Construyendo el amor conyugal. Ricardo E. Facci
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Название: Construyendo el amor conyugal

Автор: Ricardo E. Facci

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Por un hogar nuevo

isbn: 9789878438016

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СКАЧАТЬ style="font-size:15px;">      a charlar sobre nosotros mismos,

      a abrir nuestros corazones

      para ser totalmente del otro,

      y así nuestras intimidades sean una sola.

      Amén.

      Saber escuchar

      El que quiera oír, que oiga

      (Mt 13, 9).

      Este pensamiento de Jesús, el que quiera oír, que oiga, que manifestó en varias oportunidades, perfectamente lo podemos referir al diálogo conyugal. Generalmente ocurre, que al profun­dizar el tema del diálogo, en muchas parejas se toca una herida muy dolorosa: la ausencia de un diálogo maduro.

      Es necesario no desanimarse. Es posible recomenzar el diá­logo. ¿Cómo? Sacrificando todo por llegar a la comprensión mutua, reconociendo aquello en lo que cada uno falla, haciendo un verdadero y profundo examen del diálogo, pero por sobre todas las cosas, aprendiendo a escuchar, pero a escuchar aman­do.

      El que quiera oír, que oiga. Queda claro que Jesús no le hablaba a sordos, a personas con problemas auditivos, sino que se dirigía a aquellos que simplemente recibían las palabras en un oído, no dejándolas penetrar hasta el corazón. El que quiera oír con el corazón, que oiga.

      Solo quien se disponga realmente a abrir el corazón a la palabra del otro, sabrá escuchar amando. Dialogar, antes que hablar, es escuchar.

      ¿Cómo escuchar amando?

      + Teniendo una disposición tal que el otro se sienta animado a seguir trasmitiendo su interioridad.

      + Preguntando, como para motivar a que el interlocutor pueda profundizar más en su tirria.

      + Evaluando si lo escuchado es exacto. En los momentos en que se crea oportuno, es necesario realizar una síntesis de lo escuchado y volcarlo en el otro, para que evalúe, si se ha recibido lo que se quiso trasmitir.

      + Evitando juicios y actitudes defensivas.

      Escuchar no es solo dejar penetrar las palabras del otro en nuestro sistema auditivo. Es acoger al otro como persona a través de su palabra. La capacidad de escuchar amando depende de cuán profundo sea el deseo de ser alcanzado por el otro. Escu­char requiere apertura.

      Es necesario saber escuchar para lograr un profundo diálogo. Todo es posible para los que se aman, especialmente trabajar en la reconstrucción o el acrecentamiento del diálogo. Para iniciar este camino, es necesario un verdadero examen para descubrir la responsabilidad personal de cada uno, en cuanto a que el diálogo conyugal no ha llegado aún a ser plenamente profundo.

      No se logra el ideal del diálogo:

      + Cuando las conversaciones se remontan permanentemente al pasado, recomenzando siempre las mismas discusiones, los mismos temas.

      + Cuando uno de los dos constantemente rechaza las ideas del otro.

      + Cuando por falta de capacidad de escucha no se descubre que ambos expresan lo mismo:

      + Cuando la coincidencia en un punto, tiene como revancha la oposición en diez.

      + Cuando se sacan a relucir obstinadamente los temas que separan, en lugar de resaltar los que unen.

      + Cuando se elabora la respuesta, sin atender a lo que el otro está diciendo.

      + Cuando la odiosa costumbre de contradecir, de interrumpir y de levantar el tono no se da por vencida.

      + Cuando sólo se expresan palabras hirientes y se interpretan las palabras del otro en un sentido falso y poco comprome­tedor para sí.

      + Cuando se quieren sostener las proposiciones más discuti­bles como verdades fundamentales.

      + Cuando por ser orgulloso, soberbio e intolerante, se prefiere seguir viviendo en el barro de charcos contaminados en lugar de buscar fuentes de agua viva cristalina.

      + Cuando se esperan atenciones y agradecimientos, y se recibe solo reproches.

      + Cuando a las ideas que uno está dispuesto a defender hasta la muerte, el otro las combate con sonseras.

      Cuando todo esto sucede en una pareja matrimonial, se construye un verdadero infierno, pero un infierno de frío.

      Construir el diálogo, “escuchando con amor”, es solidificar la armonía conyugal.

      Para dialogar en pareja

      1.- ¿Estamos dispuestos a “escuchar amando”?

      2.- ¿Qué sentimientos produjo en nosotros dialogar este capí­tulo?

      Para orar juntos

      Señor,

      cuántos perdieron la oportunidad,

      cuántos siguen en tinieblas,

      por no escuchar tu Palabra

      con un corazón abierto.

      No queremos que en nuestro matrimonio

      ocurra lo mismo,

      quedar cada uno en tinieblas,

      por no hacer crecer la luz

      de conocernos más y mejor.

      Señor,

      queremos conocemos más profundamente,

      a través de un diálogo

      garantizado por una manifiesta

      capacidad de escucha,

      y así, no solo recibir la palabra del otro,

      sino a él mismo.

      Ayúdanos, a “escuchar amando”.

      Amén.

      El diálogo no verbal

      Muchos otros signos... hizo Jesús (Jn 20, 30).

      Al tocar tu cuerpo, poseo todo tu ser.

      Dios llegó hasta nosotros para revelarse, mostrarse, dialogar. Se hizo humano a través de otros, o, en su propio Hijo, para hablarnos sobre quién era él. Lo curioso es que realizó todo a nuestro modo, utilizando signos y palabras para que podamos comprender.

      Él conoce que los hombres nos comunicamos con palabras y también con signos. Debemos descubrir que somos capaces de construir diálogos verbales y no verbales.

      El diálogo verbal es aquel que para realizarlo utilizamos palabras, del cual ya tratamos en los dos capítulos anteriores. Reflexionaremos, aquí, sobre el diálogo no verbal. Ese que se realiza con gestos, miradas, caricias, etcétera.

      Cuando una pareja vive sus primeros tiempos de enamora­miento, piensa que estarán siempre juntos y que con el correr del tiempo la relación será igual o mejor.

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