Ruina y putrefacción. Jonathan Maberry
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Ruina y putrefacción - Jonathan Maberry страница 13

Название: Ruina y putrefacción

Автор: Jonathan Maberry

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия: Ruina y putrefacción

isbn: 9786075572116

isbn:

СКАЧАТЬ —dijo Tom—. Sigue mirando. Mira a la mujer. Ella tendría, ¿cuántos? Dieciocho años cuando murió. Pudo haber sido bonita. Los harapos que lleva pudieron haber sido un uniforme de mesera. Quizá trabajaba en un merendero al lado de la tía Cathy. Tenía gente en casa que la quería…

      —Vamos, no…

      —Gente que se preocupaba de que ella llegara tarde a casa. Gente que quería verla crecer feliz. Una madre y un padre. Quizás hermanos y hermanas. Abuelos. Familia que quería para ella una vida por delante. Aquel viejo podría haber sido su abuelo.

      —Pero es uno de ellos. Está muerta —dijo Benny a la defensiva.

      —Claro. Casi todos los que han vivido están muertos. Más de seis mil millones de personas están muertas. Y hasta la última de ellas tuvo una familia. Hasta la última de ellas fue el ser querido de alguien alguna vez. En algún momento hubo alguien como tú que hubiera pateado el trasero de quien fuera, desconocido o mejor amigo, que le hiciera daño o le faltara el respeto a aquella chica. O al viejo.

      Benny sacudía la cabeza.

      —No, no, no. No es lo mismo. Ésos son zoms. Matan gente. Comen gente.

      —Una vez fueron gente.

      —¡Pero se murieron!

      —Claro. Igual que la tía Cathy y el señor Mitchell.

      —No… A la tía Cathy le dio cáncer. El señor Mitchell murió en un accidente.

      —Sí, pero si alguien en el pueblo no los hubiera aquietado, también se hubieran convertido en muertos vivientes. No finjas que no lo sabes. No finjas que no has pensado en que eso le pasó a la tía Cathy —giró la cabeza hacia el valle—. Esos dos allá abajo enfermaron.

      Benny enmudeció. Había aprendido algo en la escuela, aunque nadie sabía con seguridad qué había sucedido realmente. Algunas fuentes decían que era un virus que había mutado por la radiación de una sonda espacial recobrada. Otras afirmaban que era un nuevo tipo de gripe proveniente de China. Chong creía que era algo que se había salido de un laboratorio en alguna parte. Lo único en lo que todos estaban de acuerdo era en que se trataba de una enfermedad.

      —Aquel tipo allá abajo era probablemente un granjero —dijo Tom—. La chica, una mesera. Estoy bastante seguro de que ninguno de los dos estaba involucrado en el programa espacial. Ni trabajó en algún laboratorio de investigación. Lo que les pasó fue un accidente, Benny. Enfermaron y murieron.

      Benny guardó otra vez silencio.

      —¿Cómo crees que mamá y papá murieron?

      No hubo respuesta.

      —¿Benny? ¿Cómo crees que fue?

      —Murieron en la Primera Noche —dijo Benny con irritación.

      —Así fue. Pero ¿cómo?

      Benny nada dijo.

      —¿Cómo?

      —¡Tú los dejaste morir! —dijo Benny en un murmullo salvaje. Papá enfermó y… y… y mamá trató de… y tú… ¡tú sólo te fuiste corriendo!

      Tom guardó silencio, pero la tristeza oscureció sus ojos, y sacudió despacio la cabeza.

      —Lo recuerdo —gruñó Benny—. Te recuerdo huyendo.

      —Tú eras un bebé.

      —¡Lo recuerdo!

      —Debiste haberme dicho, Benny.

      —¿Para qué? ¿Para que inventaras una mentira sobre por qué huiste y dejaste así a mi mamá?

      Las palabras mi mamá quedaron en el aire entre los dos. Tom hizo una mueca.

      —¿Tú piensas que sólo hui?

      —No lo pienso, Tom. Lo sé.

      —¿Recuerdas por qué corrí?

      —¡Sí, porque eres un maldito cobarde!

      —Dios —murmuró Tom. Ajustó la correa que mantenía la espada en su sitio y volvió a suspirar—. Benny, éste no es el lugar ni el momento, pero pronto vamos a tener que hablar en serio acerca de cómo eran las cosas y cómo son ahora.

      —Nada puedes decir que vaya a cambiar la verdad.

      —No. La verdad es la verdad. Lo que cambia es lo que sabemos acerca de ella y lo que estamos dispuestos a creer.

      —Sí, sí, como sea.

      —Si alguna vez quieres conocer mi versión de los hechos —dijo Tom—, te la diré. Hay mucho que ignoras, pero eras demasiado joven para contártelo entonces, y tal vez todavía lo eres ahora.

      El silencio se extendió entre los dos.

      —Por ahora, Benny, quiero que entiendas que cuando mamá y papá murieron fue por lo mismo que mató a aquellos dos allá abajo.

      Benny nada agregó.

      Tom cortó una hoja de hierba y la puso entre sus dientes.

      —Tú no conociste realmente a mamá y papá, pero déjame preguntarte esto: si alguien se orinara en ellos o abusara de ellos, incluso ahora, considerando en lo que debieron haberse convertido durante la Primera Noche, ¿estaría bien para ti?

      —Vete al carajo.

      —Dime.

      —No. No estaría bien con eso. ¿Estás contento?

      —¿Por qué no, Benny?

      —Porque no.

      —¿Por qué no? Sólo son zoms.

      Benny se levantó abruptamente y bajó por la colina, alejándose de la granja y de Tom. Se detuvo, mirando hacia el camino por el que habían venido, como si aún pudiera ver la línea de la cerca. Tom esperó largo tiempo antes de incorporarse e ir con él.

      —Sé que esto es duro, niño —dijo amablemente—, pero vivimos en un mundo bastante duro. Luchamos por vivir. Siempre estamos en guardia, y debemos endurecernos simplemente para sobrevivir cada día. Y cada noche.

      —Te odio.

      —Tal vez. Lo dudo, pero eso no importa ahora —hizo un gesto hacia el sendero que llevaba de vuelta a casa—. Todo el mundo al oeste de aquí ha perdido a alguien. Tal vez alguien cercano o un primo remoto. Pero todos han perdido a alguien.

      Benny guardó silencio.

      —No creo que tú le fueras a faltar al respeto a nadie en nuestro pueblo ni en el oeste entero. Y tampoco creo, no quiero creer, que le faltarías el respeto a las madres y padre, hijos e hijas, hermanos y hermanas que viven aquí en la gran Ruina y Putrefacción.

      Puso las manos en los hombros de Benny y lo hizo СКАЧАТЬ