Queremos hijos felices. Silvia Álava
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Название: Queremos hijos felices

Автор: Silvia Álava

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Tu vida en positivo

isbn: 9788415131601

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СКАЧАТЬ gestionar su horario, ni tampoco con recursos para hacerlo.

      Por tanto, y siguiendo con el ejemplo que hemos mencionado, será necesario acostar al niño antes por la noche para poder levantarle con el tiempo suficiente para que consiga realizar él solo las rutinas de la mañana. Pero esto no solo ocurre con las tareas cotidianas; determinados aprendizajes llevan su tiempo y, por mucho que los adultos se empeñen, no van a poder reducirlo.

      Son los adultos los que tienen que amoldar su horario al del niño y no al contrario.

      Es difícil para unos padres trabajadores no trasmitir los agobios y las prisas a los niños, pero se puede conseguir. Que el adulto tenga claro y sepa que lo importante es la calidad del tiempo que pasa con sus hijos, y no la cantidad, ayuda a que se sienta menos culpable, y se relaje. Si se dispone de poco tiempo, lo importante será asegurar su calidad y asignar prioridades en función de las necesidades de los hijos. Es fundamental pararse a escucharlos. Los niños necesitan poder contar sus vivencias y sus problemas a sus padres y percibirles como cercanos; y todo ello no tiene por qué estar reñido con el trabajo y los compromisos de estos. Los niños no necesitan que sus padres estén todo el día con ellos; también tienen que aprender a divertirse y a estar solos. No obstante, es importante dedicar tiempo para jugar con ellos, para enseñarles, para dibujar, pintar…; necesitan un adulto que les estimule, que les guíe y que comparta sus juegos. No basta con estar al lado contemplando al niño.

      Por causa de las prisas, no se debe caer en la sobreprotección, o en que sea el adulto quien haga las cosas a los niños. Por ejemplo, muchos padres prefieren vestir a los niños para no llegar tarde al colegio, en lugar de esperar pacientemente a que ellos lo hagan solos. Esto es un error, ya que el pequeño tiene que aprender a vestirse, a lavarse, a comer y hacerlo él solo. Es fundamental que aprendan a valerse por sí mismos. En el trabajo diario en el Centro de Psicología, los padres nos trasladan numerosas dudas sobre este tema. No saben identificar cuándo están cayendo en la sobreprotección de sus pequeños, por eso le dedicaremos un capítulo de forma monográfica en el libro[1].

      Cuando los padres hacen continuamente las tareas de los niños no están favoreciendo su correcto desarrollo ni su autonomía; por ello, es necesario dedicar tiempo al aprendizaje del niño.

      Sabemos que lo importante es la calidad del tiempo que pasamos con los hijos, pero es aconsejable cumplir con una mínima cantidad. Por eso aconsejamos reservar momentos para estar con ellos y darles prioridad absoluta. En este rato reservado para los pequeños no es conveniente estar haciendo otra tarea, como contestar correos, atender llamadas, programar la agenda, realizar labores del hogar...

      El mensaje que se debe trasmitir al niño es: «Este es nuestro espacio; para mí en estos momentos no hay nada más importante que estar contigo, que tú me cuentes qué tal estás, qué cosas te han pasado…, solo estoy para ti».

      Un buen momento para hablar con ellos, en el que los niños se relajan y pueden compartir sus vivencias, contar las cosas que han hecho durante el día, sus problemas, puede ser justo un poco antes de irse a la cama. Conviene que reservemos diez, quince minutos para charlar con ellos. Lo más importante para hacer felices a nuestros hijos, con el poco tiempo del que se dispone hoy, es que les dediquemos un rato al día, pero siempre mostrándonos cercanos e interesados por sus cosas, guiándoles, aconsejándoles y motivándoles.

      Por las tardes los horarios suelen ir muy ajustados: baño, cena, hora de irse a la cama. Una opción que seguro que ayuda es llegar a un acuerdo con los niños que consistirá en que ellos obedecerán a la primera y el tiempo que antes se perdía en insistir y en mandar las cosas varias veces, en conseguir que se ducharan, que cenaran… ahora se utilizará en jugar un rato antes de irse a la cama, o en leer un cuento o en un momento para realizar confidencias.

      Es verdad que, en ocasiones, por cuestiones ajenas a la voluntad del adulto, es difícil reducir las obligaciones laborales u otro tipo de compromisos de los padres, pero siempre se pueden hacer cosas para mejorar. Pensemos en qué empleamos el tiempo, tanto los padres como los niños; puede que sea más conveniente ver menos la televisión por la tarde, utilizar menos el ordenador y la tableta, acostarse antes y poder despertar al pequeño con tiempo para que aprenda a adquirir los correctos hábitos de higiene y de autocuidado por las mañanas.

      Lo importante es la calidad del tiempo que se pasa con el niño, no la cantidad, pero sí que hay que cumplir una cantidad mínima.

      icono Meterles prisas y pretender que sigan el ritmo del adulto. Los niños necesitan su tiempo y los adultos deben respe­tarlo.

      icono Que el niño se adapte al horario del adulto; es más cómodo y permite que los adultos sigan con su vida. Los padres deben seguir el horario del niño y no al revés. A las nueve de la noche el niño tiene que estar en la cama no a las doce, como sus padres.

      icono Hacerles las cosas, como por ejemplo, vestirles por la mañana para ganar tiempo. Los niños tienen que aprender a hacer las cosas solos. Se trata de favorecer su autonomía.

      icono Sobreprotegerles para que no sufran por equivocarse, porque se frustren si no les salen las cosas bien. Tienen que aprender a desarrollar sus propios recursos y a tolerar la frustración.

      icono Pensar que sus problemas son poco importantes y no prestarles la suficiente atención cuando nos los cuentan o escucharles a la vez que se está en el ordenador, con el teléfono, la tableta o la televisión. El niño merece tener momentos de atención plena, en los que sepa que él es lo más importante para sus padres.

      Raros son los padres a los que, de vez en cuando, no les asalta el sentimiento de culpa:

      icono Por dedicar a los hijos menos tiempo del que les gustaría.

      icono Por no dar abasto con las mil y una tareas pendientes.

      icono Por perder la paciencia con los niños.

      Aunque hay muchas diferencias individuales, esto les ocurre en mayor medida a las mujeres, quienes lo expresan mucho más que los hombres y sienten mucho más la presión que les impone la sociedad al considerarlas como las principales educadoras.

      Todos sabemos que la maternidad y la paternidad son unas experiencias maravillosas, pero eso no quiere decir que sea fácil vivirlas. Nos preparamos duramente a fin de estar bien capacitados para nuestros trabajos, con años de colegio, instituto, universidad y másteres si es necesario. Pero no dedicamos la misma cantidad de tiempo a formarnos como padres.

      Por otra parte, el bebé no trae un libro de instrucciones bajo el brazo. Se trata de una tarea difícil en la que una «personita» completamente indefensa y vulnerable depende absolutamente de sus padres. Y esto es un añadido a las obligaciones que ya se habían adquirido СКАЧАТЬ