Название: Las disciplinas de una famila piadosa
Автор: Barbara Hughes
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781646911110
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Al final de la ceremonia, mientras nos congratulábamos los unos a los otros y nos expresábamos nuestras acostumbradas despedidas del verano, tomé a mi padre de la mano y lo presenté a mis profesores favoritos.
No había manera de que Bárbara supiera en ese momento la trascendencia de su decisión, pero su vida hubiera seguido un curso diferente si le hubiera dado lugar a la amargura. La gracia de Dios fue suficiente para ayudarle y por causa de su misericordioso perdón, su herencia no se hizo agria. Como cristianos debemos disciplinarnos y enseñarnos a perdonar y a olvidar las ofensas que nos hacen.
La disciplina de ser positivos
El perdón esta íntimamente relacionado con la disciplina de cultivar actitudes positivas. En los años que siguieron a la graduación de Bárbara, el alcoholismo de su padre tuvo un peso terrible sobre la familia. Su condición se deterioró en la ciudad de Los Ángeles en donde permaneció hasta que le diagnosticaron un enfisema avanzado. Entonces regresó al hogar como un inválido y su esposa cuidó de él durante once años hasta su muerte.
Esa década les permitió a nuestros hijos tener recuerdos de su abuelo. Durante ese tiempo decidimos enfatizar lo positivo del abuelo. Hablábamos acerca de su gran sentido del humor (era tremendamente divertido), el excelente chili que preparaba, y lo buen pescador que era. Reíamos de buena gana cuando cantaba imitando ciertos tonos o ciertas expresiones exageradas procurando tocar el viejo piano. O cuando bailábamos los pasos que él nos había enseñado años atrás. Hoy todos nosotros hacemos un alboroto con los bebés -con cualquier bebéen parte porque el abuelo lo hacía. Le encantaban tanto los niños pequeños y su dulzura que cuando queria, alzaba uno en sus brazos se sentía feliz.Y ese sentir nos lo transmitió a nosotros. También le gustaba la jardinería, algo que se convirtió en una pasión para Bárbara.
Esta es sólo una parte de su legado a nuestra familia. Nuestros hijos nunca supieron del incidente en la graduación de Bárbara hasta que fueron mayores y ya el abuelo hacía años que estaba en el cielo. Disfrutamos los beneficios que resultan de la disciplina de ser positivos acerca de la herencia de nuestra familia.
La disciplina de enfocar la atención en lo bueno
Cuando niño Kent sufrió un tremendo vacío en su crianza. Su padre Graham Hughes murió en un accidente industrial cuando él tenía tan sólo cuatro años de edad. Los recuerdos que él tiene de su padre son una visión borrosa de un hombre delgado con cabello rojizo y ondulado “dormido” en su ataúd. Fue privado de un modelo masculino y destinado a ser criado con su hermanito por su madre viuda, su abuela también viuda, y una tía que también lo era. De modo que no tuvo un varón que lo enseñara como varón.
El ser criado en un ambiente femenino pudo haber sido para Kent una gran desventaja, excepto por lo siguiente: Su madre, consciente del problema llevaba a sus hijos en cada verano a acampar en el Gran Sur y les enseñaba a pescar con las varas del abuelo y les permitió usar sus rifles cuando llegaron a la edad apropiada. Los padres jóvenes también se interesaron en Kent. Eddie que vivía al otro lado de la calle le enseñó como vestirse, y Jim, quien vivía con su joven esposa en el apartamento de atrás, le enseñó a construír aero modelos.Y por supuesto los hombres cristianos de su iglesia demostraron un interés especial en él durante sus años de adolescente: su pastor Verl Lindley; su padrino juvenil Howard Busse y Roberto Seelye quien lo pastoreó en sus años de universidad. Todos estos fueron beneficios divinamente preparados después de una terrible pérdida. Kent tiene una herencia cristiana única y envidiable que le ha permitido hacer suyas las palabras de David en el Salmo 68:5-6 cuando dijo: “Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa Morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados”.
La disciplina de comenzar algo nuevo
Obviamente cuando nosotros dos nos unimos y comenzamos una familia no estábamos perfectamente equipados para tal tarea. Uno de nosotros no tuvo padre y el otro tenía lo que hoy se llama un padre no funcional. Tuvimos que empezar en donde estábamos y con lo que teníamos. Pero lo que teníamos era sustancial. Teníamos los ejemplos silenciosos pero poderosos de nuestras madres quienes día por día dieron sus vidas por nosotros, y las promesas que Dios hace a quienes le siguen. Comenzábamos una gran aventura y lo último que teníamos en mente era auto compasión o remordimiento por lo que no teníamos. Un nuevo horizonte se abría ante nosotros y estábamos pletóricos de esperanza.
En el día de hoy ministramos en una iglesia que tiene 130 años de antigüedad con una gran riqueza de herencia y tradiciones. Pero hace treinta años empezamos desde cero una iglesia totalmente nueva. Absolutamente todo lo que hicimos ese primer año fue “original”. Tuvimos el privilegio de decidir qué tipo de tradiciones practicaría la iglesia por muchos años en el futuro. Y lo vimos como una oportunidad de hacer un impacto en la iglesia durante las siguientes generaciones. Y esa es exactamente la forma en que visualizamos a nuestra familia. Teníamos que comenzar algo nuevo. Nuestra deficiencia fue el trasfondo de nuestra oportunidad.
Como esponjas secas absorbimos cada pizca de sabiduría que pudimos obtener de familias cristianas con más experiencia. Tuvimos muchas pruebas y cometimos muchos errores. Casi todo lo que hicimos fue imperfecto. No fue nuestra incompetencia lo que Dios usó para lograr sus propósitos en nuestra familia, y tampoco usará la suya. Pero la obra de Dios comienza en cada persona a pesar de sus circunstancias, con una actitud de disciplinada dependencia de él para lo cual es necesario vivir la vida cristiana. Las virtudes que acompañan tal dependencia son fe, oración y obediencia: fe en que Dios cumplirá y realizará lo que ha prometido; una vida dependiente de Dios en oración, y una decidida obediencia a la voluntad de Dios.
EDIFIQUE SOBRE SU HERENCIA ETERNA
Al construir su herencia los cristianos tenemos una gran ventaja sobre los que no conocen a Cristo. La Escritura dice: “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17 RVR). Con las cosas viejas se fue una vida dominada por el pecado y el poder destructivo de hábitos que inhiben en las relaciones una herencia saludable, y ha llegado un nuevo corazón, el Espíritu Santo que mora en nosotros, una nueva sensibilidad moral y un nuevo poder para hacer el bien. No importa cuál era su herencia pasada, todo es nuevo en Cristo. Los cristianos tenemos una vasta herencia de la cual podemos echar mano, cimentada no en lo efímero de la vida sino en la eternidad.
La herencia paterna
Como fundamento de nuestra herencia está la paternidad de Dios quien es nuestro Padre devoto y amoroso. Una señal indicativa de nuestra relación con Dios es el poderoso impulso interior que nos hace dirigirnos a él como nuestro querido Padre: “Y ustedes... recibieron el Espíritu que los adopta como hijos y les permite clamar: ¡Abba, Padre!” (Romanos 8:15). “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” (Gálatas 4:6 RVR). Esta consciencia de la paternidad de Dios inspira un sentido de continuidad y seguridad en nosotros como miembros queridos de la familia de Dios. Al respecto J. I. Packer ha escrito:
Si usted quiere saber la profundidad de la comprensión que una persona tiene de lo que es el cristianismo, averigüe qué importancia le otorga al hecho de que es hijo o hija de Dios y de que tiene a Dios como su Padre. Si este no es el hecho que impele y controla su adoración, sus oraciones y toda la perspectiva de la vida, ello significa que, después de todo, no comprende muy bien lo que es el cristianismo. Porque todo lo que Cristo enseñó, СКАЧАТЬ