Название: GB84
Автор: David Peace
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Sensibles a las Letras
isbn: 9788416537723
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—Nos encontramos en un momento decisivo —dijo el presidente—. Estamos de acuerdo en que tenemos que luchar. Tenemos la prohibición de las horas extra. Lo único que hay que debatir es la táctica.
Ellos escucharon y luego votaron…
Decidieron apoyar a las zonas en huelga por veintiún votos a favor y tres en contra de acuerdo con el artículo 41.
Fue la única votación. La única votación que importaba…
La votación para la guerra.
El presidente puso la mano en el hombro de Terry. El presidente le susurró al oído…
Terry Winters asintió con la cabeza. Terry recogió sus carpetas. Su calculadora.
Bajó a su despacho. Cerró la puerta.
Terry se acercó a la ventana. Pegó la frente al cristal…
Escuchó los gritos de la calle. Terry Winters cerró los ojos.
Neil Fontaine recibe la llamada. Va a buscar el Mercedes al aparcamiento subterráneo. Lo lleva a la parte delantera de Claridge’s. El portero abre la puerta trasera…
El Judío sube al coche.
Neil Fontaine mira el espejo retrovisor. El Judío se acaricia el bigote. El Judío sonríe. El Judío dice:
—A Chequers,7 por favor, Neil.
—Desde luego, señor.
—Me han avisado de repente —añade riendo el Judío—. Así que date prisa.
Neil Fontaine asiente con la cabeza. Pisa el acelerador.
El Judío coge el teléfono del coche. El Judío empieza a marcar y a hablar…
El Judío quiere que el mundo sepa adónde va.
Neil Fontaine observa al Judío por el espejo. El Judío juega con su bigote. El Judío se sienta hacia delante. El Judío mira por las ventanillas. El Judío parlotea por el teléfono. El Judío no se calla hasta que el Mercedes llega a la casa…
La casa de ella.
Neil Fontaine para ante la verja…
Ante las armas.
Neil Fontaine baja su ventanilla…
El coche es rodeado.
—El señor Stephen Sweet viene a ver a la primera ministra —dice Neil Fontaine.
El agente habla por su radio.
Neil Fontaine mira el espejo. El Judío no se acaricia el bigote. El Judío no sonríe. El Judío no habla por el teléfono del coche.
El Judío suda bajo su traje de raya diplomática.
El agente se aparta del coche. El agente señala la verja…
La verja se abre.
Neil Fontaine avanza.
—Te lo dije, Neil —comenta el Judío riendo en el asiento trasero—. Me esperan.
Neil Fontaine avanza despacio por el camino de grava. Aparca delante de la puerta principal.
El criado está esperando. El criado abre la puerta trasera del Mercedes al Judío. El criado cierra la puerta de golpe detrás de él.
La primera ministra aparece vestida de azul. El Judío se deshace en elogios. La primera ministra está encantada. Desaparecen cogidos del brazo.
—¿Quieres una puta foto o qué? —pregunta el criado—. Vete a la parte de atrás.
Neil Fontaine pone otra vez el coche en marcha. Aparca en un garaje vacío. Se queda sentado en el coche. Huele los gases de escape. Oye chillar a los pavos reales.
Terry Winters abrió la puerta de su casa de tres dormitorios en un barrio residencial de las afueras de Sheffield, en Yorkshire del Sur. Su familia dormía arriba. Las luces estaban apagadas abajo. Terry cerró la puerta sin hacer ruido. Dejó su cartera en la entrada. Se vio la cara en el espejo oscuro: Terry Winters, director ejecutivo del Sindicato Nacional de Mineros; Terry Winters, el representante sindical no electo de más alta categoría en el Sindicato Nacional. Terry se aplaudió en las sombras de Yorkshire del Sur, en un barrio residencial de las afueras de Sheffield…
En su casa con las luces apagadas, pero todo el mundo dentro.
6. El num (Sindicato Nacional de Mineros) se formó en 1945 y se convirtió en el sindicato más poderoso de Gran Bretaña. Intervino en las huelgas de 1972 y 1974, cuyo éxito afianzó su capacidad de contestación al Gobierno del Partido Conservador. En 1984 inició una huelga para protestar por la decisión de la ncb (Compañía Nacional del Carbón) de cerrar las minas poco rentables del país y privatizar las que quedasen abiertas.
7. Casa de campo situada en las inmediaciones de Ellesborough, en Buckinghamshire, que constituye la residencia rural oficial del primer ministro británico.
Martin
se decidan. Ayer Chadburn y Richardson lo pasaron mal. Chardburn dijo que Nottinghamshire votará en secreto con su recomendación particular de hacer huelga. Pero todos sabemos lo que eso significa, joder. Día 4. Cath se seca la cara. Cath se enjuga los ojos. Cath mira la televisión. Esa mujer nos odia, dice Cath. Día 5. Hostia puta. Me saca de quicio. No quiere que utilice el aspirador, así que se pone a cuatro patas con el recogedor y la escoba delante de la televisión. Canta puñeteros himnos para que yo no pueda oír Weekend World. Tampoco hay cena de domingo. Empanadillas congeladas y judías en salsa de tomate. Lo mismo que anoche. Cuando dan los anuncios, me hace apagar la tele dos minutos. Salgo al jardín. Están cayendo chuzos de punta. Me fumo un cigarrillo. Habíamos hablado de poner un patio este verano. Una terraza. Vuelvo adentro. Las empanadillas están en la mesa. Cath llora otra vez arriba. El teléfono suena. Cierro los ojos… Nos asfixiamos. Nos ahogamos… Día 8. El comité de Silverwood nos ha emparejado con Bentinck, un poco más al sur de Mansfield. Me la suda lo que diga cualquier juez del Tribunal Supremo. Dan una libra por turno y hay un autocar y varios coches. Apunto mi nombre para las noches. Juego a dardos con Geoff toda la tarde. Pete llega a eso de las cuatro y nos dice que el autocar estará enfrente a las seis. Geoff dice que se va a casa a tomar el té y a buscar su trenca. A mí no me apetece volver a Hardwick para tener otra bronca con Cath, así que me compro un cucurucho de patatas fritas y voy andando por la calle de la mina. Está tranquilo. Casi es de noche. Está refrescando. Me siento enfrente de la fábrica de ladrillos y me como las patatas mirando cuesta arriba la mina de carbón. La gente debe de pensar que estoy chiflado. Las patatas están envueltas en una foto de un piquete escocés y unos policías en Bilston Glen. Aliso la hoja y la leo. Me planteo llamar por teléfono a Cath, pero ¿de qué serviría? Me guardo el papel en el bolsillo y me voy cuesta abajo. Me tomo una pinta rápida y meo en el Hotel, y luego voy al centro de servicios sociales y me subo al autocar que va a Bentinck. Día 9. Mitad de la noche. Llueve a cántaros. Hace un frío de tres pares de cojones. La policía no nos deja encender braseros. La local, no. Esta noche, no. Las últimas dos noches vino de Lincoln СКАЧАТЬ