Название: GB84
Автор: David Peace
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Sensibles a las Letras
isbn: 9788416537723
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La tercera semana
lunes 19-domingo 25 de marzo de 1984
Se despiertan en una cama de columnas en un viejo hotel del centro de Stratford-upon-Avon. Tienen resaca. Tardan un minuto en recordar qué hacen allí. El Mecánico enciende la radio. «99 Luftballons.» Se duchan. Desayunan en la habitación. Se marchan del hotel. Se sienten mejor. Toman la A46 y la A422 hasta Worcester. Jen conduce. Aparcan enfrente del Pear Tree. Entran. El Mecánico llama por teléfono. Consigue la dirección.
Beben un trago. Comen algo.
Una hora más tarde paran en Detectives Diamond para recoger la llave y el dinero. Vince Taylor no está. Solo su vieja secretaria Joyce. Es la primera vez que Jen ve a Joyce. Joyce les ofrece una taza de té. Trata de localizar a Vince. Dice que últimamente Vince está un poco deprimido. Parece que está harta. El Mecánico le pregunta si hay algo que Jen y él pueden hacer. Ella niega con la cabeza. Se encierra en el cuarto de baño diez minutos.
Vince no va a aparecer.
Se terminan el té. Se excusan. Joyce les da una llave. El dinero. Toman la A44 hasta Leominster y luego la A49 directa hasta Shrewsbury. Jen cuenta el dinero. Encuentran la casa. Un adosado de dos plantas con dos habitaciones en cada piso cerca de Sutton Road. Entran. El Mecánico hace otra llamada telefónica.
Se sientan. Encienden la tele. Esperan…
Mal tiempo. Pesadillas toda la noche.
El Ejecutivo de Yorkshire había desobedecido la orden judicial del Tribunal Supremo sobre la formación de piquetes, y la actividad de los piquetes volantes continuaba. Habían acusado al área de Yorkshire de desacato al tribunal y habían enviado a los alguaciles…
El Fondo de Huelga de Yorkshire ya se había agotado.
El presidente mandó otra vez a Terry Winters y Mike Sullivan a Huddersfield Road.
Esta vez no estaban solos…
Dos mil hombres de la cuenca minera de Yorkshire habían respondido a la llamada del presidente; dos mil mineros habían acudido a defender las almenas del (antiguo) castillo del Rey Arturo y rodeaban los ladrillos negros y manchados de la oficina regional de Yorkshire…
Cuatro mil ojos observaban y esperaban a los alguaciles.
En una habitación del piso superior, Terry y Mike trituraban papeles.
En el exterior estallaron refriegas. Los hombres atacaron a equipos de fotógrafos y cámaras. La policía intervino. Hubo puñetazos. Se realizaron detenciones.
Clive Cook trajo más cajas. Terry y Mike trituraron más papeles.
De repente, los hombres del exterior dieron fuertes vivas…
Terry y Mike se acercaron a la ventana.
Clive volvió con la última caja.
—La compañía ha abandonado la acción legal —dijo.
Campanillo no llama a la puerta. Nunca lo hacen. Tiene su propia llave. No se presenta. Nunca lo hacen. Son hombres prudentes. Mira detenidamente a Jen y se lleva sus cosas directamente al pequeño dormitorio. El Mecánico manda a Jen a comprar leche. Lee otra vez el periódico de ayer. Jen vuelve. Afuera llueve. Ella prepara té. El Mecánico lleva una taza a Campanillo. Está sentado en la cama con los auriculares puestos y la libreta en la mano. El Mecánico le da unos golpecitos en el hombro. Campanillo se sobresalta. El Mecánico le da la taza. Campanillo asiente con la cabeza. El Mecánico vuelve abajo.
A las doce y media Jen sale a comprar fish and chips. El Mecánico se queda sentado y espera a que empiecen las noticias de la una. Jen vuelve con las patatas. El Mecánico echa unas en un plato para Campanillo y se las sube. Sigue sentado en la cama con los auriculares puestos. Asiente con la cabeza. El Mecánico baja con Jen. Comen. Jen prepara té. El Mecánico friega los platos.
A las tres Campanillo baja. Le da al Mecánico un trozo de papel…
El Mecánico lo lee. Coge el teléfono.
Una hora más tarde, Julius Schaub llega con Leslie en un Ford Escort rojo. Schaub se ha dejado crecer el pelo desde la última vez que el Mecánico lo vio. Leslie está igual que siempre. El Mecánico no se los presenta a Jen. Schaub se queda callado. Le han avisado. Se porta lo mejor posible. El Mecánico les da indicaciones. Se lleva a Jen arriba al pequeño dormitorio. Campanillo está sentado en la cama con los auriculares puestos. La libreta en la mano. Se vuelve para mirarlos. Sacude la cabeza. Ellos se sientan en la cama a su lado a esperar…
Mal tiempo. Pesadillas toda la noche.
Poco después de las siete y media, Campanillo da un codazo al Mecánico. Se toca los auriculares. Levanta el pulgar. El Mecánico y Jen bajan. Despiertan a Tararí y Tarará.
Salen de la casa.
Schaub y Leslie cogen el Escort. El Mecánico y Jen el Rover.
Los dos coches van a Sutton Road. El Escort aparca en un extremo de la calle y el Rover en el otro. Schaub baja del coche. Leslie se queda al volante. El Mecánico baja del Rover. Jen permanece donde está.
El Mecánico saca la bolsa del maletero. Avanza por la calle. Llega a la casa. Recorre el camino de entrada. Schaub ya tiene la puerta trasera abierta. Entran. El Mecánico abre la bolsa. Le da a Schaub una cámara…
Schaub elige el piso de arriba. El Mecánico la planta baja.
El Mecánico atraviesa la cocina, entra en la sala de estar y se dirige al estudio. Registra cajones y estantes durante veinte minutos.
Schaub baja al estudio. Niega con la cabeza.
Salen de la casa. Cierran la puerta trasera. Recorren el camino de entrada.
El Mecánico vuelve al Escort con Schaub…
Schaub sube a la parte delantera. El Mecánico a la trasera.
Leslie se da la vuelta…
El Mecánico niega con la cabeza.
—Debe de llevarlo encima —dice Schaub.
—¿Dónde? —le pregunta Leslie.
Él saca unas grandes bragas blancas del interior de su chaqueta. Las levanta. Ríe y dice:
—En estas cosas tan sexis se puede esconder de todo.
El Mecánico se inclina hacia delante. Agarra a Schaub por el pelo. Tira de su cabeza por encima del respaldo del asiento…
—Creía que te gustaban los niños —susurra al oído de Schaub—. Los tuyos.
—Vete a la mierda —grita Schaub—. ¡Vete a la mierda!
El Mecánico lo empuja hacia delante. Se inclina por encima del asiento con él…
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