabajo con Brian Wilson en Dumb Angel/Smile de los Beach Boys —la obra maestra psicodélica inacabada que debería haber sido el Sgt. Pepper norteamericano— dio mucho que hablar en L.A. Cuando le apartaron de los Beach Boys en abril de 1967 en favor de Mike Love, que era una apuesta segura, Parks se quedó destrozado, pero luego una llamada de Lenny Waronker desde Warner suscitó su atención. Parks sabía que Lenny era un niño rico como Terry Melcher, el hijo de la actriz Doris Day, pero no cabía duda de que estaba tan decidido como Mo Ostin y Joe Smith a hacer de Warner/Reprise un hogar de artistas innovadores y con credibilidad.

      Al poco de que Waronker entrara a formar parte de la compañía, Joe Smith se lo llevó a San Francisco para evaluar el catálogo de Autumn Records, un sello que Warner se había propuesto adquirir. Autumn, cuyo cofundador era el exuberante DJ Tom Donahue, contaba con un elenco de grupos prometedores del agrado de Smith: los Beau Brummels, los Tikis y los Mojo Men, entre otros. Para Waronker aquella era la oportunidad inmediata de experimentar con artistas de pop ya consagrados. Además de Parks, aportó también a Randy Newman y Leon Russell, un compositor y arreglista de Oklahoma que había trabajado en hits de Gary Lewis and the Playboys. Los discos que compusieron y produjeron para Warner —en particular los de los recién constituidos Harper’s Bizarre— eran interesantes y significativos. Por un lado, suponían una mirada al pasado, a la época del Brill Building y la primera etapa pop de los Beach Boys, pero también estaban en sintonía con la compleja psicodelia orquestal de Smile. «Queríamos hits», le contó Waronker al periodista Gene Sculatti, «pero los queríamos a nuestra manera.»

      Los hits que supusieron las versiones de «Sit Down, I Think I Love You» de Stills (a cargo de los Mojo Men) y «59th Bridge Street Song» de Paul Simon (a cargo de Harper’s Bizarre) contribuyeron a cimentar un núcleo creativo alrededor de Waronker. Siguiendo la iniciativa de Mo Ostin consistente en concentrar el grueso de Warner en los A&R, Lenny fue introduciendo y mezclando poco a poco el talento de trastienda de la compañía: Newman, Parks, Russell, Templeman, Ron Elliott y los guitarristas Ry Cooder y Russ Titelman. «Nunca hicimos de los beneficios nuestro principal objetivo», asegura Joe Smith. «Suena muy egoísta, pero era el tipo de reputación que queríamos tener. Van Dyke nos dejaba pasmados. Aquel chavalín sureño tan loco y aficionado a las drogas tenía un talento tremendo.»

      Sin embargo, Waronker también tenía el presentimiento de que los grupos de pop como Harper’s Bizarre, con sus trajes y corbatas a juego, tenían los días contados. El nuevo modelo para las bandas eran los Rolling Stones, que parecían y sonaban mucho más amenazadores de lo que nunca lo hicieran los Beatles. Había llegado la pandilla de rebeldes por excelencia, que alardeaba abiertamente de su sexualidad y su drogadicción. Mientras tanto, Mo Ostin, que ya había fichado a los Kinks, andaba fijándose en otra exportación británica, un extravagante guitarrista nacido y criado en Estados Unidos. Jimi Hendrix no era del estilo personal de Waronker, pero lo identificó muy acertadamente como el fenómeno de una nueva sensibilidad en el pop, o «rock», como empezaba a ser conocido.

      A Waronker, natural de Los Ángeles, le intrigaba más una nueva tendencia en el sonido local: un toque country, como de vuelta a las raíces, que se apreciaba en las canciones de los Byrds y otros grupos. «Yo tenía un objetivo muy sencillo», afirma. «Consistía en encontrar una banda de rock que sonara como los Everly Brothers.»

      III. Así que quieres ser una estrella del rock

      «Un día estaba sentado en el café Barney’s Beanery», comenta Denny Doherty de The Mamas and the Papas, «y en eso que entra Stephen Stills. Parecía deprimido, así que le pregunté qué hacía, y me suelta: “Una puta mierda, tío, no hago una mierda”. Al cabo de dos o tres semanas, entro en el Whisky y, ¡flipa!, lo veo subido al escenario con una banda. Le dije: “¿Qué cojones has hecho? ¿Sacarte una banda de la manga?”.»

      A principios de abril de 1966, a Stills y Richie Furay les pilló un atasco en Sunset Strip cuando iban en el Bentley de Barry Friedman. Mientras esperaban parados en el coche, Stephen vio un coche fúnebre, un Pontiac de 1953 con matrícula de Ontario, al otro lado de la calle. «¿Qué te apuestas a que es Neil Young?», dijo Stephen. Friedman hizo un cambio de sentido ilegal y estacionó detrás del coche fúnebre. Acababa de producirse una de las mayores serendipias del rock.

      Young, un canadiense larguirucho con los dientes mal colocados, acababa de llegar conduciendo sin parar desde Detroit en compañía del bajista Bruce Palmer. Se habían contagiado del mismo virus que atraía a otros cientos de aspirantes a estrellas del pop a la Costa Oeste. «No tenía ni puta idea de lo que hacía», comentaba Young. «Tirábamos adelante, como borregos.» Una semana después Stills ya tenía la banda con la que llevaba meses soñando. Dewey Martin, al que reclutaron de los Dillars, un grupo de bluegrass, completaba la formación: tres cantantes y guitarristas (Stills, Young y Furay) y una sección rítmica mejor que la de los Byrds. Van Dyke Parks vio una apisonadora que llevaba escrito el nombre «Buffalo Springfield» y a todo el mundo le encantó. Era perfecto, porque evocaba la idea de paisaje y de la historia de Norteamérica que les interesaba a todos, y a Neil Young en particular.

      Young era flaco y tranquilo, y estaba más que flipado con la prometedora expansión de la industria automotriz en Los Ángeles. Su mirada intensa con aquellos ojos oscuros, enmarcados por unas largas patillas, fascinaba a las mujeres. «Neil era un tipo muy dulce», afirma Nurit Wilde, que lo había conocido en Toronto. «Estaba enfermo y era vulnerable, así que las mujeres querían darle de comer y cuidar de él.» Al menos Young y Palmer ya no tenían que seguir durmiendo en el coche fúnebre. Cuando Stephen y Richie los llevaron a la casa que tenía Barry Friedman en Fountain Avenue, les ofrecieron colchones y un suelo donde dormir. «Todo aquello fue… un gran alivio», le contó Young a su padre, Scott. «Barry nos daba un dólar diario a cada uno para comida. Lo único que teníamos que hacer era seguir ensayando.»

      «La gente pensaba que Neil era una persona temperamental, pero a mí no me lo parecía», asegura Friedman. «Me parecía simplemente otro tipo más que escribía buenas canciones, aunque lo que sí que tenía era una voz rara.» Para Young, de los miembros de Buffalo Springfield el afable Richie Furay era «el que te caía bien con mayor facilidad», aunque en unas declaraciones a World Countdown News dijo que Richie «debería dejarse el pelo más largo». Furay tenía un cuartito en una casa de Laurel Canyon que pertenecía a Mark Volman, de los Turtles, un exitoso grupo de L.A. «Nuestro salón era el lugar de encuentro habitual de Stephen, Neil y Richie», recuerda Volman. «Dickie Davis siempre se dejaba caer por allí. En el caso de los Springfield, todo se creó en gran parte a partir de la energía que Dickie derrochaba.»

      Gracias a Davis y Friedman, la carrera de los Springfield tuvo un comienzo fulgurante. Su primera actuación fue en el Troubadour el 11 de abril, apenas una semana después de la creación del grupo. Aquel concierto, poco más que un ensayo con público, fue el preludio de una minigira como teloneros de los Byrds, cuyo miembro Chris Hillman era un ferviente defensor de la banda desde el primer día. Al resto de los Byrds, los Springfield los dejaron directamente en shock. En cuestión de semanas el grupo había desarrollado un sonido en directo acojonante cuyo fuerte era el bombardeo guitarrero a dos bandas entre Stills y Young. «Los directos de los Springfield eran clarísimamente un duelo СКАЧАТЬ