Pinceladas del amor divino. Erna Alvarado Poblete
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Название: Pinceladas del amor divino

Автор: Erna Alvarado Poblete

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Lecturas devocionales

isbn: 9789877982817

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СКАЧАТЬ gracias por este nuevo día. Me regocijo en ti. Gracias por todo lo que sentiré y haré hoy, pues confío en que serás mi ayudador, mi amigo, mi consejero y mi sustentador. Amén”.

      Den gracias a Dios en toda situación

      “Y todo lo que hagan o digan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios el Padre por medio de él” (Col. 3:17).

      Los expertos aseguran que la gratitud es un sentimiento que pue­de traer mayor bienestar y sentido de plenitud al ser humano. Afirman que la gratitud puede eliminar la negatividad y el desgano aun frente a las circunstancias más adversas. Un hecho tan simple como decir “gracias” no es tan fácil como pudiéramos creer; hay quienes no perciben en su entorno na­da por lo que agradecer.

      El pedido del Eterno es: “Den gracias a Dios por todo” (1 Tes. 5:18). ¿Es posible hacerlo cuando llega la muerte, la enfermedad, la ruina financiera o el fracaso de una relación? ¿O será más bien este un pedido de un Dios que es­tá sentado en las alturas de los cielos, ajeno a las necesidades de sus criaturas?

      Algunos libros de autoayuda intentan demostrar que, al ser agradecidos, generamos una energía positiva que atrae a personas y circunstancias que nos llenan de bienestar. Yo no creo que la gratitud sea una energía que noso­tras podemos generar, sino un don de Dios que debemos pedir en oración con el compromiso de transformarlo en hábito.

      Enfocar la mente en el Dios dador de la vida es el principio de la gratitud. Hoy hubo amanecer, y con él la vida inició su jornada; lo saben las aves y lo proclaman con sus cantos al aire. ¿Ya lo hiciste tú? Al atardecer, cuando la na­turaleza se despida del día con el canto de los grillos, ¿irás a disfrutar del des­canso sin imitar su ejemplo?

      Las quejas, los resentimientos y las críticas nos llevan a dar la espalda a Dios; comencemos a hacer de la gratitud una manera de vivir. Los siguientes ejercicios diarios podrán ayudarte a lograrlo:

       Arrodíllate y dile a Dios “gracias”; experimentarás una sensación de bienestar.

       Escribe al menos tres cosas, situaciones o personas por las que das gracias.

       Agradece a Dios por algo que siempre has tenido, pero por lo cual no has agradecido.

       Agradece por lo que tienes y por lo que tendrás.

       Agradece por lo que no tienes y no necesitas.

       Agradece por las personas que se fueron de tu vida, por las que están ahí y por las que llegarán.

       Decide ser agradecida.

      Sométanlo todo a prueba

      “Sométanlo todo a prueba y retengan lo bueno” (1 Tes. 5:21).

      Las expertas amas de casa saben que los mejores alimentos se con­siguen en los mercados, donde los productos llegan directamente del campo. He tenido varias aventuras en algunos de estos lugares tan tí­picos de los países latinoamericanos. La mezcla extraordinaria de colores, sa­bores y texturas me hace volver una y otra vez a repetir la experiencia. Los vendedores que con su mano extendida te ofrecen probar del producto son los que más ayudan a decidir qué llevar a casa. Sin probar no se compra.

      Pensando en este asunto, viene a mi mente el consejo del apóstol: “So­métanlo todo a prueba” (1 Tes. 5:21). Si sometemos a prueba el alimento físico que llevamos a la mesa antes de comprarlo, ¿no debemos hacer lo mismo con el alimento para el espíritu y el intelecto? Someter a prueba todo aquello que entra a la casa y a la mente, a veces imperceptiblemente, nos libra­rá de culpas, de hábitos que corrompen y de filosofías que opacan nuestra visión de la eternidad.

      Así como haces con los alimentos, somete a prueba lo que entra a tu casa a través de la pantalla, la música y las ideas aparentemente “innovadoras” que cautivan los sentidos, apartándote de la serena conexión con el Eterno. Son tiempos para estar alerta.

      La vida es, a veces, como un mercado: vende ideas, filosofías, conceptos y estilos de conducta que pueden corromper el templo del Espíritu Santo, que somos nosotros. La amonestación del Señor es: “Examinaos a vosotros mis­mos, para ver si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no os conocéis a vosotros mismos?” (2 Cor. 13:5, RVR 95).

      Si después de leer esta reflexión te dispones a salir al mercado a buscar alimentos para tu familia, disfruta de los colores, aromas y sabores, y alaba a Dios por su generosidad al permitirnos hacer del comer un deleite. Cuando salgas al “mercado” de la vida, aplica la misma fórmula: examina, prueba y eli­ge; para que elijas bien. No todo lo que parece bueno, lo es; pon a prueba lo que escuchas, lo que ves, lo que lees, lo que tocas... De ello depende tu bienes­tar y el de las personas que están en tu círculo de acción. En esta tarea no estás sola; Dios está contigo.

      Apártense de toda clase de mal

      “Apártense de toda clase de mal” (1 Tes. 5:22).

      Es curioso que el apóstol escribiera “apártense de toda clase de mal” y no sencillamente “apártense del mal”, sin más; infiero enton­ces que hay varias categorías en lo que al mal respecta. ¿Pueden incluir­se aquí asuntos que a nuestros ojos parecen inofensivos, pero que en el fondo son tan malos como lo peor?

      Si eres de esas personas que a menudo se confrontan a sí mismas argu­yendo “¿qué tiene de malo esto?”, o “soy bastante madura como para hacer ciertas cosas sin que me afecten”, o “no le estoy haciendo daño a nadie”, en­tonces te estás poniendo en una situación de vulnerabilidad que será aprove­chada por Satanás. Nuestro criterio es demasiado frágil como para apoyarnos en él; nuestros pasos solo son seguros cuando afirmamos nuestro caminar por la vida en un “así dice Jehová”.

      En la Biblia, leemos: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Cor. 10:23, RVR 95). He ahí la clave para actuar con responsabilidad ante Dios y ante nosotras mismas: todo aquello que es­torba el crecimiento espiritual y nutre tu naturaleza carnal debe ser evitado. No debes ponerte en la línea de fuego del diablo pensando que eres lo su­ficientemente “lista” como para no ser derrotada. Lo que lees, lo que miras en la pantalla, tus conversaciones y ciertos pensamientos obsesivos esclavizan tu día a día con cadenas sutiles de perversión.

      Cuando Eva se acercó al hermoso árbol que Dios le había prohibido tocar, quizá pensó que no estaba haciendo nada malo, pero le dio a Satanás su primera ventaja. El resto era cuestión de tiempo. El maligno esperó pa­cientemente hasta que Eva sucumbió a su deseo de poseer el fruto. Un gran conocedor de la naturaleza femenina no se empeña en grandes “trampas”; es sutil, cauteloso y astuto.

      Frente a la tentación, ten la certeza de que Dios es poderoso para librarte de ti misma y de tus tendencias a lo malo, lo impuro y lo profano. No tengas vergüenza de declarar tus debilidades a Dios. El eterno y compasivo Señor está a tu alcance cuando lo malo intenta jugarte una mala pasada disfrazán­dose de bueno. “Cuando nos asalten las tentaciones y las pruebas, acudamos a Dios para luchar con él en oración. Él no dejará que volvamos vacíos, sino que nos dará fortaleza y gracia para vencer y quebrantar el poderío del ene­migo” (La oración, p. 52).

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