El libro expandido. Amaranth Borsuk
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Название: El libro expandido

Автор: Amaranth Borsuk

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Comunicación & Lenguajes

isbn: 9789874161475

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СКАЧАТЬ y el costo-beneficio de uno sobre el otro, el cambio en los sistemas establecidos de producción y en el uso de los distintos soportes lleva mucho tiempo y recursos.

      El alfabeto

      El texto material, como hemos visto, surgió fundamentalmente como respuesta a necesidades administrativas: ayudó a las ciudades en crecimiento a llevar registros contables y documentos, estableció el poder de los gobernantes y codificó la práctica ceremonial. El paso de la oralidad a la alfabetización tuvo un rol central en el desarrollo que necesitaba la escritura para producir literatura y el público que esta requería: los lectores. Fue a través del desarrollo griego del alfabeto que la escritura logró un punto de apoyo lo suficientemente sólido como para promover el libro en Occidente, por lo que tomaremos aquí un pequeño desvío para establecer cómo fue que los griegos revolucionaron la palabra escrita.

      De un modo similar a los egipcios, los antiguos griegos utilizaron la escritura pictográfica (ca. 2200 a. e. c.) a partir de la cual se desarrolló, en el siglo XVII a. e. c., un sistema silábico (salpicado de algunos logogramas: símbolos que representan una palabra, una frase o un concepto). El sistema silábico, en el cual cada carácter representaba un sonido en lugar de un objeto o una idea, simplificó la lectura al tiempo que posibilitó un gran incremento del vocabulario. El hecho de que dependiera de combinaciones de consonantes y vocales, sin embargo, significa que los alfabetos requerían de una gran cantidad de caracteres para expresar dicho vocabulario: los especialistas en escritura minoica han denominado Lineal A al sistema con más de noventa caracteres y Lineal B al sistema que lo sucedió en la isla de Creta en el siglo XIV a. e. c, con setenta y cinco. Aquel sistema convirtió a la escritura en algo tan arduo que solo un grupo selecto podía dominarla. Esas formas escritas lineales, que eran convenientes para la inscripción sobre arcilla, se utilizaban principalmente para documentos administrativos.

      El alfabeto tal como lo conocemos no surgió de una fuente silábica, sino de una consonántica que se desarrolló en la península del Sinaí alrededor de 1700 a. e. c. mediante la influencia mutua entre las lenguas egipcias y semíticas. Los fenicios desarrollaron dicho sistema de consonantes en un alfabeto de veintidós caracteres durante el siglo décimo a. e. c. (32) Los griegos, a su vez, adaptaron esas letras a su propia lengua oral intercambiando consonantes que no tenían por vocales y agregando letras nuevas para suplir la ausencia de sonidos griegos. Al establecer un sistema de escritura de consonantes y vocales con un símbolo para cada sonido, los griegos explotaron la capacidad del lenguaje, ampliando la cantidad de palabras e ideas que podía representar. No solo podían esas letras transcribir el griego hablado, sino que además podían adaptarse a diversos dialectos y lenguas regionales, asegurando así su expansión y desarrollo en Occidente. Los romanos adaptaron el latín de una variante etrusca del griego alrededor del siglo VII a. e. c. y, al desarrollar su escritura durante los dos siglos subsiguientes, establecieron el uso de las letras que tendrían mayor expansión en el mundo.

imagen destacado

      La invención griega del alfabeto de consonantes y vocales aseguró el desarrollo de la alfabetización y el paso de la tablilla al rollo. Dicho alfabeto era más sencillo de aprender a leer y escribir que sus antecesores, dado que consistía en menos signos y, al igual que el sistema de escritura hierático de los egipcios, era más adecuado para la escritura sobre el papiro que sobre la arcilla, lo cual llevó a la adopción general del rollo. La dependencia del papiro llevó a otra importante invención por parte de los griegos: el cálamo. Extraído de la caña y con una punta filosa dividida, el cálamo aseguraba claridad y velocidad: con el tiempo fue adoptado, al igual que el alfabeto griego, por los propios egipcios en el siglo cuarto. (33) El incremento en la velocidad de escritura, a su vez, influyó en el desarrollo del alfabeto. El latín se escribía originalmente en mayúsculas de líneas rectas, pero a lo largo del siglo IV e. c. fue adquiriendo curvas y, en el V, minúsculas, quizás por el aumento en la producción de códices por parte del cristianismo durante ese período. Volveremos sobre las letras mayúsculas y minúsculas cuando abordemos la invención de los tipos móviles, pero es interesante destacar que la forma y los materiales de la escritura se desarrollaron de manera conjunta, incluso en este incipiente estadio, lo cual fue moldeando tanto al libro como a los escritores y a los lectores.

      El rollo y la llegada del papel

      Al igual que en la Mesopotamia con la arcilla y en Egipto con el papiro, los chinos desarrollaron su primera versión del libro, jiance, con la fibra vegetal que tenían en abundancia: el bambú, un material versátil que se utilizaba en la arquitectura, la agricultura y las artes antes de que se lo adoptara como soporte de escritura. Al tiempo que el rey Asurbanipal construía su biblioteca, en China los artesanos partían varas de bambú por los nudos, las dividían en tiras de una media pulgada de ancho, las cortaban de un mismo largo y las curaban con fuego. Pulían las tiras de un lado hasta que quedaran lisas (lo que se conocía como el lado amarillo) y las ataban entre sí con cuerdas de seda, fibras de caña o cuero de modo que se las pudiera enrollar como una esterilla para su guardado y traslado (véase figura 1). (34) Si bien en la mayoría de los casos las cuerdas se han desintegrado, algunos jiance presentan orificios en el texto o incisiones en el bambú que indican dónde hubieran estado las ligaduras. Según señala el académico Liu Guozhong, el propio nombre de los rollos chinos, “ce”, que se traduce en algo así como “volúmenes [de tiras]” (es decir: jian/tira de bambú + ce/volumen), es un pictograma que representa tiras de distintos largos rodeadas con una cuerda:. (35) Casualmente, esa forma proporciona un modelo excelente para la idea de grano: la dirección en que están dispuestas las fibras de una hoja de papel. Uno dobla el papel en forma paralela al grano para obtener el doblez más suave y asegurarse de que las páginas se puedan dar vuelta con facilidad. Tal como demuestra el artista de libros Scott McCarney a sus alumnos con una esterilla de sushi, doblar un jiance en sentido contrario al grano lo rompería como un atado de ramas y resquebrajaría el papel. (36)

      Aquella forma preliminar influyó la propia forma de la escritura china. Los jiance se escribían en tinta con un pincel fino de cerdas duras. Al igual que con los rollos egipcios y griegos, se utilizaba un cuchillo para raspar los errores, aunque a veces también se utilizaban agua y saliva. El estilo tradicional de escritura china desde arriba hacia abajo proviene directamente del propio material del libro: una tira de bambú era demasiado finita como para que cupiera más de un carácter por línea. Así, se inscribían de arriba abajo, en una columna de caracteres individuales, y el texto continuaba hacia la izquierda. Uno pensaría que los escribas también habrían podido desarrollar una orientación de arriba abajo y de izquierda a derecha, pero, una vez más, la forma impacta en el contenido. Dado que los escribas escribían con la mano derecha, las tiras en blanco se colocaban a la izquierda. Lo habitual era mover la tira pintada hacia la derecha para dejarla secar y agregar una tira en blanco a la izquierda, ya que era lo más sencillo y, por ese motivo, se las unía de ese modo. (37) Además de la disposición en forma de columna, los escribas establecieron otras características que trasladarían a los manuscritos y a los libros impresos, como la numeración de las tiras ya sea en la parte inferior de la cara amarilla o en la cara posterior, o la incorporación del número de cada capítulo y del título en la tira más externa de cada rollo, así como el título y colofón en el reverso (algo similar a lo que se hacía, según hemos visto, con las tablillas de arcilla).

      El hecho de que las tiras fueran tan estrechas contribuyó no solo al modo en que se disponía el texto, sino también en la evolución de los propios caracteres. Dado que las tiras eran tan estrechas, los escribas desarrollaron ideogramas en sentido vertical, ya que podían escribirse con mayor facilidad. Guozhong nos da los ejemplos de los caracteres que expresan “caballo” y “cerdo”, que parecen estar parados sobre las patas traseras, en lugar de estar con las cuatro patas sobre la tierra, como uno esperaría. (38) Además de caber cómodamente en los espacios que otorgaban los soportes, las figuras humanas y animales miran hacia la izquierda, indicando la dirección en la que continúan la escritura y la lectura. (39)

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