El río de la herencia intergeneracional. Gustavo E. Jamut
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу El río de la herencia intergeneracional - Gustavo E. Jamut страница 6

СКАЧАТЬ día (Gn 1, 27-31).

      Esta bendición encuentra su punto central en que Dios, fuente y origen de todo bien, ha querido habitar en nosotros dándonos su Espíritu, que es aliento de vida: Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente (Gn 2, 7).

Haré caer lluvias de Bendición en el tiempo oportuno (Ez 34, 26).

      Las 4 vertientes

      El libro del Génesis 4, 10 dice: De Edén nace un río que riega el jardín, y desde allí se divide en cuatro brazos.

      De aquí podríamos deducir que nos estamos refiriendo a las tendencias básicas o cuatro instintos fundamentales con los que Dios crea al ser humano. Los psicólogos proponen varios instintos, pero, fundamentalmente, pueden reducirse a cuatro:

      1. Instinto de conservación

      2. Instinto de desarrollo

      3. Instinto de socialización

      4. Instinto de trascendencia

      Esos cuatro instintos son como las cuatro fuentes de donde surge el agua que corre siempre en nosotros, y que viene desde los orígenes de la creación del ser humano, formando parte del caudal de un gran río en nuestras familias y en nuestro ser, los que representan nuestra vida física, emocional, social y espiritual.

      1. Instinto de conservación

      Al crear al género humano, Dios ha grabado en nuestro ser la conciencia de que la propia vida es un don invalorable, el cual, por lo tanto, debe ser salvaguardado a cualquier precio de todo peligro. Aquí están codificadas todas las experiencias de vida, protección y seguridad que se han dado en nuestras familias a lo largo de las diversas generaciones, como así también aquello que pudo haberles afectado de algún modo.

      2. Instinto de desarrollo

      Este instinto nutre en cada persona la necesidad de crecer y de madurar en los niveles físico, material, intelectual, emocional, social, creativo, etc. Todos son elementos en relación con una vida digna que debería tender a desarrollarse continuamente.

      Todo lo material, que ha sido creado por Dios para la vida del hombre, está en íntima relación con este instinto, marcando en las diversas generaciones de la familia la relación que se tiene con el trabajo, el dinero, la comida, y todo el mundo material; y generando una influencia positiva o negativa en las generaciones siguientes.

      3. Instinto de socialización

      Desde el instante en que Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada (Gn 2, 18), el ser humano experimenta la necesidad de comunicación y de complementación mutua con otras personas para compartir la vida, trabajar y regocijarse. Es la necesidad básica de todo ser humano de sentirse amado y dar amor. Es además todo lo que ha tenido una incidencia crucial en las relaciones familiares y sociales que se han ido entretejiendo a lo largo de los siglos, y que se han ido transmitiendo a las diversas generaciones de nuestras familias.

      4. Instinto de trascendencia

      San Agustín llegó a expresar: “Señor, nos creaste para ti, y nuestro corazón estará inquieto mientras no descanse en ti”. Esta oración es un clamor que surge del interior del hombre que fue creado por Dios y para Dios, para vivir en intimidad y amistad con Él, desde esta vida y por toda la eternidad.

      Desde esta fuerza interior sembrada por nuestro Creador en la tierra del corazón de cada hombre y mujer de esta tierra, la persona aspira a la búsqueda de lo trascendente, la verdad sin límites, el bien máximo, es decir, el mismo Dios.

      Esta sed interior de Dios, que logra dar un sentido verdadero y profundo a todas las otras dimensiones de la vida, y que es una de las mejores herencias que podemos dejar a nuestros descendientes, queda perfectamente expresada por las palabras del salmista, cuando dice:

      Como ciervo sediento en busca de un río, así, Dios mío, te busco a ti. Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo volveré a presentarme ante Dios? (Sal 42, 1-2).

      Tal como lo recordaba Juan Pablo II, hablando sobre este instinto fundamental del ser humano, y al comentar el salmo 42:

¡Que Yahvé bendiga tu tierra con el rocío del cielo! (Dt 33, 13).

      EJERCICIO DE ORACIÓN

      • Dale gracias a Dios por el río de vida familiar, especialmente por la herencia de salud, por las características de temperamento positivo, por las circunstancias hermosas de vida que parecerían repetirse en tu familia y por cualquier semejanza de vida sana que en tu familia suele repetirse.

      • Pídele al Señor que bendiga las cuatro tendencias o instintos que Él te ha concedido, a fin de que circulen por el cauce de su divina presencia.

      • Termina alabándolo y dándole gracias por todos los recuerdos que Él ha despertado en ti durante la lectura de este capítulo y con fe, agradécele por lo que en ti sanará a lo largo de la lectura de los siguientes capítulos.

      Introducción a las oraciones

      Si las raíces del árbol están sanas, este puede crecer y fortalecerse, de manera que llegue a tener un follaje saludable y robusto para dar así abundante sombra y frutos apetecibles según la especie. Sin embargo, muchas raíces de nuestras familias pudieron ser afectadas por sucesos traumáticos, que jamás fueron reparados. Como para Dios no hay tiempo, oremos por las sanación de aquellas raíces familiares que necesitan ser curadas por la misericordia divina.

      Amado Padre, yo vengo ante ti como tu hijo, teniendo gran necesidad de tu ayuda.

      Tanto yo como algunos miembros de mi familia tenemos necesidades de salud física, necesidades emocionales, espirituales, e interpersonales.

      Muchos de mis problemas han sido causados por mis propias falencias, negligencias y pecados, por los cuales humildemente pido tu perdón, Señor. Pero también pido tu perdón por los pecados de mis ancestros, cuyas fallas pudieron haber dejado sus efectos en mí, sea en el cuerpo, la mente o en el espíritu.

      Sáname, Señor, de cualquier desorden.

      Con tu ayuda y con sinceridad, yo perdono a cada uno de quienes han tenido una influencia negativa en mi vida, especialmente a los miembros vivos o muertos de mi árbol familiar, quienes directamente me han ofendido a mí o a mis seres queridos en alguna forma, o aquellos cuyos pecados han significado nuestros sufrimientos y desórdenes presentes.

      Padre, en el nombre de tu amado Hijo Jesús, y en el poder del Espíritu Santo, yo te pido que me liberes a mí y a todo mi árbol familiar de toda influencia negativa o maligna.

      Libera СКАЧАТЬ