Irresistible. Andy Stanley
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Название: Irresistible

Автор: Andy Stanley

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

Серия:

isbn: 9781646910854

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СКАЧАТЬ una mala dirección. Si nunca habías escuchado algo similar antes, puede que te estés preguntando, “¿por qué nadie me había dicho esto? Si la palabra en griego significaba reunión, ¿por qué nuestras Biblias en español no dicen ‘reunión’? ¿Por qué nuestras Biblias usan un derivado de la palabra en latín, ecclesía, en lugar de una traducción directa?”

      La respuesta corta es que alguien lo intentó en una ocasión y el resultado no fue bueno.

      LES PRESENTO A WILLIAM

      En 1522, William Tyndale comenzó a traducir el Nuevo Testamento del griego al inglés. Tyndale tuvo la audacia de traducir el término ekklesía, en lugar de superponer el ampliamente aceptado término alemán kirche. En lugar de iglesia, el usó el término congregación. Si eso no era lo suficientemente ofensivo, encima de eso, el texto en griego lo llevó a utilizar la palabra anciano, en lugar de sacerdote y arrepentirse, en lugar de hacer penitencia.11

      Tyndale fue catalogado como un rebelde y después de eludir exitosamente a las autoridades durante diez años, fue traicionado por un amigo y arrestado. Un tribunal de la Santa Inquisición lo condenó como hereje y lo entregó a las autoridades civiles, quienes lo ataron a una estaca, lo estrangular con una cuerda, quemaron su cuerpo y dispersaron sus restos.

      Todo esto para decirte: “Que ni se te ocurra cambiar el letrero de tu iglesia”.

      Pero hablando en serio, piénsalo por un momento.

      Los funcionarios de la “iglesia” ejecutaron a un hombre por traducir y distribuir las palabras de Jesús en un lenguaje que tanto adultos como niños podían leer y entender.

      ¿Cómo puede ser eso posible?

      Es posible porque para ese tiempo en la historia de la iglesia, gran parte de lo que Jesús había venido a reemplazar ya había sido adoptado de nuevo. Como descubriremos a lo largo de nuestro tiempo juntos, cada vez que la iglesia decide mezclar lo antiguo con lo nuevo, pasan cosas malas y las personas terminan lastimadas.

      Para el tiempo en el que William Tyndale entró en escena, los funcionarios de la iglesia ya habían abandonado el nuevo modelo de liderazgo de Jesús. Lo habían reemplazado con un modelo jerárquico imperial. Los funcionarios sabían que si la gente común (o los plebeyos) tenían acceso a las Escrituras, descubrirían que la iglesia de su generación no se parecía en nada a la iglesia descrita en el Nuevo Testamento. Ellos se encontrarían con un Salvador que no se parecía en nada a la deidad intimidante y violenta representada en los sermones de ese tiempo. Ellos habrían buscado en vano términos tales como purgatorio, indulgencia y excomunión. Darle a la gente acceso al texto, le habría quitado a la iglesia su principal método de control, el miedo. Algo que Jesús se negó a hacer. Algo que Jesús repetidamente les instruyó a sus seguidores a no hacer.

      Gracias al valor de hombres como Tyndale, Huss, Lutero y otros, la ekklesía de Jesús fue parcialmente liberada de la tiranía impuesta por la manipulación jerárquica de la iglesia. La Reforma protestante trajo nueva vida a la ekklesía de Jesús. El evangelio dejó de estar encadenado al altar y se hizo accesible para las masas y no sólo para las misas.

      Es una pena que la osada, aunque precisa traducción de Tyndale del término ekklesía, no hubiera prevalecido. Para los tiempos de la Reforma, el término iglesia se había arraigado tanto en la cultura y en las conversaciones, que no hubo vuelta atrás. De manera que, aunque la traducción de Tyndale logró abrirse paso hacia el mundo moderno y posmoderno, el término ekklesía sigue siendo una víctima de la traducción tradicional.

      El término, mas no el movimiento.

      Desde el primer siglo y hasta el siglo veintiuno, siempre ha existido un remanente, un grupo que se ha rehusado a definir a la iglesia en función de una ubicación o una jerarquía. Siempre ha habido, y siempre habrá, hombres y mujeres que ven a la iglesia como un movimiento con una misión y mandato divinamente inspirados.

      Bueno, vamos de vuelta con Jesús.

      VAMOS DE NUEVO

      Mientras caminaba con sus discípulos en la región de Cesárea de Filipo, los doce no tenían la menor idea que estaban al borde de una nueva era. No había manera de que ellos supieran lo importante que esa conversación en particular resultaría ser. Ciertamente no tenían idea de la importancia que ellos tendrían en los eventos que estaban por suceder. Ellos estaban pensando en un reino con un trono y ejército. Su visión no llegaba más allá de las antiguas fronteras de Israel. Pero Jesús tenía algo más grande en mente.

      Algo nuevo.

      Su ekklesía.

      Su nuevo movimiento eventualmente llevaría su nuevo mensaje más allá de las fronteras de Judea y Galilea. En un lapso increíblemente corto y en contra de todo pronóstico imaginable, el mensaje de Jesús logró llegar al corazón del Imperio romano. Para el inicio del segundo siglo, había conquistado la atención de muchos paganos, tanto dentro como fuera del imperio. Uno de esos, fue un abogado convertido en teólogo y apologista cristiano llamado Quinto Septimio Florente Tertuliano, mejor conocido como Tertuliano. Tertuliano fue tanto producto, como testigo de la difusión del cristianismo al final del segundo siglo y a principios del tercero. Cuando Tertuliano escribió las siguientes palabras, aún había cruces en Roma con cuerpos de sentenciados a muerte colgando de ellas. Sin embargo, la ekklesía de Jesús florecía:

      ¿Qué puedo decir de los mismos romanos, quienes fortifican su propio imperio con guarniciones de sus propias legiones, y no pueden extender el poder de su reino más allá de estas naciones?

      Pero el nombre de Cristo se extiende por todo lugar, se cree en todos lados, es adorado en todas las naciones anteriormente mencionadas, reina en todo lugar, es adorado en todos lados y es conferido sobre todos por igual sin importar el lugar. No hay rey que con Él encuentre mayor favor, ni bárbaro menor gozo; ninguna dignidad o linaje disfruta de una distinción por mérito; Él es igual para todos, es Rey para todos, es Juez para todos, es Dios y Señor para todos.12

      “Pero el nombre de Cristo se extiende por todo lugar, se cree en todos lados…”

      Esto habría sido imposible de comprender para aquellos doce hombres que caminaban con Jesús.

      “¿En todos lados?”

      Pero después de su resurrección, los seguidores de Jesús del primer siglo fueron testigos del lanzamiento de un movimiento que, de hecho, se extendería “en todos lados”. El epicentro de este movimiento sería la declaración inspirada de Pedro en relación con la identidad de su amigo y maestro. Jesús era, de hecho, el Mesías, el Hijo del Dios viviente.

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