Название: La profecía del malaje
Автор: Julio Muñoz Gijón @Rancio
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: El Paseo Bizarro
isbn: 9788412297300
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–Hola, chicas… Os traigo una nueva amiga.
El ambiente está cargado y huele mal, a una mezcla de humedad y excremento de pájaro. La televisión está puesta, aunque el hombre no le presta atención. De repente, una noticia llama su atención y levanta los ojos del pájaro.
–Y la policía ha confirmado esta mañana que se encuentra muy cerca de detener a la persona o personas que han sustraído objetos de la iglesia de Nuestro Señor El Lanzado. Según los propios agentes, entre los objetos robados se encuentra la lanza del misterio de la citada hermandad.
En ese momento aparece Jiménez en la pantalla.
–Enfóquenme, compañeros, que se han llevado la lanza de Longinos y esto ya es lo que nos quedaba por oír. Y además, que sabemos quién ha sido, y que lo decimos claramente, que esto ya no es un caso de persecución policial, que como la lanza no aparezca en veinticuatro horas, a ti, tunante, que te la has llevado, te van a hacer la vida imposible en la ciudad…
El hombre se queda pensativo.
–La lanza de Longinos…
El hombre se levanta, busca entre los libros y encuentra uno que se titula Malleus Maleficarum. Comienza a buscar algo. Al momento comienza a hablarle a los pájaros de las jaulas.
–El Malleus, que no lo encontraba, hace tiempo que no os lo leo, ¿verdad?
El hombre comienza a andar por la inmensa estancia.
–La lanza de Longino o Lanza del Destino es una reliquia oculta porque, además del poder que da a quien la posee, es un objeto puerta capaz de invocar al señor de las tinieblas. La Biblia Negra de LaVey explica que en un ritual de crucifixión, atravesando con ella, entre la quinta y la sexta costilla, a un inocente, el mismo día, a la misma hora que atravesaron a Jesús, se conseguirá invocar al Anticristo.
El hombre cierra el libro y mira la televisión.
–No puede ser la original, es solo un trozo de paso.
Apaga la tele, deja la paloma que ha traído en una de las inmensas jaulas y acaricia una columna en la que hay arañado mil veces una extraño símbolo:
SIETE
Despacho de la comisaria. Jiménez, Villanueva y ella ven el informativo de Televisión Española en el que sale Jiménez hablando. La comisaria resopla y apaga la televisión.
–«¿No te van a dejar entrar en ninguna caseta?», «¿Te van a quitar el número de carnet del Sevilla?»… ¿Me puede explicar qué medidas son esas, Jiménez?
–Presión personalizada para el sospechoso, comisaria. Gabino, conocido mío, con un puesto de antigüedades en El Jueves, es un loco de la Feria y tiene número de abonado por debajo del mil. Lo pierde y se muere, este fue a Basilea, Eindhoven... Toda la pesca.
La comisaria se tapa la cara.
–¿Y me pueden aclarar, también, cuando yo digo «perfil bajo» qué entienden ustedes?
Jiménez responde.
–No fue culpa nuestra, alguien de la hermandad daría el chivatazo y ya…
La comisaria da un golpe en la mesa. Coge su móvil y lee.
–¿Chivatazo de la hermandad? Cuenta de Twitter @CruzDeGuiaSER, según su definición, «Toda la información cofrade de Sevilla», bueno, pues tuit de ayer: «Según nos informa nuestro amigo Jiménez, de la @Policía, ha sido sustraída la lanza del misterio de Nuestro Señor El Lanzado. #RecemosParaQueAparezcaPronto #DevuelvanLaLanza».
Villanueva mira enfurecido a Jiménez, que no sabe dónde meterse. La comisaria vuelve a resoplar.
–No sé qué coño de especial tiene la lanza esa, pero sí sé que de Delegación del Gobierno me han llamado diciendo que su fabulosa intervención con los medios puede suponer un conflicto internacional con el Vaticano.
Jiménez está perplejo.
–¿Qué me dice? ¿El Vaticano?
La comisaria está furiosa.
–Lo que oye, así que ahora que todo el mundo sabe qué es lo que se ha perdido, solo les pido que salgan a la calle y lo recuperen de una vez.
OCHO
Casa señorial a las afueras de Hamburgo. En una lujosa sala de estudio, una mujer de unos cincuenta años, elegantemente vestida, lee una noticia en la web del Diario de Sevilla sobre la desaparición de una lanza. Al otro lado de la mesa hay tres hombres, algo mayores, también muy bien vestidos. Ella acaba de leer, y comienza a abrir la correspondencia con un abrecartas.
–¿Y por qué quieren que les consiga esa lanza? ¿Por qué va a ser esa la auténtica?
Los hombres se miran. Uno de ellos se gira hacia la puerta.
–¡Calígula!
La puerta se abre y entra un joven. Se le ve atlético. Tiene la cabeza rapada, los ojos claros y las facciones de una extraña dulzura. Su sola presencia provoca miedo. Se aproxima al grupo. Uno de los hombres habla de él.
–Calígula trabajó para el Vaticano y ahora es informador nuestro, Marlene.
La mujer para de abrir cartas y le mira.
–Muy guapo. Habla.
El joven le aguanta la mirada y comienza a hablar.
–El mito del décimo tercer apóstol es cierto.
La mujer se detiene.
–Tienes toda mi atención. ¿Cómo lo sabes?
–Un viejo loco en Roma descubrió que ese apóstol existió, y que llegó incluso a escribir una especie de evangelio. Fue capaz de averiguar dónde se encontraba ese texto y me mandaron a por él. Lo tuve en mis manos, esa leyenda es real. El décimo tercer apóstol se llamó Ponce, tras la crucifixión de Jesús volvió al lugar en el que nació, de hecho, llamaron «Santiponce» a un pueblo que aún existe como homenaje secreto. Allí escribió su verdad en ese evangelio prohibido.
La mujer lo mira.
–Y esa verdad es…
Calígula por primera vez mira hacia abajo. La mujer le ha ganado el pulso de autoridad y el joven casi no le aguanta la mirada.
–Que Jesucristo no nació en Belén, lo hizo en el sur de España, en una ciudad llamada Sevilla.
Uno de los hombres toma la palabra.
–Marlene, СКАЧАТЬ