Название: Irresistible
Автор: Andy Stanley
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9781646910854
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Porque tanto amó Dios al…
¿Conoces este verso?
…mundo.
Así es, al mundo entero. Esto significa a cada persona, en cada nación y en cada generación. El Creador del Mundo se reveló asimismo a un hombre que no tenía un pueblo y quien se convertiría en una nación con un propósito divino. A lo largo de ese tortuoso camino, Dios usaría una variedad de elementos para hacer que la historia avanzara. Largos viajes, plagas, fuego, azufre, terremotos mortales, tablas de piedra, una antigua constitución, un altar portátil, reyes, y eventualmente, aunque con algo de reservas, un templo. Bueno en realidad, fueron varios templos.
Pero cada uno de estos elementos fueron un medio para un fin, y todos fueron diseñados para tener un final. Todo en esa lista tuvo cierto tiempo de vida útil.
No quiero restarle importancia a ninguno de los elementos en la lista. Tampoco lo hago con las Escrituras judías. En lo que respecta a los textos sagrados judíos, estoy completamente de acuerdo con Jesús. Su punto de vista es mi punto de vista. Pero ¿qué dice él acerca de las Escrituras judías? Hablaremos un poco más al respecto, en esta sección.
En muchas formas, las aventuras y desventuras del pueblo judío, según están registradas en la primera mitad de la Biblia, pueden compararse con un capullo diseñado de forma divina que, “en el tiempo indicado”, dio paso al cumplimiento de la promesa de Dios a Abraham. Cuando Jesús puso un pie en el Río Jordán para ser bautizado, se estaba desatando algo completamente nuevo en el mundo. Algo tan nuevo, tan completamente diferente, tan distinto a nada que hubiese existido antes, que incluso Juan el Bautista reconoció que su momento de brillar había llegado a su fin. A partir de ese momento, todo giró en torno a esta nueva persona.
¿Recuerdas esto?
El siguiente día Juan vio que Jesús venía hacia él, y dijo: «Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del.…
Y ahí está de nuevo.
… ¡mundo!
Juan se emocionó tanto que le costó mucho trabajo hablar.
Él es de quien yo dije: “Después de mí viene un varón, el cual es antes de mí; porque era primero que yo.
¿No te parece fascinante? Pero escucha… Quiero decir, lee lo que dijo después:
Yo no lo conocía; pero vine bautizando con agua para esto…
Dinos Juan, ¿por qué viniste bautizando con agua?
…para que él fuera manifestado a Israel. 1
¿Cuál era la implicación? Ahora que él ha sido revelado, mi pequeña parte dentro de esta historia ha terminado. Soy simplemente un hombre, parte de una larga lista de personas a quienes Dios ha usado para preparar lo que está por hacer. Juan el Bautista —al igual que Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, David, Salomón, Nehemías y todos los profetas— fueron un medio para un fin.
Al igual que los largos viajes, las plagas, los incendios, el azufre, las tablas de piedra, los altares portátiles, los reyes y los templos, Juan fue necesario, pero temporal. Fue tan temporal, que los escritores de los Evangelios nos dicen que cuando Jesús se enteró que Juan había sido arrestado, no sólo no lo rescató, sino que se fue al lago.2
¡Es verdad! Se fue al lago.
Pero incluso después de la impresionante presentación que le dio Juan, nadie esperaba que Jesús crease algo nuevo. Por el contrario, si él era en verdad el Mesías, su papel era el de extender algo antiguo. Si era un profeta, su tarea era la de pastorear a la nación hacia las antiguas costumbres. Si Jesús hubiese estado satisfecho con el título de rabí o maestro, su papel hubiese sido el de aclarar y aplicar las antiguas palabras de Moisés. Pero sin importar qué papel eligiera, la palabra “nuevo” no era parte de la ecuación. ¿Mejorado? Quizá, pero no nuevo.
En las próximas secciones exploraremos tres facetas de lo nuevo que Jesús desató en el mundo. Comenzaremos por su nuevo movimiento, la Iglesia. Después escucharemos cómo les explica a sus discípulos los términos y condiciones de un nuevo pacto, un nuevo acuerdo entre Dios y la humanidad. Por último, trataremos de abrazar y entender la importancia del nuevo mandamiento de Jesús, un único mandamiento destinado a ser la ética gobernante de su nuevo movimiento.
Tengo la impresión que eso nuevo que Jesús inició no será novedad para ti. Ciertamente no te molestará. Lo que puede que encuentres perturbador, son las implicaciones que existen sobre lo viejo. Jesús vino a cumplir y a reemplazar mucho de lo que ya estaba funcionando. Normalmente no nos molesta algo nuevo, eso es hasta que entendemos que significa soltar lo viejo, lo que nos hace sentir cómodos. Eso explica por qué te quedaste con tu viejo sillón después de comprar uno nuevo. Todo eso que tienes guardado en el ático, en el sótano o en algún clóset… pareciera que simplemente no puedes deshacerte de ello, ¿verdad? Es la naturaleza humana. Y en el caso de tu clóset, sótano o ático, es inofensivo. Ese viejo sillón que guardaste en el sótano no te impide para nada disfrutar del nuevo que tienes en la sala. Pero como estamos por descubrir, en tanto nos aferremos a lo viejo que Jesús vino a reemplazar, jamás podremos plenamente apreciar, experimentar o incluso reconocer lo nuevo que vino a poner en su lugar.
Así que sí, lo que viene a continuación puede ser un poco perturbador.
Pero la verdad espero que te sientas más que perturbado. Para cuando hayamos terminado nuestro tiempo juntos, espero que estés listo para de una vez por todas desconectar tu fe, tu teología y tu estilo de vida de eso viejo que Jesús vino a reemplazar. Y espero que abraces plenamente lo nuevo que Jesús vino a desatar en el mundo y para el mundo.
Capítulo 6
UN MOVIMIENTO COMPLETAMENTE NUEVO
No es sólo que los seguidores de Jesús del primer siglo no estuviesen esperando algo nuevo, ellos asociaban a Jesús con alguien viejo.
Verdaderamente viejo.
Tan viejo que estaba muerto.
Esto es lo que sucedió.
Jesús y su grupo de “alegres compadres” estaban viajando por la región de Cesárea de Filipo cuando Jesús les hizo una pregunta crucial. Quizá fue la historia sobre el trasfondo de esta región, que tenía dos nombres, lo que llevó a Jesús a preguntar:
¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?1
¿Qué está diciendo la gente? ¿Cuál es mi reputación?
Resulta que algunos creían que era Juan el Bautista reencarnado. Otras sugerían que era Elías, Jeremías o algún otro profeta judío muerto.2 ¿Cuál era la implicación? Más de lo mismo. Nada nuevo. Entonces Jesús le hizo una segunda pregunta:
Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?”
Obviamente, Simón Pedro fue quien respondió…
Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.3
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