Название: Renunciar a todo
Автор: Christopher M. Hays
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9786124252488
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Por ejemplo, cuando Jesús envía a sus discípulos a predicar que el reino de Dios se ha acercado (10.1-11), les dice que no lleven dinero, ni siquiera una bolsa para la comida (10.4). No necesitarán provisiones, explica él, porque pueden esperar ser hospedados y alimentados por la gente a la que le predican (10.5-9). Esto plantea entonces la pregunta: si los discípulos predican el mensaje de Jesús en los pueblos, ¿no debería la gente de los pueblos también renunciar a sus hogares y posesiones en respuesta a ese mensaje? Pero entonces, ¿dónde se hospedarían los discípulos? ¿Quién alimentaría a los discípulos? ¡Estarían de hecho cortando la rama sobre la cual se sientan!
Sin embargo, contrario a lo que uno pudiera inferir, no parece que los discípulos hubiesen dicho a la gente que renunciara a sus posesiones. Más bien, Jesús les dijo que bendijeran la casa en la que se alojaran (10.5) y curaran a los enfermos que estuviesen allí (10.9), lo cual parece indicar más bien con bastante fuerza que es legítimo que los oyentes de los discípulos no renunciaran a sus posesiones. De hecho, cuando uno pasa al segundo libro de Lucas, los Hechos de los Apóstoles, hay varios propietarios de casas que al parecer reciben una descripción positiva.4 Entonces, ¿piensa Lucas que está bien tener casas y posesiones o no?
Hay algunos textos en los que el Evangelio de Lucas parece encontrar un equilibrio entre el despojarse y la posesión de bienes. Por ejemplo, Juan el Bautista dice a los que tienen dos capas que renuncien a una, y que compartan su comida con los pobres (3.11). Al principio, esta división en partes iguales parece repetirse en el ejemplo de Zaqueo, que dice que les dará la mitad de sus posesiones a los pobres (19.8). Sin embargo, en vez de decir: « ¡Ya estás a mitad de camino!» (Como se podría esperar si la renuncia completa fuera un requisito previo para la salvación), Jesús exclama de manera concluyente: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa» (19.9).
Para complicar aún más el asunto, hay partes del texto de Lucas que suenan a socialismo. Por ejemplo, Lucas dice que en la comunidad de Jerusalén, «nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían… pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas y lo entregaban» (Hch 4.32, 34).5 Este texto es tan sorprendente que Karl Kautsky, secretario de Friedrich Engels (el coautor de El manifiesto comunista), argumentó, citando el libro de Hechos como evidencia, que la religión cristiana exige la implantación del comunismo.6
¿La limosna o el comunismo; el despojarse o la hospitalidad? ¿Cuál de estas alternativas realmente quiere Lucas que sus lectores adopten? Uno no puede vender su casa y luego ofrecer hospitalidad. Este es el mayor problema exegético de la ética de Lucas respecto a la riqueza: parece que se contradice. ¡Y mucho!
La impracticabilidad de la ética de Lucas
El segundo problema con la ética de Lucas respecto a la riqueza consiste en que algunas cosas que él enseña parecen que son no recomendables, irresponsables o poco prácticas. Esto no es un problema exegético en sí mismo, es decir, no es el tipo de problema que los eruditos del Nuevo Testamento suelen abordar. La tarea básica del erudito del Nuevo Testamento es sencillamente describir lo que dicen los autores bíblicos en términos que sean lo más acertado y objetivo posibles. Se esfuerzan para no permitir que sus compromisos religiosos ni suposiciones culturales distorsionen su lectura del texto del primer siglo. En consecuencia, no debería importarle a la exégesis del Nuevo Testamento si lo que Lucas o Jesús piensan es «práctico». La exégesis debería simplemente aclarar lo que Lucas o Jesús parecen haber dicho.
Este esfuerzo por ser objetivo es digno de elogio.7 Después de todo, incluso una persona religiosa comprometida que no se interesa en lo absoluto por la erudición todavía diría que quiere saber lo que Lucas o Jesús «realmente» dijeron, y la objetividad académica ayuda a este propósito. Sin embargo, la razón por la que la mayoría de la gente lee el Nuevo Testamento no es porque piensa que Lucas sea un artista literario a la par de Eurípides, que Santiago sea un filósofo del mismo calibre de Séneca o que Pablo sea tan gracioso como Luciano. Más bien, la mayoría de la gente lee el Nuevo Testamento porque es religiosa y porque cree que éste comunica verdades acerca de Dios, acerca de la interacción de Dios con el mundo y acerca de la manera cómo los seres humanos deben vivir.8 De manera que, si esquivamos la pregunta sobre si en realidad se puede poner en práctica lo que Jesús enseña en Lucas, sería como interrumpir la conversación justo en el momento cuando la cosa se pone interesante.
Habiendo dicho esto, es oportuno afirmar que hay muchas razones para pensar que la ética de Lucas respecto a la riqueza no es muy práctica ni deseable. Después de todo, si uno vende todo lo que tiene y da todo el dinero a los pobres, ¿no se convierte entonces en una persona pobre que necesita dinero? ¿Significa la venta de todo lo que uno posee que todavía uno puede ganar un salario? ¿Es coherente exigir que un discípulo de Jesús se despoje de lo que tiene y luego argumentar que esa persona deba ser atendida por otras personas que no se despojaron de todo lo que tenían? O, si uno tiene cierta inclinación a favor de la vía socialista, ¿qué se debe hacer con las personas que viven a costillas de la comunidad, que no trabajan tan duro como debieran y que no contribuyen al beneficio de todos? ¿Es eso sostenible como una práctica a largo plazo?
Menos piadosas pero probablemente más influyentes son las otras consideraciones de si la gente realmente quiere vivir de la manera que se presenta en el Evangelio de Lucas. ¿Estoy dispuesto a renunciar a todo excepto a un par de vestidos? ¿Quiero tener una multitud de invitados que coman en mi casa todos los días? ¿O, más aun, debo vender mi casa y obligar a mis hijos a dormir en la calle?
Entonces, ¿qué hacemos con la ética de Lucas respecto a la riqueza? Si las acciones que él requiere son totalmente imprácticas, y si sus contradicciones, aparentemente constantes, indican que él no ha considerado bien este asunto, ¿vale la pena tomarse la molestia con sus enseñanzas? ¿Cómo lidiar con el hecho de que Lucas y Hechos son parte del canon y están claramente muy interesados en la ética de la riqueza, aunque no sean tan buenos al explicar la ética de la riqueza? En resumen, ¿se puede rescatar la ética de Lucas respecto a la riqueza?
Aclaraciones: fortalezas y debilidades
La mayoría de los eruditos creen que sí se puede rescatar. El siglo pasado produjo una cantidad considerable de libros y ensayos que explican las enseñanzas de Lucas sobre la ética de la riqueza. Algunas de esas explicaciones parecen atractivas por razones prácticas (es decir, dicen cosas que se ajustan bien a nuestra práctica contemporánea), pero son menos convincentes exegéticamente. Otras tienen mucho que ofrecer exegética y prácticamente, pero puede ser que no satisfagan todas las objeciones. En cualquier caso, antes de iniciar nuestra discusión de los textos de Lucas en detalle, vale la pena examinar las opciones interpretativas que están sobre la mesa.
Las explicaciones académicas de las enseñanzas de Lucas sobre el dinero y la pobreza se dividen en cuatro categorías básicas, que podrían clasificarse como la explicación provisional, la explicación literaria, la explicación bivocacional y la explicación personalista. Examinaremos brevemente los contornos generales de cada perspectiva y cuáles son los puntos fuertes y СКАЧАТЬ