Fidelidad precaria. Horacio Lona
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Название: Fidelidad precaria

Автор: Horacio Lona

Издательство: Bookwire

Жанр: Философия

Серия: Espiritualidad bíblica

isbn: 9789877620719

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СКАЧАТЬ casada. 4 Abimélek, que no se había acercado a ella, dijo: Señor, ¿es que asesinas a la gente aunque sea honrada? 5 ¿No me dijo él a mí: Es mi hermana, y ella misma dijo: Es mi hermano? Con corazón íntegro y con manos limpias he procedido. 6 Y le dijo Dios en el sueño: Ya sé yo también que con corazón íntegro has procedido, como que yo mismo te he estorbado de faltar contra mí. Por eso no te he dejado tocarla. 7 Pero ahora devuelve la mujer a ese hombre, porque es un profeta; él rogará por ti para que vivas. Pero si no la devuelves, sábete mucho. 9 Luego llamó Abimélek a Abraham, y le dijo: ¿Qué has hecho con nosotros, o en qué te he faltado, para que trajeras sobre mí y mi reino una falta tan grande? Lo que no se hace has hecho conmigo. 10 Y dijo Abimélek a Abraham: ‘¿Qué te ha movido a hacer esto? 11 Dijo Abraham: Es que me dije: Seguramente no hay temor de Dios en este lugar, y van a asesinarme por mi mujer. 12 Pero es que, además, es cierto que es hermana mía, hija de mi padre aunque no de mi madre, y vino a ser mi mujer. 13 Y desde que Dios me hizo vagar lejos de mi familia, le dije a ella: Vas a hacerme este favor: a dondequiera que lleguemos, dices de mí: Es mi hermano. 14 Tomó Abimélek ovejas y vacas, siervos y esclavas, se los dio a Abraham, y le devolvió su mujer Sara. 15 Y dijo Abimélek: Ahí tienes mi país por delante: quédate donde se te antoje. 16 A Sara le dijo: Mira, he dado a tu hermano mil monedas de plata, que serán para ti y para los que están contigo como venda en los ojos, y de todo esto serás justificada. 17 Abraham rogó a Dios, y Dios curó a Abimélek, a su mujer, y a sus concubinas, que tuvieron hijos; 18 pues Yahvé había cerrado absolutamente toda matriz de casa de Abimélek, por lo de Sara, la mujer de Abraham.

      Las cosas toman un giro sorprendente cuando, justamente en Canaán que es la tierra prometida, irrumpe una gran hambre en la región que lo obliga a ir hacia el sur hasta llegar a Egipto (Gn 12, 10). Allí se desarrolla el episodio que nos ocupa.

      La conducta de Abram carece de nobleza y muestra falta de fortaleza para afrontar una situación que podía volverse peligrosa para él. Sabiendo de la belleza de Saray – su nombre se cambiará en “Sara” en Gn 17, 15 – y calculando que los egipcios lo podrían matar para apoderarse de ella, le pide que se presente como su hermana y no como su esposa (Gn 12, 12-13). La propuesta es ingeniosa, pero el precio es muy alto: él puede salvar su vida, pero en cambio entrega a su mujer en las manos de los egipcios.

      Y eso es lo que sucede: Saray se convierte en mujer del faraón, y Abram recibe muchos beneficios de este para recompensarlo por la posesión de la bella mujer que le había sido presentada como la “hermana” de Abram.

      La historia está narrada sin poner en cuestión la inmoralidad de Abram. Tampoco se dice nada sobre la reacción de Saray al ver que su esposo, haciéndola pasar por su hermana, posibilita que sea entregada al faraón.

      Solamente la intervención de Yahvé, que hiere al faraón y a su casa con grandes plagas “a causa de Saray” (Gn 12, 17), indica que lo ocurrido ha sido una trasgresión a una norma elemental aunque no se precise su carácter.

      El final de la historia es sorprendente. El faraón le reprocha a Abram porque le dijo que Saray era su hermana y no reconoció que era su mujer. Sus palabras dejan entrever que, de haber sabido la verdad de su relación de parentesco, no hubiera tomado a Saray como mujer propia (Gn 12, 18-19). En otras palabras: su comportamiento muestra una conciencia ética que está ausente en Abram.

      El relato concluye sin dramatismo: el faraón ordena a sus hombres que despidan a Abram, a su mujer y a todos los suyos. No se narra ningún gesto de arrepentimiento por parte de Abram ni ningún castigo por su infidelidad por parte de Dios. Este es uno de los rasgos más peculiares del relato que lo distingue de muchos otros. Gn 13 ubica a Abram nuevamente en Palestina, al norte de Jerusalén, muy rico en ganado, oro y plata (Gn 13, 2). Nada se dice sobre el episodio narrado en el capítulo anterior.

      El libro del Génesis, la obra inicial de toda la Biblia, encabeza un grupo de cinco libros que se ha llamado “Pentateuco”: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Cada uno de estos libros contiene tradiciones de diferente antigüedad que fueron coleccionadas gradualmente hasta formar grandes unidades narrativas. El libro del Génesis reúne los relatos referentes a la historia de los patriarcas: Abraham, Isaac y Jacob (Gn 12-36), a la que se agrega la larga historia de José (Gn 37.39-47.50).

      Esta colección nace como literatura recién después del exilio en Babilonia (del 587 al 538 a.C.), cuando Israel había perdido la monarquía y la continuidad de una dinastía real. En los siglos siguientes, el pueblo, que ya no es una nación sino una comunidad religiosa, va a vivir dominado por las potencias que se suceden: babilonios, medos, persas, griegos, hasta concluir perteneciendo a una provincia del Imperio Romano.

      El retorno del exilio en Babilonia es el comienzo de una nueva etapa en la historia del pueblo que lo enfrenta a un gran desafío. ¿De dónde sacar las fuerzas para comenzar la reconstrucción después del desastre? ¿Cómo asumir la identidad propia de una comunidad de fe, cuando eran muchos motivos como para dudar de la protección del Dios que los había elegido y destinado a ser una gran nación, pero que parecía haberlos abandonado a sus fuerzas en el momento de la lucha por la subsistencia? ¿Cómo seguir creyendo en Yahvé después del drama traumático del exilio?

      Israel no plantea estas preguntas en forma explícita ni responde a ellas en la forma de un desarrollo temático apoyado en una argumentación elaborada de acuerdo a las reglas de la lógica. La respuesta se da recordando y volviendo a contar la propia historia desde los más remotos orígenes. En este amplio marco que comienza con la creación del mundo y con la narración del crecimiento progresivo de la humanidad, se inserta la historia de los orígenes del propio pueblo con la elección de Abraham y la promesa de que de él iba a nacer una gran nación (Gn 12, 1-2). En esas historias y en esos personajes, los patriarcas, los creyentes pueden encontrar algo de sí mismos y reconocer el sentido de los caminos tortuosos que han tenido que recorrer en el tiempo. Estos son los presupuestos para entender Gn 12, 10-20.

      La clave de sentido de Gn 12, 10-20 la brinda la unidad contextual que forma con Gn 12, 1-9, el relato de la elección y del llamado de Abraham. Sólo esta relación permite descubrir la infidelidad en su conducta frente a Dios y a su mujer.

      Abraham ha sido obediente al llamado de Dios y ha abandonado su tierra. Se ha desarraigado, pero no se ha convertido en un aventurero sin ningún rumbo fijo. Su derrotero está determinado por la palabra de la promesa hecha por Dios. Si ha abandonado seguridades al dejar su tierra, puede confiar ahora en la fuerza protectora de la bendición de Dios.

      Todo esto, que es el mensaje central en Gn 12, 1-9, queda de lado en la situación que Abraham vive al llegar СКАЧАТЬ