Introducción al Nuevo Testamento. Mark Allan Powell
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Название: Introducción al Nuevo Testamento

Автор: Mark Allan Powell

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

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isbn: 9781646910960

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СКАЧАТЬ de gnosticismo conocida para nosotros sostenía que el mundo fue creado por un dios malo, o por lo menos inferior, conocido como el demiurgo. Los seres humanos son básicamente espíritus eternos, que fueron capturados por el demiurgo y ahora están confinados en cuerpos de carne, en un mundo de materia. Los cristianos gnósticos creían que Cristo había venido como un redentor espiritual (disfrazado como ser humano) a impartir conocimiento secreto (griego, gnōsis). Este conocimiento permite que los iluminados sean liberados de su existencia material y que se den cuenta de su verdadera identidad como seres espirituales. Las implicaciones de semejante sistema de fe para la vida en este mundo variaban drásticamente. Muchos gnósticos (probablemente la mayoría) sostenían que la liberación de la carne implicaba la renuncia a los placeres corporales y a los intereses materiales: estimulaban la virginidad, el celibato, el ayuno, las dietas estrictas y otros aspectos de un estilo de vida asceta y austero, que les permitiría llegar a ser más espirituales. Pero otros gnósticos llegaron a la conclusión opuesta: participaban libremente en toda forma de excesos libertinos debido a que ya que el espíritu es todo lo que importa, lo que uno hace con la carne es completamente irrelevante.

      dualismo: la tendencia de separar los fenómenos en categorías notablemente opuestas, con poco espacio para algo en medio (p. ej., considerarlo todo ya sea como «bueno» o «malo»).

      asceta: estricto o severo religiosamente, especialmente en cuanto a la abnegación o renuncia de los placeres mundanos.

      Tenemos que hacer énfasis en que el gnosticismo parece ser un acontecimiento de los siglos II, III y IV; no hay prueba de que el movimiento como tal tuviera alguna adherencia en la época en la que se reporta que ocurrieron los eventos en el Nuevo Testamento, ni cuando se estaban escribiendo los libros del Nuevo Testamento. No obstante, los eruditos históricos no piensan que un movimiento como este simplemente haya aparecido totalmente formado a mediados del siglo II; la suposición es que, las ideas y tendencias que definirían posteriormente al gnosticismo tuvieron que haber estado presentes antes. De esa manera, ha llegado a ser común para los eruditos del Nuevo Testamento hablar de un «protognosticismo» casi invisible y mayormente no identificado, como parte del ambiente que constituyó el mundo del Nuevo Testamento. El apóstol Pablo escribe de la distinción entre «lo que es de la carne» y «lo que es del espíritu» (Ro. 8:4-13; Gá. 5:16-26; 6:8). El Evangelio de Juan y las cartas juaninas resaltan que Jesús no era solamente un ser espiritual, sino más bien un hombre con cuerpo de carne real (Jn. 1:14; 1 Jn. 4:2). Los textos como estos (hay muchos más) parecen indicar que el gnosticismo estaba «en el horizonte»: la gente ya pensaba en las clases de cosas que el gnosticismo buscaría tratar, a veces de maneras que eran compatibles con los documentos del Nuevo Testamento, y otras veces de maneras que eran radicalmente distintas a esos escritos.

       Sistemas sociales y valores culturales

      Entender el mundo del Nuevo Testamento también implica llegar a conocer la mentalidad de la gente para quienes se escribieron estos documentos originalmente. En los años recientes, la erudición del Nuevo Testamento ha llegado a ponerle más atención a identificar los códigos sociales no escritos de ese mundo, asuntos que pueden haber sido tan penetrantes que simplemente podrían haberse dado por sentados. Algunos de estos temas se discutirán con más detalles en los capítulos siguientes. No obstante, unos cuantos merecen mencionarse aquí.

      La riqueza y la pobreza

      El Imperio romano se caracterizó por una desigualdad económica grotesca. No había nada comparado a lo que nosotros llamaríamos «clase media»; mayormente, la gente era sumamente rica (como el tres por ciento de la población) o sumamente pobre (como el noventa por ciento). La mayoría de los que pertenecían al segundo grupo vivían en o cerca del nivel de subsistencia, y ganaban precisamente lo suficiente para sobrevivir, con poca esperanza de ahorrar algo que les permitiera mejorar su condición o que los protegiera de la miseria. Las más afortunadas de estas personas empobrecidas por lo menos podían aprender un oficio (como aparentemente fue el caso de Jesús, sus discípulos y el apóstol Pablo), pero para mucha gente de las áreas rurales, «subsistencia» significaba vivir de la tierra, por lo que la vida estaba sujeta a las vicisitudes de la agricultura. De esa manera, para los menos afortunados, los mendigos, las viudas, los huérfanos, los presos, los jornaleros no calificados, la sobrevivencia en sí frecuentemente pudo haber estado en duda. Los cálculos modernos sugieren que, alrededor del veintiocho por ciento de la población del Imperio romano durante el tiempo del Nuevo Testamento vivía por debajo del nivel de subsistencia, lo que significa que esa gente no sabía de un día a otro si sería capaz de obtener las cosas necesarias para vivir.

      Dados los extremos de semejante situación, las actitudes hacia la riqueza y la pobreza eran una parte importante del mundo social. Algunas personas religiosas de la época de Jesús creían que la riqueza podía verse como una señal de la bendición de Dios, y que la pobreza podía entenderse como una consecuencia de la desaprobación de Dios. Sin embargo, es difícil saber cuán generalizada era esa noción. Lo que parece más acertado es que prácticamente todos en ese tiempo se aferraban a lo que ahora se llama la teoría del «bien limitado». La gente creía que el dinero y las cosas que el dinero puede comprar eran escasos (o por lo menos finitos); la percepción común, en total contraste al capitalismo moderno, era que la adquisición de riqueza o recursos por algunos precisaba del agotamiento de riqueza o recursos para otros. Para decirlo de forma sencilla, prácticamente todos en la época del Nuevo Testamento creían que solamente había una cantidad determinada de «cosas» para todos, y que algunas personas tenían menos de lo que necesitaban porque otras personas tenían más de lo que necesitaban.

      Patrocinio y lealtad

      La sociedad romana (en Palestina y en todas las demás partes) funcionaba de acuerdo a expectativas fuertes en cuanto a la beneficencia y la obligación. Al nivel más simple, el intercambio de favores era prácticamente definitivo en los amigos. Los «amigos» eran personas que hacían cosas los unos por los otros y, aunque no se suponía que nadie llevara la cuenta, la ayuda y el apoyo tenían que ser mutuos a largo plazo, si no, la amistad se rompería. Sin embargo, a otro nivel, casi toda la gente estaba involucrada en las relaciones de patrón-cliente, con gente que no era similar socialmente. Muy pocas personas tenían dinero o poder, pero se esperaba que quienes los tuvieran fueran benefactores de los que no los tuviesen. Por ejemplo, los ricos podían permitir que los campesinos vivieran en su tierra o les daban comida, granos o empleo. En términos sociológicos, a esos benefactores se les llama «patrones» y a los recipientes se les llama «clientes». En esa relación, el intercambio de favores no podía ser mutuo, pero se esperaba que los clientes dieran a su patrón lo que podían: gratitud y, por encima de todo, lealtad.

      relación patrón-cliente: el sistema social según el cual la gente con poder es benefactora de los que carecen de poder, de quienes se espera que respondan con gratitud, servicio y lealtad.

      Se esperaba que alabaran a su patrón, que hablaran bien de él y que realzaran su reputación social. Se esperaba que confiaran en que su patrón seguiría proveyéndoles. Y, cuando fuera necesario, se esperaba que prestaran varios servicios que el patrón pudiera requerirles. Esas relaciones no estaban constituidas legalmente, pero a un nivel básico, representaban la forma en la cual la mayoría de la gente pensaba que el mundo debía funcionar y, en efecto, la manera en que funcionaba.

      Las relaciones de patrón-cliente formarían un escenario significativo para el desarrollo de la teología cristiana. El término que se usaba más frecuentemente para la concesión de beneficios del patrón es charis (que típicamente se traduce como «gracia» en el Nuevo Testamento), y el término que frecuentemente se usaba para la actitud de lealtad hacia el patrón, que se esperaba del cliente, es pistis (que frecuentemente se traduce como «fe» en el Nuevo Testamento). De esa manera, el fenómeno de las relaciones СКАЧАТЬ