Название: Salto de tigre blanco
Автор: Gustavo Sainz
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Biblioteca Gustavo Sainz
isbn: 9786078312030
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Yo acabo de regresar de la Procuraduría del Consumidor adonde intentaron demostrar tan meliflua como inútilmente su eficacia. Pasé a la Librería Hamburgo y luego a la Biblioteca Franklin. Allí conseguí tres películas prestadas y luego llamé a Armonía, a quien encontré contenta, esperando que le devolvieran su coche, asustada porque el sábado se le trabó la mandíbula después de un bostezo y le tomó más de una hora lograr destrabársela. Contenta porque leyó a Clarice Lispector y se identificó con muchos pasajes de El aprendizaje o El libro de los placeres… Antítesis vino a comer el sábado y con Gerundio fuimos al Palacio de Hierro a comprar un nuevo tocadiscos, y de allí paseamos por diferentes galerías de arte y librerías. El domingo visitamos a unos amigos y pasamos un buen rato en un Open House y luego nos fuimos a comer a un restorán argentino de primera llamado Las Espadas. Vimos en la Cineteca la nueva película de John Huston, y luego fuimos a dejar a cada quien a su casa como camión de escuela. Antítesis tuvo que ir a pagar el sanatorio por las curaciones que le hicieron a su sobrina, un verdadero capital. Su padre le pidió dinero prestado y le dio unos papeles para retirar un fideicomiso, pero esos papeles se volvieron improcedentes, pues según la primera de sus cláusulas, había que haber solicitado el retiro de esos fondos por escrito y cuarenta y ocho horas antes de su vencimiento, que fue hace trece días. Como consuelo le compro cinco cassettes de heavy-rock a Antítesis, fascinado como siempre por su pasión al hacer el amor, como si le fuera en ello algo que a mí no, como si supiera algo que yo no, como si sintiera algo que yo tampoco, como si fuera la única y última vez que lo hiciéramos y estuviera consciente de ello, desesperada y voluptuosa. “Con pulsaciones bárbaras…” (Mansour). El cielo afuera oscuro, bajo, amenazador.
Yo se lo aseguro, Madame. Si engendráramos un corazón en un plato, diría “Amor” y se retorcería como la pata amputada de una rana… (Djuna Barnes).
Yo creo que nosotros dos somos los únicos que sabemos. Digo, en todos sus detalles. Me refiero a la cadena de acontecimientos inmediatamente anteriores a la recuperación del ahogado rey Ludwig de Baviera, quien apretaba fuertemente en sus brazos a su tontamente audaz e igualmente ahogado médico…
Por favor, ningún personaje.
Algunos sabios piensan una cosa y otros otra, y por lo menos uno tiene una actitud más abierta. ¿Oíste?
¿Qué?
Eso, muy lejos, es horrendo. Parecía un grito de dolor.
Yo quiero atar a Richard Wagner a una dorada palmera de dátiles…
Cállate, La Gioconda ya comenzó…
No vayas a caer en agitación catatónica…
Vamos a subir al escenario. Me gustaría actuar con la soprano en una interpretación excitante de ¡Suicidio!
…in questi
Fieri momenti
Ultima croce
Del mio cammin
Mira, ese cuidador nos está viendo feo.
Mándalo a la chingada…
Eh, tú, vete muy lejos, vete mucho, mucho más lejos de lo que están Fariloni, Capri y los sostenidos…
Ah, acuérdate que tenemos que mandarle los calamares y los erizos de mar a Carroña y Escarnio…
Yo escribo con letra de imprenta en el pizarrón. “Soy tu yo mismo, yo, soy tú, yo mío”. ¿De quién es esta cita?, pregunto, pero sin esperar ninguna respuesta luego de un par de minutos anoto parsimoniosamente renglón abajo: “Vicente Aleixandre: Blancura”.
Yo no puedo dormir… Me duele mucho la garganta… Me levanté para pedir algo que me calmara el dolor… También estaban levantados Mermelada, Langosta y Zanahoria… Nos acompañó una enfermera al salón verde, al salón de la televisión, y hablamos durante una hora o más… Mermelada dijo que trató de ahogarse en la regadera con su cinturón… Langosta contó que estuvo internado cinco veces en un sanatorio psiquiátrico, un mes cada vez, y que cada vez salía a drogarse de nuevo… Cree que esta experiencia es diferente y que se puede curar… Ya lleva aquí dos meses… Dice que cuando toma drogas siente una sensación como de burbujeo por todo su cuerpo… Es fácil calmar a Langosta… No entiendo cómo es que su papá y su mamá no han encontrado la manera de hacerlo… Unas palmaditas en la espalda, pasarle la mano unas cuántas veces por la cabeza… ¿A quién no le gusta eso?… ¿Qué buscaban todos estos chicos con la droga?… Quién sabe… Me agrada Mermelada, es sensata… Zanahoria recuerda la angustia que sintió a la edad de trece años al escalar una montaña en Suiza… Iba en un grupo y de pronto los perdió a todos… Gritaba y nadie lo oía… Por fin lo encontraron, pero recuerda la desesperación, el miedo, la soledad que se le venía encima…
Yo tengo que desarrollar el tema del cuerpo en Abbadón, el exterminador. No debo dejar pasar un día más. El cuerpo en esta extraña novela tiene que ver más que nada con la relatividad. El cuerpo sería relativo al fantasma como la materia es relativa a la energía. Los científicos han demostrado esta segunda pareja de contrapartes. Sabato indaga en los túneles que comunican el cuerpo con su opuesto: el fantasma como realidad, como presencia, pero al mismo СКАЧАТЬ