Название: Fe, pobreza y desarrollo
Автор: Bryant Myers
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781951539030
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La primera tesis de Harrison es que los valores y prácticas culturales pueden ayudar o entorpecer el desarrollo económico y por lo tanto necesitan ser parte de los análisis sociales antes de que se diseñen los programas de desarrollo. Él tiene razónen esto y veremos más acerca de cómo la antropología ha participado y mejorado metodologías de desarrollo participativas en el capítulo ocho.
La segunda tesis de Harrison causa más controversia. Se basa en su conclusión de que el desarrollo económico de los últimos cincuenta años es geográficamente desigual y que la cultura brinda una parte importante de la explicación de dos formas. Primero, considera que “la sociedad que es más exitosa ayudando a su gente —toda su gente—se da cuenta de su potencial creativo y es la sociedad que va a progresar más rápido”(Harrison, 1985:2). Haciendo eco de McCloskey, esto significa que esos valores culturales que motivan a las personas a ser creativas y productivas,que recompensan el mérito, la toma de riesgos, el ahorro y que promueven confianza y transparencia tienden a apoyar el crecimiento económico. Culturas y valores que limitan alguno o todos estos simplemente apoyan menos el crecimiento económico.
Segundo, Harrison argumenta que estos mismos valores culturales tienen,para bien y para mal, una profunda influencia en la efectividad de las instituciones sociales, y particularmente de las económicas (Harrison, 1985:2-3). Douglass North hizo un convincente caso sobre la importancia de dichas instituciones en cuando a su contribución al crecimiento económico de Occidente (North, 2005).
La conversación contemporánea sobre pobreza y cultura tiene varias debilidades. Primero, la idea de que las personas viven dentro de un único marco cultural no es cierta. Todos vivimos y nos movemos dentro de un conjunto complejo y fluido de realidades culturales y subculturales. Segundo, los valores modernos no se encuentran exclusivamente en extranjeros, con los valores tradicionales expresados únicamente entre los locales. Por ende, la conversación se complica y se confunde en el mundo real.
Más importante, si bien la nueva conversación reafirma que el cambio cultural debe venir desde adentro y no desde afuera, la conversación de cultura y desarrollo ignora ingenuamente qué tan poco entendemos realmente en cuanto a cómo cambian las culturas en realidad. No hay acuerdo sobre si el crecimiento económico cambia los valores culturales o no, como sugiere Sachs (2005:317), o si los valores culturales permiten el crecimiento económico o no, como estipula Landes (1999:516).
No obstante, como Vijayendra Rao y Michael Walton dejan claro en Culture and Public Action (Cultura y Acción Pública), debemos tomar el tema de la cultura y el desarrollo seria y cuidadosamente. “Un enfoque en cultura es necesario para confrontar las preguntas difíciles sobre qué se valora en términos de bienestar, quién hace la valoración y por qué los factores económicos y sociales interactúan con la cultura para asignar de forma desigual el acceso a una buena vida”(2004:4).
Hay una pregunta relacionada que lleva el tema de los valores culturales al ámbito del profesional. Una de las controversias que surgió en el Simposio de Valores Culturales y Progreso Humano —del cual se desarrolló el libro Culture Matters (La cultura importa)— tiene que ver con el grado en que “se debe integrar el cambio cultural en la conceptualización, estrategización, planificación y programación de desarrollo político y económico”(Harrison y Huntington, 2000:xxx). Jeffrey Sachs, Hernando de Soto y Amartya Sen ven la conveniencia de convertir el cambio cultural en una meta de desarrollo con considerable suspicacia. Las culturas no parecen cambiar al ritmo de un programa de desarrollo y su vida útil. Simplemente no hay suficientes datos para apoyar esa afirmación y hay demasiada tentación de permitir prejuicios e incluso culpar a la víctima. Debido a la historia del colonialismo occidental y de los supuestos sobre la superioridad de las cosas de Occidente, el paso para tratar de cambiar la cultura parece un puente demasiado lejano para muchos.
Hernando de Soto -Los pobres como emprendedores
De Soto es un economista peruano que ha hecho dos contribuciones muy importantes a la conversación de desarrollo. En 1989, su primera pieza importante de investigación desde el contexto peruano demostró tres cosas sobre los pobres que pueden ser relevantes en algún otro lugar. Primero, demostró la vitalidad, creatividad y naturaleza emprendedora de los pobres urbanos de Perú. La investigación de De Soto demolió el prejuicio de que los pobres son perezosos y estúpidos. Segundo, comprobóel impacto altamente negativo en los pobres de ser relegados a la economía informal o no formal, con su crimen y su falta de Estado de derecho, protecciones legales y servicios sociales. Si bien los pobres son emprendedores que toman riesgos, De Soto evidencióque sus negocios informales no pueden crecer en el sector informal y son vulnerables a robo, extorsión y desastres naturales (1989:xix).
Finalmente, llamó la atención sobre la naturaleza excluyente de la economía formal en Perú (y en otros países latinoamericanos), que resulta de un arreglo mercantil por el cual el gobierno se mantiene en el poder siempre y cuando proteja la ventaja económica de las oligarquías que controlan la economía (1989:201-202). De Soto documentó un conjunto de reglas, tarifas y procedimientos, creados por la regulación gubernamental, que hacen del registro legal del mercado local o de la licencia del vendedor una pesadilla costosa y que requiere de mucho tiempo. Estos procesos convulsos pueden implicar más de cincuenta pasos diferentes, docenas de ministeriosy departamentos gubernamentales diferentes y con un valor de ingreso de dos a cuatro años para completarse (1989:131-132). El propósito de estas regulaciones es proteger los intereses económicos creados de la competencia. Friedmann llama a la “persistencia de los pobres dentro de un estado hostil… un acto de resistencia civil”(1992:23).En el año 2000, la segunda contribución importante de De Soto llegó como resultado de su exploración acerca de lo que él mismo llamó el misterio del capital y por qué el capitalismo funciona en Occidente y no lo hace tan bien en otros lugares (De Soto, 2000). La primera parte de su descubrimiento fue que nosotros en Occidente hemos cambiado nuestra forma de pensar sobre las propiedades. La tierra, o cualquier activo físico, se ha convertido en más que solo una parcela a poseer; esun activo que tiene valor como capital y por ende se puede apalancar. Una persona puede conservar la tierra, hacer un préstamo con base en su valor y comenzar un nuevo negocio para crear nueva riqueza. Así, la propiedad se transforma en capital. De Soto considera que los pobres del mundo están sentados en activos que valen cuarenta veces más que toda la ayuda extranjera que se ha dado desde 1945 (2000:4), pero no pueden convertir esa propiedad en capital; es “capital muerto”, descrito en su segundo descubrimiento.
De Soto dio seguimiento a la historia del desarrollo de capital en Occidente y se dio cuenta de que la clave para poder hacer un préstamo sobre un activo que uno posea es poder probar que es de uno. El surgimiento de un sistema de derechos de propiedad en Occidente proporcionó este tipo de prueba a un prestamista, por lo que las propiedades se convirtieron en capital que se podía usar. En muchas partes del mundo en donde viven los pobres no existen sistemas de derechos de propiedad ni los medios legales para aplicarlos. Los sistemas de propiedad comunal, propiedad gubernamental o propiedad conflictiva o no documentada contribuyen a lo que De Soto denomina capital muerto, porque nadie va a prestar dinero sobre algo que una persona no puede probar que le pertenece (De Soto, 2000).
Muhammad Yunus—El derecho a acceso a crédito
Yunus es un profesor de economía de Bangladésy fundador del Banco Grameen y sus empresas relacionadas. En medio de la seria hambruna de la década de 1970, Yunus conoció a una mujer pobre que hacía bancos de bambú en las calles, en las afueras de la universidad, y se preguntó si su economía tenía algo que ofrecerle para aliviar su pobreza. Para su sorpresa, se enteró de que ella no estaba buscando limosna. Ella quería hacer cosas que la gente comprara, pero estaba limitada por las altas tasas de interés de los prestamistas y por el hecho de que ningún banco le iba a prestar dinero a alguien sin dirección ni bienes.
Sin ninguna experiencia en banca, Yunus tuvo una serie de ideas liberadoras: los pobres no tenían СКАЧАТЬ