Las disciplinas de una famila piadosa. Barbara Hughes
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Название: Las disciplinas de una famila piadosa

Автор: Barbara Hughes

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781646911110

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СКАЧАТЬ me has costado mucho. Perdí mi figura por ti”. Esto fue algo que Caleb tuvo que seguir escuchando una y otra vez. Entre tanto Eric empezó a sentir un poco de celos de Caleb quien estaba recibiendo la atención que antes Yuly le dispensaba sólo a él.

      La incomodidad inevitable que produce el embarazo y las preocupaciones de la crianza de los hijos han envenenado la perspectiva de muchas parejas jóvenes de hoy, aunque son hijos e hijas de la iglesia. No sólo son numerosos los padres que consideran la familia como una carga, sino que muchas parejas jóvenes están retardando el momento de comenzar una familia hasta haber logrado el éxito profesional para minimizar los inconvenientes con su dinero, o limitando la familia a uno o dos hijos.

      Es necesaria una renovación de los principios fundamentales de la familia cristiana; principios sobre los cuales se puedan edificar las disciplinas que le son características. Sin un fundamento sólido estas últimas no florecerán. Y el fundamento correcto está cimentado en la Palabra de Dios.

      LO QUE DICE LA BIBLIA ACERCA DE LA FAMILIA

      Cuando nació nuestro primer hijo lo anunciamos con una alegre cita tomada de los Salmos: “Los hijos son una herencia del Señor” (Salmo 127:3). Esta declaración es una concisa expresión del antiguo valor que para el pueblo de Dios tenían los hijos. Ciertamente el primer capítulo de las Santas Escrituras registran la divina comisión de “sean fructíferos y multiplíquense” (Génesis 1:28), y los últimos capítulos del Génesis relatan la ansiedad de las estériles y la alabanza a quienes daban a luz. Sara, la vieja princesa de Israel, y su esposo Abraham llamaron a su primer hijo “Isaac” que significa “risa” porque grande fue su alegría por ese regalo de Dios.

      Las Escrituras no sólo elogian a los hijos sino que consideran bendecido a aquel a quien se le dieron muchos. El Salmo 127:3-5 exclama:

       Los hijos son una herencia del Señor,

       los frutos del vientre son una recompensa.

       Como flechas en las manos del guerrero

       son los hijos de la juventud.

       Dichosos los que llenan su aljaba

       con esta clase de flechas.

      El propósito de la familia: Glorificar a Dios

      La declaración escritural de que los hijos son una bendición enfatiza su importancia para el pueblo de Dios aquí sobre la tierra, y resume lo que debe ser la actitud cristiana hacia la paternidad. Pero los hijos también tienen una importancia vertical, la cual a menudo se pasa por alto en las discusiones del día de hoy sobre la familia: esto es su objetivo de glorificar a Dios.

      Después de una prolongada y equilibrada mirada a las Escrituras, los firmantes del credo de Westminster declararon en consenso que “el fin principal del hombre es glorificar a Dios y disfrutar de él para siempre”. Este principio gobierna todas las relaciones humanas, pero comienza en la sagrada estructura de la familia, en donde se modelan más profundamente las personas. Desde luego Dios es glorificado cuando sus hijos reflejan su carácter, cosa que sólo el Hijo pudo hacer a la perfección porque “él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es”. (Hebreos 1:3). Por cuanto Cristo representó perfectamente a Dios, también nuestros hijos pueden por la gracia divina irradiar más y más del carácter de Dios, si de veras se acercan a él con fe. Nuestra comisión celestial y gozosa es llevarlos a tener una relación con Cristo y luego influenciar su vida de tal modo que puedan andar y crecer en el camino de la gracia.

      Esta es nuestra gran responsabilidad, tal como Robert Dabney escribió al respecto hace tiempo:

      Qué inspirador es darse cuenta que su familia es el medio divino primario y básico ordenado por Dios para glorificarse a sí mismo.

      Cómo influenciar realmente a la sociedad

      Al respecto es, pues, la paternidad -y no la política, ni las aulas, ni los laboratorios, ni siquiera el púlpitoel medio de mayor influencia. Suponer algo diferente es dejarse llevar por el engaño del secularismo. Debemos entender que es a través de la familia cristiana que se comunica con mayor poder la gracia de Dios, la visión de él, la responsabilidad por el mundo y el carácter cristiano.

      La Biblia indica repetidamente que cuando Dios quiso guiar a su pueblo en el Antiguo Testamento, buscó a una persona (ver Isaías 50:2, 10; 59:16; 63:5; Jeremías 5:1; Ezequiel 22:30). Un solo individuo puede ser la diferencia decisiva en este mundo. No debemos sucumbir antes las engañosas matemáticas de la forma mundana de pensamiento que considera la dedicación de nuestra vida a unos pocos en un lugar anónimo como un escandaloso desperdicio de nuestro potencial.

      Padres, no abandonen su lugar de influencia. Todavía sigue siendo cierto que “la mano que mece la cuna gobierna al mundo”. ¡Créanlo!

      Santificación

      Pablo escribió en 1 Tesalonicenses 4:3 (RVR) que “...la voluntad de Dios es vuestra santificación...”. La paternidad es profundamente satisfactoria. Cuando nosotros nos casamos, la nueva relación descubrió espacios de egoísmo en nuestras vidas, y dentro de ellos puertas a otros compartimentos que a su vez contenían algo así como cubículos de escondido egoísmo. Esta revelación fue el comienzo de un proceso de limpieza interior que duraría toda la vida.Y la llegada de los hijos en realidad profundizó ese proceso. Las dificultades de la paternidad -el darnos a nosotros mismos, la oración, la dependencia de Dios, el crecimientopueden ser una experiencia sin par de santificación.

      Las satisfacciones de una familia cristiana

      Aquí podemos decir categóricamente que ningún otro logro profesional, ningún honor ni “éxito” se asemeja a la satisfacción de tener una familia. Desde luego nuestros hijos adultos no son perfectos. Después de todo tuvieron padres imperfectos: ¡nosotros! Ni miramos todas las cosas de la misma manera. Pero nuestros hijos han decidido navegar con Cristo en el mar de la vida, resistiendo los vientos contrarios de la cultura, y siguiéndolo a donde quiera que él los guíe. En ese aspecto son buenos marineros. ¿Qué si nos han dado satisfacción? Definitivamente sí.

      Somos optimistas acerca de nuestra familia porque ella continúa siendo una fuente creciente de bendición, gloria, poder, santificación y satisfacción.

      DISCIPLINE SU ACTITUD

      Si usted ha sido presa de las actitudes mundanas acerca de los hijos, ¿cómo puede recuperar un sentido de cristiana alegría en el pequeño núcleo que Dios le ha dado para que lo críe? Los pasos siguientes quizá le ayuden a adoptar una perspectiva bíblica:

      1. Personalización. En los espacios en blanco escriba los nombres apropiados para completar esta declaración:

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