Pinceladas del amor divino. Erna Alvarado Poblete
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Pinceladas del amor divino - Erna Alvarado Poblete страница 14

Название: Pinceladas del amor divino

Автор: Erna Alvarado Poblete

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Lecturas devocionales

isbn: 9789877982817

isbn:

СКАЧАТЬ (Efe. 3:16, 17).

      Por todos lados escucho hablar del poder de la mujer. Las mujeres están “empujando” para entrar al mundo de los negocios, la política y muchos otros ámbitos que algunas décadas atrás eran exclusivos de los varones. Buscan sentirse poderosas, y me pregunto si también debemos buscarlo nosotras, quienes no aparecemos en las portadas de las revistas, las que simplemente somos “mujeres”.

      ¿Es legítima la búsqueda de poder? ¿Necesitamos poder para criar hijos, para consolar a los tristes, para llevar la administración del hogar? Por supues­to que sí, pero este es un poder superior al que emana de nuestras capacida­des y facultades propias. La mujer “poderosa” es la que abreva cada día en la fuente de poder que es Cristo Jesús; es entonces, y solo entonces, cuando se sentirá capaz de hacer frente a los desafíos de vivir. Dotada por Dios con ha­bilidades especiales, la mujer poderosa trabaja con sus recursos sin intentar parecerse a nadie. Esta singularidad la llevará a descubrir y cumplir su misión, a su manera y a su tiempo.

      El poder personal para impactar a los que nos observan está cimentado en una entrega incondicional a Dios y en la voluntad de ser lo que somos, aceptan­do, en primer lugar, nuestra condición de mujer y, en segundo lugar, la in­dividualidad que nos hace fuertes donde otras son débiles y viceversa. Esto genera un espíritu de humildad y solidaridad. Poseedoras de creatividad, emo­ciones, espiritualidad, entereza y una disponibilidad natural para “estar con el otro”, tenemos un vasto territorio que explorar y conquistar para la honra de Dios.

      Renunciar a la competitividad entre nosotras y a la lucha de poder con los varones, así como tener una humilde sumisión a la voluntad de Dios, son el A, B, C de la mujer poderosa.

      A = ama lo que eres.

      B = baja la guardia, no pelees con los varones.

      C = camina con Dios cada día.

      Amiga, descúbrete con la ayuda de Dios. Suplica por misericordia y gracia. Este es el camino que te llevará al encuentro del bien y la verdad, que te da­rá poder para testificar de las maravillas y la grandeza de Dios.

      Los tres poderes de la mujer cristiana

      “Ama a la sabiduría, no la abandones y ella te dará su protección” (Prov. 4:6).

      Ayer hablamos de la búsqueda del “poder femenino”. En realidad, no podemos estar ajenas a este movimiento social; porque vivimos en sociedad y porque la mujer es un agente de cambio en todos los campos de su desempeño, sea madre, esposa, abuela, soltera o casada. Pero, no nos confundamos, el hecho de que una mujer pueda pilotear un avión, di­rigir una empresa o subirse a un ring de boxeo no es lo que la hace pode­rosa. El verdadero poder es el que emana de Dios.

      Necesitamos, pues, saber quiénes somos; la respuesta a esta pregunta abre ante nosotras una gama increíble de posibilidades. Somos creación de Dios, dotadas de inteligencia, voluntad y libertad, virtudes comunes en los hombres y las mujeres; sin embargo, el uso que hagamos de ellas determi­nará la clase de personas que seremos.

      Las escalas que miden la inteligencia son muchas, como también lo son los expertos que se han dado a la tarea de clasificarla en categorías. Alguien dijo algo muy simple que viene al caso para esta reflexión: “La persona in­teligente no es aquella que sabe mucho, sino aquella que sabe qué hacer con lo que sabe”. Es a esta clase de inteligencia a la que quiero hacer referencia, y que algunos llaman inteligencia emocional.

      La inteligencia emocional nos lleva a ser asertivas para aprender y conser­var en la memoria el conocimiento útil para vivir bien. Tiene que ver con el discernimiento, el desarrollo de autoconciencia, el control de las emocio­nes y, por ende, el de la conducta. Es la clase de inteligencia a la que hace referencia el sabio cuando dice: “Sabiduría ante todo, ¡adquiere sabiduría! Sobre todo lo que posees, ¡adquiere inteligencia!” (Prov. 4:7, RVR 95). Equi­vale a tener una percepción adecuada de una misma, y una actitud de tole­rancia y solidaridad hacia los demás.

      Aun así, algo que parece tan simple no siempre lo es; a veces se torna complicado, sobre todo, en una sociedad donde tantas mujeres prefieren hacer lo que dice y hace la mayoría, sin filtrar la información que reciben. Las mujeres de Dios no son figuras decorativas como maniquíes en un esca­parate; son “hacedoras” de vida.

      Amiga, comienza tu día agradeciendo al Señor por la forma maravillosa como te creó; no permitas que tu condición de mujer te impida reconocer lo que realmente eres y puedes hacer para el fiel desempeño de tus tareas do­quiera que estés.

      ¿Con voluntad o voluntariosa?

      “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas” (Jos. 1:9, RVR 95).

      No es lo mismo una mujer con voluntad que una mujer voluntario­sa. Tener voluntad es ser capaz de hacer lo contrario a nuestra ten­dencia inmediata, porque sabemos que es lo correcto. Es sinónimo de determinación para llevar a cabo aspiraciones y anhelos. Es poner a prueba nuestras capacidades para alcanzar un fin o un bien. En cambio, ser voluntariosa es encapricharse con hacer siempre la voluntad de una. La mujer voluntariosa hace gala de su testarudez; siempre quiere tener la razón en todo y, si no lo logra, se vuelve intolerante y rencillosa. La Biblia se refiere a las tales, así: “Gotera continua [son] las contiendas de la mujer” (Prov. 19:13, RVR 95).

      He conocido a mujeres de ambos grupos y, para qué negarlo, algunas ve­ces yo he sido voluntariosa. Si la mujer con voluntad se “empuja” a sí misma para el logro de sus objetivos, la voluntariosa “aplasta” a los demás hasta lo­grar lo que desea.

      La voluntad como virtud ha llevado a muchas personas al logro de objeti­vos que, a la vista de todos, parecían inalcanzables. No se basa en la arrogan­cia; por el contrario, quien tiene voluntad reconoce sus limitaciones y sus habilidades y va hacia adelante sin falsas expectativas, como Adriana Macías.

      Adriana Macías llegó a este mundo sin brazos. Muchos pensaron que eso era una desgracia; para ella, la vida fue un regalo que había que abrir poco a poco. Con gran voluntad, fe en Dios y confianza, se atrevió a soñar en grande y trabajó con entereza hasta hacer sus sueños realidad. Hoy es una reconocida escritora, abogada y conferencista. Sus pies son sus manos y no hay actividad que no pueda hacer.

      Una mujer con voluntad:

       Somete su voluntad a la voluntad de Dios.

       Cuando inicia una tarea, la termina.

       Asume riesgos sin ponerse en peligro.

       Se atreve a ir a contracorriente para defender sus valores.

       Toma decisiones en consulta con la Palabra de Dios.

       Busca el sentido de su vida en el Creador.

      Amiga, descúbrete y apréciate como Dios lo hace; desafiando el desánimo, atrévete a cumplir el plan de Dios para tu vida.

      ¿Libertad o libertinaje?

      “Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de СКАЧАТЬ