Contra la vida quieta. Elvio Romero
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Название: Contra la vida quieta

Автор: Elvio Romero

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Candaya Poesía

isbn: 9788418504037

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СКАЧАТЬ el pulso y el puño decidido.

      Has conocido al hombre cuando enseñó el severo

      reverso de su sangre poderosa y bravía,

      que luego se hizo llama de fuego y sol señero,

      torrentera boreal, remanso verdadero,

      abriendo por los montes rayos de valentía.

      Todo fue un tiempo clara severidad, tranquilo

      beso del esplendor en la luz mañanera,

      de roja claridad acostada en el filo

      de la tarde, del limpio albor llevando en vilo

      el amor, la mies clara, el sol, la primavera.

      Después... lo que sabemos! Viejo dolor ceñido

      al bulbo terrenal que la vida sustenta;

      viejo dolor de pueblo castigado y caído,

      de pueblo que levanta su ardor amanecido

      en la humillada noche como dura tormenta!

      Después... lo que sabemos! La libertad vendida,

      vendido el cielo claro, vendidas las amigas

      albas que demoraban su ramazón florida,

      vendido el aire suave, la brisa atardecida,

      vendido el corazón, vendidas las espigas!

      La libertad, fogosa, reclama nuestra mano,

      dulce como los sueños, roja como la brasa

      de un tizón que resalta hacia un confín lejano.

      La libertad, tan simple como un trigo lozano,

      cual la mesa raída y el vino de tu casa.

      ¿Escucharás también la nueva melodía?

      ¿No has aguardado acaso que la vida recobre

      la fabulosa gracia de vivir la alegría,

      de vivirla en las cosas más tiernas cada día,

      en el bucle de un niño o en tu mantel de pobre?

      Cuando regrese, Julio, habrá flores dichosas

      acogiendo el anuncio de las nuevas semillas.

      Todo tendrá el aroma de las cosas sencillas.

      La tierra, el alba pura se abrirán generosas.

      Nosotros, como siempre... cantando maravillas!

      PARAGUAY BAJO EL CIELO

      Y aun vosotros,

      resquicios ignorados, sitios despavoridos,

      fabulosos confines de mi encendida patria:

      ¿aún seguiréis así, hacinados,

      hurtándonos del pecho manantial inflamable,

      dejándonos la misma voz profunda

      como ráfaga usable para mejores días,

      estas gargantas secas, despiadadas,

      como un torrente antiguo de todas las llanuras?

      ¿Qué hay, valles profundos,

      qué hay entre vosotros y mi sangre,

      soledosos arcones, patios inmemoriales,

      que así, sin posible reposo,

      busco quemar la voz en vuestra luz temible?

      ¿Qué habéis hecho de mí que cuando toco el pecho

      buscando un pecho de hombre

      toco llanuras áridas, parajes solariegos,

      un espeso y viviente follaje conmovido?

      ¿Qué habéis hecho de todos vuestros hijos,

      con qué desasosiego desplomasteis la noche

      sobre el granito férreo de sus hombros;

      con qué cruel arcilla modelasteis sus torsos,

      en fragor de qué yunques vegetales sus manos

      que ya parecen árboles andantes,

      activas vestiduras de raíces fragantes?

      ¡Bien sé que ahora poco

      o nada valdría la voz si no llevara

      un puñado siquiera de ese fragor intacto

      que bruñe el consumido rumor de vuestra música,

      la herencia enloquecida del polvo y del escombro

      que horada vuestros límites de sombra,

      sin que nos duela el alto ramaje castigado,

      sin que nos acometa una sed

      de rabiosas centellas!

      Estos ácidos frutos

      de violentas pasiones, de zumos desabridos

      que ahora masticamos al trajinar el polvo,

      irremediables frutos de penuria y recuerdos:

      ¿acaso han madurado bajo el reloj de arena

      de estos años difíciles

      o es que son el resumen intacto y poderoso

      de vuestra savia trágica y oscura

      que nos arredra el fondo caliente de la sangre?

      ¡Pero qué amargo pozo,

      pero qué amargo pozo si alguna vez dejara

      de nutrirme en vosotros de un aliento terreno;

      qué amargo andar gozando claror de albas ajenas,

      no padecer la fiebre

      de esos hendidos y hoscos territorios lejanos,

      de СКАЧАТЬ